Ser adolescente en el 2019

Estereotipos

Dove realizó una investigación bajo el lema “Me quiero, no me quiero”, en el que estudió la autoestima de niñas y adolescentes de entre 10 a 17 años. Como resultado, obtuvieron que la mayoría de las jóvenes no tiene una autoestima fuerte.

Las redes sociales se han convertido en una manera de mostrar la vida de todos a través del celular. Para los adolescentes, muchas veces, lo que se ve reflejado allí es la única realidad. La aceptación y autoestima de los jóvenes se basa -en muchas ocasiones- en la cantidad de likes o comentarios que reciben en sus perfiles. La imagen que se muestra en las redes es tan importante para muchos adolescentes a tal punto que lo que se puede considerar como una foto “fea” -o de burla- subida por un compañero puede significar un terremoto de emociones, mayoritariamente negativas.

Los adultos que durante su adolescencia no contaron con las herramientas tecnológicas a las que acceden hoy sus hijos, en ocasiones, no comprenden cómo una fotografía o un comentario puede cambiar la manera en que su hijo se percibe a sí mismo.

Dove Uruguay realizó una investigación local con jóvenes montevideanas acerca de su autoestima. El estudio fue llevado adelante por Id Retail con el apoyo y la validación metodológica del Carolan Research Institute de Estados Unidos. La investigación se enmarcó en el trabajo que está haciendo la marca para mostrar y resaltar la belleza real y liberar a las nuevas generaciones de los estereotipos de belleza que en el pasado marcaron a las jóvenes.

Teresa Cometto, gerenta de Marketing de Unilever, explicó a Crónicas Mujer que en el 2004 Dove empezó el camino que llevó a que en 2019 se diera a conocer esta investigación. En aquel año, la empresa encargó una investigación para entender la relación de las mujeres con la belleza. Ese estudio reflejó que sólo el 2% de las mujeres se definían como “lindas”. Cometto explicó: “La causa principal es porque las mujeres se definían a sí mismas con una barra, con una referencia de estereotipos imposibles de alcanzar”.

Para el estudio se escucharon las opiniones de niñas y adolescentes de entre 10 y 17 años de edad, provenientes de distintos puntos y extractos socioeconómicos de Montevideo. El trabajo que realizaron los investigadores contó de tres etapas: 12 grupos de discusión, 15 entrevistas en profundidad y 400 encuestas a las chicas, y a sus padres o referentes.

El objetivo de la investigación fue entender cómo las jóvenes se vinculan con su apariencia, si tienen una relación sana con su cuerpo y cuales son las variables que condicionan a que puedan crear una autoestima fuerte. Cometto indicó que lo que buscan es poder poner  los datos a  disposición  de quienes puedan hacer una diferencia para las nuevas generaciones.

Las jóvenes no tienen una autoestima fuerte

El estudio arrojó que sólo tres de cada diez niñas y adolescentes consideran que tienen una autoestima fuerte.  La causa de esto corresponde con la opinión que tienen de su aspecto físico. Por ejemplo, el 43% de las entrevistadas creen que tienen que tener menos peso para lograr el cuerpo ideal. Casi la mitad de las jóvenes que participaron en la investigación declaran haber sufrido burlas, de esas el 85% fueron referidas a su aspecto físico;  el peso o algún rasgo de la cara fue por lo que sufrieron los “chistes”.

Esto lleva a que muchas jóvenes eviten usar ropa que les gusta porque sienten que no les quedaría bien, o evaden mostrar fotos que revelen la parte de su cuerpo con la que no están conformes. En otros casos, han dejado de concurrir a lugares como la playa o la piscina por lo que sienten respecto de su cuerpo.

Los adultos responsables de las jóvenes tienen una percepción distinta a la de ellas; por ejemplo, creen que sus hijas tienen una autoestima más fuerte de la que las  que ellas declaran. La mitad de las jóvenes que sufrieron hostigamiento no se lo contaron a sus padres, y el 64% se lo contaron porque estaban sufriendo burlas de parte de sus pares de forma reiterada.

La investigación concluyó que hablar de estos temas en ámbitos familiares, educativos y sociales, se convierte en un pilar de sostén fundamental para las jóvenes. El 77% de las jóvenes que han recibido apoyo de un adulto, mencionan que la situación por la que pasaban mejoró.

El estudio refleja lo importante que es hablar con las adolescentes, entender que la percepción que los adultos tienen de ellas, muchas veces es distinta a la que ellas misma tienen de sí mismas. El hecho de vivir una adolescencia totalmente diferente a la que vivieron sus progenitores, hace que las situaciones por las que pasan sean distintas. Es por eso que el estudio llama a que los adultos hablen más con las jóvenes.

Las redes sociales se han convertido, según lo que reveló el estudio, en un canal para desarrollar vínculos, aceptación de otros jóvenes, y donde el éxito social está mediado por la popularidad en sus perfiles virtuales.

El psicólogo Roberto Balaguer, durante su presentación, expresó que para las jóvenes de estos tiempos, la imagen y la popularidad están muy asociadas a la aceptación social que hoy está masificada por la existencia de las redes. Antes, dijo, “con que te aceptará el grupito de tu entorno alcanzaba”, ahora las jóvenes pasan por el desafío de ser “evaluadas” por “miles de ojos”.

El profesional señaló que además hay referentes  en las redes que se posicionan en lugar de ser perfectos o ideales, además, que en algunas oportunidades pueden aportar información errónea, que no ayuda a las jóvenes que los siguen.

Balaguer llamó a escuchar a las hijas, a conocer su entorno, no minimizar las redes, no sacarles ese espacio en el que son parte de un grupo social y las ayuda a desarrollarse como personas. Pero sí llamó a fortalecer la autoestima de las chicas hablando con ellas, dándoles modelos a seguir realistas, contando experiencias y hablarles desde un lugar de compañero y de amigo y no mostrar más “autoridad”.

En diálogo con Crónicas Mujer, Ana Laura Gudynas, gerenta de Cuentas de ID Retail, explicó como llevaron a cabo la investigación. Durante la fase cualitativa, en las que se dieron las charlas más largas con las jóvenes, las mismas fueron coordinadas por una psicóloga, además las entrevistas se hicieron en las casas, charlando solo con las jóvenes para que no se sintieran condicionadas o sintieran vergüenza.

El cambio hacia la felicidad

Dove desde hace muchos años, que está intentando poner su granito de arena para que las mujeres no sigan un ideal de belleza, sino, que puedan verse cada una como es: “única, distinta y maravillosa”.

Es por esto que empezó a hacer diversos cambios en su forma de comunicarse con el público. Por eso, comenzaron a utilizar en las publicidades de sus productos a mujeres reales que representen a toda la población, dejaron de trabajar con modelos, de utilizar  bancos de imágenes, y las imágenes de las mujeres de sus campañas no se modifican digitalmente. Su meta es representar a todas las mujeres.

Cometto comentó que trabajan en educar, es el propósito que la marca tiene, que es que la belleza sea una fuente de alegría de felicidad y no una fuente de ansiedad. Este propósito de Dove, es una parte importante del ADN de la marca, además de que, según expresó la ejecutiva, la empresa es una fuente de felicidad con respecto a la belleza.