TLC con Chile: “El gobierno se equivoca e insiste cuando el FA ya dijo que no”

Roberto Chiazzaro, diputado del Partido Socialista – Frente Amplio


El Frente Amplio (FA) va a definir el mes que viene si apoya o no la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Chile, pero gran parte de sus representantes ya se han manifestado en forma contraria. Pese a esto, el Poder Ejecutivo sigue insistiendo en su concreción. El diputado socialista y vicepresidente de la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara Baja, Roberto Chiazzaro, explicó a CRÓNICAS por qué cree que este acuerdo perjudicaría al Uruguay.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-Además de alejar a la oposición del oficialismo, el TLC con Chile divide a la interna del partido de gobierno. ¿Por qué gran parte se opone?

-El TLC con Chile no tiene una gran envergadura, pero es una forma de negociar que para muchos de nosotros perjudica los intereses de Uruguay.

-¿Por qué motivos?

-En primer lugar, es un tratado sobre el cual no tenemos ninguna evaluación de impacto, por lo tanto no sabemos si va a ser favorable o no para el país. Segundo, el acuerdo es de servicios y comercio electrónico. El tema de los servicios ya lo vimos oportunamente cuando le dijimos “no” al TISA (Acuerdo sobre el Comercio de Servicios), porque introduce una serie de disciplinas que son inconvenientes para el país. Por ejemplo, para la solución de controversias tendríamos que recurrir al Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones), y ya se ha comprobado que es un mecanismo tremendamente perjudicial. De hecho, en este momento Uruguay está enfrentando cuatro juicios vinculados con esa institución.

Después, hay varias cláusulas que son desfavorables, como la negociación por listas negativas. Esto implica hipotecar el futuro porque no sabemos a qué estamos abriendo nuestro mercado. Es decir, lo que rechacemos negociar ahora, no podremos ampliarlo luego.

-¿Qué puede pasar entonces por esa cláusula?

-Puede pasar que mañana aparezca una nueva tecnología en comunicación, por ejemplo, y como no nos opusimos en el tratado a eso, automáticamente tenemos que aceptar esa negociación. Lo que debemos hacer es acordar por lista positiva, que significa especificar qué cosas aceptamos negociar, y todo lo que no mencionamos queda rechazado.

Este pacto opera también en materia de propiedad intelectual, lo que sienta un precedente malo para las futuras negociaciones que podamos llegar a hacer con la Unión Europea.

-Otro argumento contrario de una parte del FA es el acercamiento que implicaría la firma de este TLC a los acuerdos que negocia la Alianza del Pacífico (AP).

-Sí, porque hay una estrategia que busca integrar al país a la AP, y eso es negativo porque estamos negociando con países con los cuales tenemos muy poco intercambio comercial y se nos quiere llevar a otros tipos de acuerdos más globales como el TPP11 (Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico). Eso nos llevaría a impulsar una política liberalizadora de apertura comercial que puede resultar muy inconveniente para un país que tiene una necesidad imperiosa de modificar su matriz de producción. Esto no significa abandonar lo que estamos haciendo, pero no podemos seguir dependiendo de la exportación de commodities y de productos del agro y teniendo cinco o seis productos exportables para competir.

“El TLC con Chile no tiene una gran envergadura, pero es una forma de negociar que perjudica los intereses de Uruguay”.

-¿Y en cuanto al comercio electrónico?

-Nosotros no tenemos necesidad de negociar comercio electrónico porque recién estamos desarrollándonos en esa materia, entonces tenemos que salvaguardar esa área.


“La apertura comercial es viable si no hay condicionantes que comprometan al país”

-Más allá de este TLC en particular, ¿usted cree que Uruguay necesita abrirse al mundo?

-Por supuesto que sí, el tema es de qué forma nos abrimos al mundo. Uruguay comercia con 140 países, o sea que nadie puede decir que es una economía cerrada, pero el tema es cómo nos abrimos, y ahí es importante poder preservar algunos intereses.

Además, este tipo de negociaciones se condicen con la doctrina neodesarrollista, que apunta a una apertura de mercado que cree en la libertad del comercio. Pero yo creo que es un acuerdo que no nos beneficia en nada.

-Sin embargo, el gobierno insiste en la concreción de este TLC.

-Nosotros con Chile tenemos arancel cero en materia de intercambio comercial, un tratado bilateral de inversión, uno de compras públicas y otro de tributación, y el comercio que mantenemos con ese país es de 170 millones de dólares. O sea, no es tan importante como para tener que firmar un nuevo contrato, y más en materia de servicios.

“No veo que haya un gran apuro en resolver este TLC, cuando en el propio Chile todavía no se aprobó”.

Creo que el gobierno se equivoca e insiste con algo sobre lo cual la fuerza política ya se había manifestado en sentido contrario, y esto resulta preocupante. En un mundo que evoluciona muy aceleradamente, donde los países desarrollados siguen teniendo ventajas abrumadoras con respecto a países como el nuestro que consolidan una situación de dependencia, para salir de ella tenemos que proteger inteligentemente los mercados.

-¿A qué atribuye las diferencias internas en el oficialismo en torno a este tema?

-Forma parte de la historia del FA que haya posiciones dispares. Aparte es un partido de masas, donde interviene el militante de a pie, que a través de su Congreso y de los Plenarios tiene representantes.

-La oposición, que es favorable al TLC, pretende resolverlo este año.

-Yo no veo que haya un gran apuro en resolver este TLC, cuando en el propio Chile todavía no se aprobó. Lo que hay es una gran ansiedad por quienes entienden que la apertura comercial es el camino de salida y yo creo que la misma puede ser viable en la medida que no haya condicionantes que pongan al país en una situación comprometida.