Vida, pasiones y muerte de una estrella de Hollywood, según quien fuese su último y joven amante

Gloria Grahame > EL OCASO DE UN PASADO

Por Álvaro Sanjurjo Toucon

Las estrellas de cine nunca mueren (Film Stars Don’t Die in Liverpool). Reino Unido 2017

Dir.: Paul McGuigan. Con: Annette Bening, Jamie Bell, Julie Walters, Peter Turner, Vanessa Redgrave.

El título con que se exhibe este film en los países hispanoparlantes de latinoamérica: “Las estrellas de cine nunca mueren” parece ser una referencia  genérica a las figuras de la pantalla, en tanto la traducción del original en inglés: “Las estrellas de cine no mueren en Liverpool” se refiere concretamente a la actriz norteamericana Gloria Grahame (1923-1981), destacado y hoy olvidado sex symbol en los años 40 y 50 –ganadora de un “Oscar” como actriz secundaria en “Cautivos del mal”-, retratada aquí en los años previos a su muerte, ocurrida a las pocas horas de llegar a Nueva York, tras dejar, ya agonizante, la casa familiar de su joven amante en Liverpool.

El film se centra en la relación de Gloria Grahame (Annette Bening) con su joven amante Peter Turner (Jamie Bell), mientras que el guión adapta un libro de memorias del propio Peter Turner (quien a la vez actúa representando a su padre).

Abordar una etapa final de la actriz, tomando únicamente su relación sentimental con un modesto joven de Liverpool, aspirante a actor, veinte años menor que ella, hubiese sido escasamente atractivo para una mayoría a la que poco o nada dice el nombre de Gloria Grahame. Un escollo hábilmente salvado por el guión de Matt Greenhalgh (adaptando texto autobiográfico del actor Peter Turner, más precisamente el último y joven amante de la actriz) al completar ese pasado no visto aquí, con constantes referencias al mismo; ya sea mediante elocuentes palabras de los diálogos, fragmentos de films, la fugaz presencia de alguien surgido del túnel del tiempo, la implacabilidad familiar de madre y hermana, o las silenciosas miradas que recaen sobre objetos que mucho expresan o sugieren acerca de una vida sentimental tumultuosa. Así irrumpe Gloria Grahame y su anterior trayectoria de “femme fatale”. La mujer que fuera sorprendida por uno de sus cuatro maridos, el realizador Nicholas Rey, mientras mantenía relaciones sexuales con el adolescente hijo de éste, con el que años después se casaría.

Décadas después, Woody Allen protagonizaría “incesto” similar con la hija adoptiva de quien era su esposa.

No obstante, la cuidadosa estructuración del guión sobre los recuerdos de Peter Turner, el joven amante de Liverpool, es insuficiente en lo que hace a su profundidad dramática, suplantada por un mensaje moralizante. Al igual que en los melodramas hollywoodianos donde brillara Grahame, la “mujer fatal”, en tanto es protagonista, será finalmente redimida por la pureza de un amor sin barreras.

Un amor que desea ganarle a la muerte, convirtiendo la realización en satinado melodrama con puntuales y brillantes recursos narrativos. El film se basa en memorias de Peter Turner y como tal es su visión subjetiva; estamos viendo instancias vividas en ese instante pero también aquellas que son recuerdos de Peter en su relación y descubrimiento de Gloria.

Subjetivismo que conduce a visiones idílicas y sacrificadas de ribetes escasamente creíbles. Turner hace de su padre, madre, hermano, y hasta de sí mismo un ejemplo de abnegación  y solidaridad, concebibles solamente por aquel Hollywood exteriormente puritano en el cual supo brillar Gloria Grahame.

Turner, que incluso actúa representando a su bonachón padre, por momentos hace que su actriz decadente y su joven y ambicioso amante, se conviertan en veraces émulos de Gloria Swanson y William Holden en la magistral “El ocaso de una vida” (Sunset Blvd., EE.UU. 1950, dir.: Billy Wilder), para finalmente “santificarse” a sí mismo y familia.

El drama de la decadencia artística insinuado al comienzo, se convierte en melodrama de golpe bajo en torno a un ser humano enfrentado a dolorosa y terminal enfermedad. Ante una y otra alternativa, Annette Bening despliega un espectro histriónico de admirable vigor dramático, el que incluso parece trasmitir reflejos a la labor por instantes opaca de Jamie Bell, como el joven y ambicioso actor de Liverpool.

Cine británico con indisimulados sabores del Hollywood de los 40 y 50.