“Todos cuando no son gobiernos dicen lo que hay que hacer, pero cuando llegan, lo más fácil siempre es resolver con atraso cambiario”

Facundo Márquez, presidente de la Unión de Exportadores del Uruguay

Con expectativas optimistas para el año en curso, el presidente de la gremial que nuclea a los exportadores uruguayos se niega a decir que va a ser un año excelente, puesto que “hay una cantidad de empresas que la están pasando mal”, debido a problemas de rentabilidad. En diálogo con CRÓNICAS, Márquez abordó los problemas que enfrenta Uruguay, los desafíos de la inserción internacional y se refirió a algunas cuestiones en las que el gobierno “no cumplió con las expectativas”.

-El 2023 fue complejo para el comercio exterior, con una caída de las exportaciones de bienes por menor demanda y menor precio. ¿Qué expectativas hay para el sector este año?

-Si bien el 2023 fue un año que se puedo haber visto como malo, porque bajamos respecto a 2022, en realidad en términos históricos fue un año bueno, a pesar de todos los eventos que provocaron que cayeran las exportaciones. Ni que hablar del tema del clima, que solo por eso este año prevemos que la producción agrícola va a aumentar. No hay que olvidarse que empezó la guerra, que también impactó. Mucha exportación con destino a Rusia prácticamente se trancó y recién ahora se empezó a reactivar. Esos también van a ser números que van a aumentar para este año. También vamos a tener UPM2 funcionando a pleno, con lo cual la exportación de celulosa va a pasar a ser el principal producto exportado del país. En términos de la carne, si bien China sigue cayendo en cuanto a los volúmenes y los precios están relativamente deprimidos, creemos que hay cierta estabilidad en los precios, inclusive puede ser que haya algo mejor, pero el volumen viene relativamente bien. Entonces, lo que prevemos es que va a ser un buen año. No sé si en los términos del 2022, que fue excelente, pero creemos que va a ser un año bueno.

-¿Un buen año para todos?

 -Los volúmenes de exportación están dados por las industrias más importantes. Este 2024 va a ser un buen año en términos globales. Aun así, hay algunas empresas que tienen más problemas que quedan tapados por los grandes números. Tratamos de no decir que este año va a ser excelente, cuando quizás hay una cantidad de empresas que la están pasando mal. Muchas de ellas tienen destinos en Argentina, donde hemos tenido muchos problemas, y aunque son menores que antes, los seguimos teniendo. Además, el tipo de cambio ahora tampoco está ayudando a exportar para allá. Esas empresas quizás en términos globales no se ven muy grandes, pero tienen mucha mano de obra. También tenemos un tema de financiamiento, de capital de giro y no es que puedas redirigir tu producción. Es muy difícil redireccionar a otros destinos los productos de ese tipo de empresas, que son de alto valor y que tienen temas de producción ya organizados.

La problemática está en términos de las rentabilidades, que muchas las pueden sobrellevar, pero hay muchas (empresas) que están sufriendo la pérdida de rentabilidad por los costos internos que tenemos, de problemática de acceso y aranceles para el exterior.

-Seguimos siendo un país muy primarizado en su canasta exportadora. ¿Cómo se puede hacer para generar un salto de calidad que nos deje menos expuestos a estas volatilidades?

-El tema de que somos primarizados es relativo. Sí somos primarizados, pero somos menos que antes. El claro ejemplo es que el principal producto de exportación hoy es la celulosa, que si bien no es el papel, es un producto intermedio que sale de la madera. Entonces ya no somos tan primarizados como quizás lo éramos hace tiempo. Lo que pasa es que para agregar valor no solamente hay que trabajar en lo que es innovación, tecnología, inversión, sino también hay que hacerlo en costos internos. No es que los exportadores no le agregamos valor porque no queramos, no le agregamos valor porque no somos competitivos; y si le agregamos valor quedamos fuera del mercado.

-¿Se invierte lo suficiente?

-Inversiones siguen viniendo, pero vienen a los sectores que tienen gran rendimiento o son de mucho volumen y que tienen margen para soportar algunos temas de competitividad. Hoy veía que salió una encuesta de Uruguay XXI que dice que las inversiones siguen viniendo porque tienen condiciones que otros países de la región no tienen, como estabilidad macroeconómica, seguridad jurídica, fortaleza institucional. Todo eso es muy importante para las grandes inversiones. Ahora, para otro tipo de inversiones eso es condición necesaria pero no suficiente. Si además de todo eso nosotros fuéramos competitivos, podríamos tener mucha más inversión, más valor agregado, mucho mejor trabajo y mejores salarios. Es tan simple como eso.

Cuando hablamos de las inversiones, un tema clave es que todo tiene que ser muy bien pensado para que grandes inversiones no terminen afectando el sistema en general. Por ejemplo, vienen inversiones de miles de millones de dólares para determinado sector, y si no tenemos los cuidados suficientes, ese ingreso masivo de dólares puede llevar a un exceso de dólares en el mercado y hacer caer el tipo de cambio a niveles que muchas otras industrias no lo podrían resistir. Queremos que las inversiones vengan, pero también que se tomen los recaudos necesarios para que estas no terminen colapsando parte del resto del sistema.

-La necesidad de apertura comercial fue una bandera del gobierno cuando asumió. Ya entrando en el último año de mandato, ¿diría que estuvo a la altura de las expectativas? ¿Se ha hecho lo suficiente en esa dirección?

-La inserción internacional es un tema complejo. No es solo voluntad de una parte. Para bailar el tango se precisan dos, pero para este caso se precisan más que dos, porque nosotros estamos dentro del Mercosur, entonces dependemos de lo que hagan Argentina y Brasil. El otro tema es que se necesita tiempo. A veces Uruguay tiene urgencias que otros países no, entonces exigimos tiempos que a veces no son los reales. Si bien fue una de las banderas que el gobierno tuvo, y que tiene, no hay que perder de vista que tuvimos dos años de pandemia. Si bien hubo reuniones virtuales, es muy difícil avanzar virtualmente en estos temas, porque se trabaja en función de actas y lo que formalmente está estipulado en las agendas, y no se conversan otra cantidad de temas que se van hablando informalmente.

Después tuvimos otro buen tiempo en que las estrategias que tomó la dirección de la Cancillería, para nosotros, no eran acertadas. Recién ahora creemos que se está encaminando, pero queda un año de gobierno, y estamos en año electoral. Entonces, el gobierno no colmó las expectativas, porque la inserción internacional es una de esas cosas que no se lograron. Amí me gustaría que eso no quede solamente dentro de la estrategia de un programa de gobierno, tiene que ser una política de Estado, porque estas cosas son de largo plazo, son estratégicas, y son parte fundamental de un país como Uruguay, que la forma que tiene de crecer es exportando e insertándose en el mundo; entonces, tiene que ser algo consensuado en el largo plazo.

-¿Cree que puede haber consensos?

-Puede ser con algunos matices, pero los objetivos de hacia dónde vamos y ciertas estrategias generales de cómo vamos tienen que ser consensuadas entre todos los partidos políticos, entre la academia, entre el sector privado, y entre el sector trabajador. Tiene que haber un cierto consenso y eso es lo que nosotros desde la UEU venimos trabajando desde hace tiempo, generando mesas de trabajo en la cual invitamos a todos estos sectores.

-¿Hay una estructura bien armada para negociar?

-Tenemos que aggiornar las estructuras institucionales de negociaciones. Hay diferentes opciones, pero en el mundo muchos países han creado ministerios de comercio e inversión o secretarías especializadas en tratar los acuerdos comerciales. En general los temas de tratados internacionales en los países del mundo dependen del Ministerio de Economía, y no del canciller. Si bien acá trabajan juntos, el liderazgo lo lleva Cancillería y por su funcionamiento y estructura, en la cual los embajadores están un tiempo y se van, no se logran equipos que permanezcan por muchos años en el tiempo. Cuando vas a negociar con otros países encontrás equipos que hace diez años que negocian propiedad intelectual. Acá si bien tenemos buenos equipos, existe poca experiencia y muchas veces van rotando. Y ahí hay que arrancar casi de cero.

Otro de los temas en los que estamos trabajando es en el fortalecimiento de Uruguay XXI. Y acá claramente, este gobierno, en lo que creemos que tiene que ser el rol de Uruguay XXI, para nosotros fue debilitado. Primero porque sacó al sector privado del directorio. Al mismo tiempo creó un consejo consultivo que sí tenía participación de los privados, ese consejo nunca se formó. Uruguay XXI, si bien está haciendo un muy buen trabajo, tiene determinadas atribuciones que le dio este gobierno que nosotros creemos que son cortas en cuanto a todo lo que tendría que hacer y que vemos que en otros países funciona muy bien.

-¿Preocupa que la campaña electoral desvíe la atención de temas que son relevantes?

-Sí, mucho. Me preocupa que no se discutan los temas que realmente le debería importar al país. Ahora empezamos una ronda con todos los precandidatos presidenciales, y hay un tema que es muy importante para nosotros, que es mantener el nivel de discusión que el país históricamente ha tenido. De hecho, estos últimos días vemos que la campaña se desvirtúa un poco. Nosotros lo que tratamos de hacer es romper las lógicas partidarias electoralistas de pensar en corto plazo, y tratar de obligar al sistema político a pensar más allá. Esto implica discutir los temas importantes, como el plebiscito de la reforma a la seguridad social. Esto es algo que nos preocupa, porque creemos que el sistema actual es mucho mejor que el que había antes. Pero además nos preocupa que no se está discutiendo la alternativa.

-¿Cómo analiza la situación de competitividad de Uruguay?

-Uno de los temas más importantes es el tema del dólar. Venimos con un atraso ya muy importante, reconocido por el Banco Central, pero además no solamente es la cuantía del atraso, sino es el tiempo en el cual lo venimos arrastrando. Y esto va mellando cada vez más a muchas empresas. Esto no tiene que transformarse en una discusión dólar-inflación, porque a mí de nada me interesa subir el dólar si me sube la inflación, (…) pero el dólar no tiene que ser usado solamente como el ancla de la inflación, porque ya todos saben las consecuencias que genera en el mediano y largo plazo. Todos cuando no son gobiernos dicen lo que hay que hacer, pero cuando llegan, lo más fácil siempre es con atraso cambiario. Acá lo que hay que hacer son reformas, y el sistema político tiene que tener la responsabilidad y la valentía de hacer las reformas que hay que hacer.

Otro tema es la falta de competencia. Hay determinados mercados en los que no hay competencia, y eso te genera sobrecostos que terminan afectando a toda la economía. Hay tasas y habilitaciones de todo tipo, que nosotros tenemos que ir facilitando para que mejore la competencia, para que bajen los costos de importación. Y dentro de los costos de importación y de exportación están los costos logísticos. Y en un país que está lejos de todo, porque Uruguay está geográficamente lejos de los grandes compradores del mundo, los temas logísticos son muy importantes.

-La Unión de exportadores hizo un cálculo estimativo de la deuda de los importadores argentinos con los exportadores uruguayos, y la cifró en US$ 200 millones. ¿Cómo se cobra ese dinero y qué se está haciendo?

-No es algo que solamente dependa de Uruguay, sino que dependemos de Argentina. Si bien este es un tema puntual entre privados, el tema es que no depende de que el importador no quiere pagar. El problema es que Argentina no tiene los dólares, el problema que el sistema de importadores de Argentina le debe a los exportadores del mundo en el entorno de US$ 45.000 millones, comparado con los US$ 200 millones de Uruguay. Lo que estamos tratando de hacer con el gobierno es que nos ayude a intermediar, a encontrar alivios intermedios. Hay muchas empresas que mientras no cobran esas deudas, precisan un financiamiento estándar. Una de nuestras propuestas fue que el gobierno tenga alguna consideración en las tasas de interés para el financiamiento de algunas empresas, para ayudar.

-¿El acuerdo Mercosur-Unión Europea es una utopía?

-Yo nunca le diría utopía. Tuvimos una ventana de oportunidad en el segundo semestre de 2023, pero hoy creo que es muchísimo más difícil lograr un acuerdo, porque esos acuerdos dependen de los parlamentos europeos. Todo indica que ahora se renovará el parlamento, y que estará conformado por parlamentarios mucho más nacionalistas. El impacto que ha tenido Ucrania en el sector agrícola europeo fue muy fuerte, entonces no quieren abrir otro frente con el Mercosur. Entonces hoy la veo muy difícil. Uruguay tiene que pensar en otras alternativas. Una clara a la que estamos apuntando fuertemente es el Transpacífico. Es el bloque comercial más grande del mundo, es muy complementario con nuestras producciones, estamos haciendo muchísima fuerza para lograr entrar. Además creemos que no debemos concentrarnos solamente en esos grandes bloques, porque hay muchos lugares a los que Uruguay puede entrar y no ha entrado. No es un tema únicamente de aranceles.


“Los organismos multilaterales están mucho más débiles”

A nivel internacional se ve un aumento de las tendencias proteccionistas. ¿Eso genera preocupación?

-Sí, por supuesto que sí. Un ejemplo es el tema del parlamento europeo bloqueando el acuerdo Mercosur-UE, que juega en contra de la intención de Uruguay de abrirse al mundo. Nosotros no solamente precisamos países más abiertos al mundo sino que además notamos que los organismos multilaterales están mucho más débiles de lo que fueron hace años, y eso es una contra para países chicos como Uruguay. Como muchos países saben que estos organismos multilaterales están disminuidos, la forma que tienen los países de protegerse es ingresando a los bloques comerciales. Por eso para Uruguay entrar en un acuerdo como el Transpacífico, que está integrado por muchos países, sería una forma también de protegerse geopolíticamente. Ya no solo pensando en temas comerciales. Es peligroso para el país quedarse solo, sin bloques fuertes alrededor.

-¿La OMC está atada de manos en su posición de facilitar el comercio internacional?

-Sí. Está debilitada, porque el mundo está muy polarizado y estos organismos multilaterales, que para Uruguay son muy importantes, están debilitados. Por eso Uruguay tiene que buscar también alternativas de pertenecer a bloques fuertes.