Villarreal: En el FA hay gente que justifica gobiernos que violan DDHH porque son de izquierda

Nelson Villarreal, secretario de Derechos Humanos de Presidencia de la República


Para Villarreal, los derechos de las personas tienen que ser defendidos en todas las condiciones, y para ello es importante dejar de lado lo geopolítico. “Hay gente que justifica a los gobiernos que violan los derechos humanos (DDHH) si están dentro del espectro de izquierda, pero si están dentro del espectro liberal, los cuestionan, o a la inversa”, criticó. Además, lamentó que en el Frente Amplio (FA) hay quienes piensan así porque pierden la perspectiva de los principios fundamentales de los DDHH. El jerarca habló también sobre la desconfianza en el sistema político, advirtió por el avance de los evangélicos en la política y opinó sobre Sendic.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-Las últimas encuestas han dado cuenta de un aumento del descreimiento en el sistema político, según algunos analistas. ¿Qué interpretación hace usted de este tema? ¿Cómo puede afectar a la democracia?

-El talón de Aquiles de la democracia tiene que ver con que inevitablemente la incertidumbre y el descontento, a veces terminan jugando con un peso mayor que los datos de la realidad. En las redes sociales, por ejemplo, la gente prefiere la emocionalidad del dato inmediato que razonablemente comprender lo que sucede. Estamos viviendo un fenómeno de decrecimiento de la percepción democrática. Muchas veces la política queda reducida a lo partidario, y se produce una desvinculación entre la ciudadanía y aquellos que la representan.

¿Cómo puede impactar? Cuanto más se aleje el sistema político de la gente, tenderá a generarse un extrañamiento. Es decir, si se sigue la tendencia a perder espacios de diálogo, entonces se va a deteriorar la democracia. El gran desafío es cómo innovar para generar espacios de encuentro donde no se nieguen las diferencias y los conflictos.

-¿Es posible revertir esta desconfianza hacia los políticos de cara a la próxima elección?

-Yo creo que sí, siempre y cuando haya una reapropiación del espacio público, donde el sistema político escuche a la gente.

-¿El sistema político no escucha a la gente?

-Uruguay ha logrado ampliar su capacidad de inclusión, ha dado respuestas. Por un lado, la dinámica de inclusión genera una demanda que puede ser legítima en algunos casos, porque es muy lento el proceso, y las nuevas generaciones y algunos sectores creen que habría que ir más rápido. Pero por otro lado hay que lograr mayor capacidad de respuesta, identificar los problemas más allá de las ideologías y tratar de abordar su resolución. En ese sentido estoy de acuerdo con que la política tiene que salir a escuchar.

-¿Cuánto de responsabilidad tienen los políticos en este descontento con el sistema?

-Yo creo que no se le puede quitar responsabilidad al que representa a los ciudadanos, en el sentido de que debe ser consistente con sus propuestas y eficiente en lo que hace. El sistema político tiene parte de responsabilidad, pero no es el único.

-¿Y cuánto pesa en esto el tema de la ética?

-La ética es la toma de decisiones con responsabilidad. Los mecanismos de monitoreo y las normas que hagan que el que ejerce un rol político o de gestión no lo haga a su discrecionalidad, son muy importantes. Hoy estamos viendo que el deterioro pasa por esto, porque se percibe que alguien en su discrecionalidad hace uso o abuso de recursos que son de todos, o se utiliza el argumento de la ética para la confrontación política.

-¿Cree que lo de Raúl Sendic y lo de Leonardo De León pudo haber contribuido a este descreimiento de los políticos?

-Yo creo que los hechos en sí mismos no son los que determinan, sino cómo la gente se apropia de ellos. Es decir, que se los haya sancionado se ve como un valor ético. Lo que ellos hicieron es incorrecto y debe ser juzgado como tal; el Tribunal de Conducta Política fue muy claro al respecto y el FA los sancionó, por tanto ese es un valor político: la no ambigüedad. El que se haya demorado tanto tiempo para tomar la decisión puede ser un tema de discusión, pero eso tiene que ver con cómo se gestiona la política.

“Que Sendic siga haciendo política instala una dualidad que impide tener un parámetro común de cuál es el límite”.

-¿Fue excesivo el tiempo que demandó tomar la decisión?

-Sí, se tendría que haber resuelto antes, pero no solamente por parte de la fuerza política, sino también por parte de los involucrados. Si alguien está implicado en algo que no queda claro, dar un paso al costado es lo más pertinente para el bien del objetivo de la política, porque las reivindicaciones individuales inciden y eso genera mayor deterioro. Lo que más puede afectar hoy es que no se acepten los marcos básicos del ejercicio de la política.

-De todas formas, Sendic va a seguir haciendo política pese a la sanción.

-Eso instala una dualidad que no le hace bien a la política, que impide tener un parámetro común de hasta dónde se debe llegar, de cuál es el límite, y eso es parte de la ética. Es decir, se da una señal de que en última instancia basta el convencimiento propio, y entonces se pierde la referencia del ser social, de la estructura política, de la sociedad. Por tanto, sin entrar en la discusión de lo que sucedió, lo que parecería ser más problemático es que se deje un espectro tan amplio de interpretación, que termina haciéndole mal a la política.


“En el FA hay quienes pierden la perspectiva de los principios fundamentales de los DDHH”

El secretario de DDHH fue enfático con que los derechos de las personas tienen que ser defendidos en todas las condiciones, y que se debe condenar la violación de los DDHH en todos los lugares. En ese sentido, cuestionó la obsesión que a veces se tiene por este tema con Venezuela o con Nicaragua, y no “con las 200 mil personas que murieron en México o las 40 mil que murieron en Colombia”. “Hay democracias más restrictivas y otras más plenas”, explicó, y sostuvo: “En Brasil se violan los DDHH. ¿Es más democrático Brasil que Venezuela? Yo no lo tengo tan claro”.

A su vez, lamentó que a la izquierda le cuesta discutir estos temas, y resaltó la importancia de dejar de lado lo geopolítico, ya que “hay gente que justifica a los gobiernos que violan los DDHH si están dentro del espectro de izquierda, pero si están dentro del espectro liberal, los cuestionan, o a la inversa”. Sobre esto, opinó que en el FA hay quienes piensan así porque pierden la perspectiva de los principios fundamentales de los DDHH.

“En lo que ha derivado Venezuela tampoco es el ejemplo de lo que nosotros concebimos como izquierda, por tanto debe ser condenado, pero hacerlo no me puede impedir ver que la violación a los DDHH hasta puede ser más fuerte en otros países, como Colombia o México”, reflexionó.


El avance de los evangélicos “está más ligado al interés de ejercer poder, que a la religión”

Consultado acerca del avance de los evangélicos en la participación política, Villarreal expresó que han emergido determinadas corrientes neopentecostales o evangélicas, “que están más ligadas a una cultura de la relación con el mercado y con el poder, que generan mecanismos que terminan siendo altamente manipuladores de la conciencia y de la ciudadanía”.

En esa línea, advirtió que ha surgido un fenómeno en América Latina, y que también está sucediendo en Uruguay, que “parece estar más ligado al interés de tratar de incidir y normativizar al Estado para ejercer poder, que a las tradiciones religiosas”.

Finalmente, sostuvo que es muy importante que la política analice esto y pueda dialogar con las distintas tradiciones para establecer cuáles son los límites. “Estamos ante un fenómeno político, más que religioso, que debe ser debatido políticamente. Se están configurando formas de poder que utilizan la religión para normativizar el Estado, para excluir gente o para poner bajo sospecha determinadas agendas de derechos”, concluyó.


Los DDHH en diálogo con la gente

En diciembre, mes de los DDHH, desde la Secretaría que dirige Villarreal realizaron las denominadas mesas para la paz, donde visitaron algunos departamentos del país con el objetivo de reflexionar con la gente sobre DDHH, democracia y desarrollo.

Comenzaron por Colonia, donde se abordó ese tema y su vinculación con las personas en situación de discapacidad. Continuaron en Salto, para dialogar sobre la convivencia y los DDHH. Luego arribaron a Atlántida, y allí se centraron en la cultura de paz y los DDHH. Más tarde, en Montevideo, se concentraron en la Plaza de la Democracia, y recorrieron los monumentos junto a los ciudadanos. Después fueron al Chuy, a la Frontera de la Paz. Finalmente, culminaron las actividades en Rivera, donde trabajaron temas como la migración, la frontera y la diversidad.

En todas las instancias se realizó un taller sobre derechos en el territorio, un conversatorio con su respectiva temática, y para finalizar, un espacio para una expresión cultural.