Conversaciones: un tema que todos creemos conocer bien

Si nos detenemos a pensar a qué dedicamos el 80% de nuestro tiempo cada día, sin duda las conversaciones están en un primer plano incuestionable. Ya sea en el ámbito laboral, familiar o social, nuestra vida gira, se organiza y se planifica en torno a las conversaciones que mantenemos. 

Por: Lic. Silvana Piccininno – CIM & ASOCIADOS

Las conversaciones contribuyen a crear puentes en las relaciones   interpersonales, entendiendo que las mismas tienen un sentido de ida y vuelta, de hablar y escuchar, de escuchar y  hablar.

La palabra tiene un poder muy fuerte, del que muchas veces no somos tan conscientes. Podemos elogiar, reconocer, empoderar o lastimar, herir, generar inseguridades e influir sobre otros de manera positiva o negativa. La palabra puede actuar como elemento motivador, puede reforzar el sentimiento de pertenencia a un grupo o a una organización, o por el contrario, desalentarnos a realizar propuestas porque no somos escuchados. 

Al conversar construimos nuestra realidad con el otro y lo hacemos partiendo de nuestros modelos mentales, de la forma en cómo percibimos e interpretamos nuestra realidad.  Vamos elaborando  nuestras creencias, que terminamos tomando como la propia realidad. Una  realidad  que es compleja y múltiple.

Cada uno de nosotros percibe a través de “lentes”  un aspecto de la realidad. Es importante que esto lo tengamos presente, principalmente cuando nuestro punto de vista es diferente al de la persona con la que estamos comunicándonos.

¿Cómo se desarrolla una conversación? 

Un elemento importante en cualquier conversación y más en una difícil, es manejar nuestra conversación interna: se trata de  lo que pensamos y lo que sentimos, sucede en nuestra columna izquierda del cerebro, es decir que nuestros pensamientos y emociones, se desarrollan dentro de nosotros generando reacciones. Por tanto, es muy importante atender esa conversación interna, porque es previa y determina  luego lo que expresó a través de la palabra. Debo cuidar lo que digo y como lo digo, nuestra columna derecha, es la que se encarga de expresar de forma más o menos elaborada, lo que pienso en mi  columna izquierda. 

El  modelo CEMA, nos brinda una serie de pautas para construir a la hora de diseñar una conversación difícil y que se desarrolle de la mejor manera posible.

Existe una preparación, 4 fases y un post, pero sobre todo una actitud que debe estar presente en todo el proceso: la escucha.

Aportes de la obra de Enrique Sacanell coach sistémico en su libro ¿Cómo se lo digo?

  1. Prepárate: A mayor preparación, más posibilidades de éxito, aunque tengamos que improvisar. Esto incluye tener  claros nuestros objetivos; conocer nuestra emocionalidad; cuestionar nuestra conversación interna (que me estoy contando a mí mismo); pensar en cómo es, piensa y siente la otra persona.
  2. Construye el contexto adecuado: El inicio es muy importante. Tenemos que ser capaces de dar seguridad a la otra persona y aclararle el contenido y objetivo de la conversación. También es importante el lugar y contar con el tiempo necesario.
  3. Explora el punto de vista de la otra persona: antes de plantear nuestra opinión y propuesta es fundamental dar cabida a que el otro exprese cómo ve el tema. Hacerlo muestra consideración y respeto hacia el otro. 
  4. Muestra la forma en que tú lo ves: debemos ser claros y concretos respecto a los hechos que nos incomodan o disgustan y debemos mostrar cuán importante para nosotros es la necesidad de cambio. 
  5. Busca un acuerdo, un compromiso de acción y cierra bien: una conversación tiene éxito cuando se consigue un acuerdo y un compromiso de hacer o dejar de hacer ( que puede afectar a una parte o las dos).
  6. En todo momento escucha activamente: supone estar atento a lo que el otro dice y lo que no; escuchar con los oídos y con los ojos; percibir sus emociones.

Exige controlar nuestra conversación interna y estar atentos también a nuestras reacciones. “Saber escuchar es saber aprender, de la misma manera que saber aprender implica saber escuchar. Aprender no es otra cosa que abrirse a ser transformado, a cambiar , a ser diferente, con la expectativa de ser mejor, de tener más capacidad de acción” R. Echeverría.

  1. Seguimiento: concertar nuevas conversaciones para hacer una revisión de lo acordado.

Tener presente cómo se desarrollan los procesos conversacionales, nos permiten ser más empáticos, nos ayudan a ser asertivos en la comunicación, y en definitiva, nos van a permitir mejorar una actividad que desarrollamos el 80% de nuestro tiempo.