«La comida es también medicina»

Ella

María Gracia Sosa, ganadora de Masterchef Uruguay


Podría haber pasado inadvertida entre los más de 6.000 venezolanos que llegaron a Uruguay entre 2014 y 2017 huyendo de la crisis política y social de su país. Sin embargo, más de 200.000 uruguayos vieron en vivo como María Gracia Sosa se consagraba como la ganadora de la segunda edición de Masterchef Uruguay en 2017. La médica y cocinera, oriunda de Carabobo, obtuvo un premio en efectivo de $100.000, un auto, un curso de especialización gastronómica en el Instituto Crandon, y un viaje de tres días al restaurante español El Celler de Can Roca. Ahora, dos años después, y en diálogo con Empresas & Negocios, evalúa la experiencia, habla sobre su presente y se prepara para un 2020 colmado de emprendimientos.


Escribe: María Noel Durán | @MNoelDuran

 

¿Cuándo sintió por primera vez que la cocina era su vocación?

Mi amor por la cocina comenzó desde niña. Vengo de una familia donde la cocina era un espacio de unión, de compartir y de dar amor; sentarnos a la mesa unidos era importantísimo y mi madre, siendo yo hija única, siempre me mantuvo integrada en las elaboraciones desde niña, con juegos. Conforme iba creciendo, me fui encontrando en la cocina, pero nunca pensé que fuese una vocación, lo veía como amor y con profundo respeto por tan noble y hermoso oficio; la vocación real nace con Masterchef.

¿Cómo fue tomar la decisión de venir a Uruguay?

Fue una decisión que tomé sola, muy difícil, pero siempre fui muy decidida, así que ya segura de lo que haría se lo comenté a mi madre y a mi novio.

Lo hice en la búsqueda de un mejor futuro luego de negociar conmigo misma al darme cuenta que la realidad de mi país, lamentablemente, me limitaba en muchos aspectos, no solo en crecimiento profesional sino en el desenvolvimiento de la vida misma, por la inseguridad, la escasez de alimentos y medicamentos, entre otras complicaciones.

Era desgarrador para mí ver a la gente morir en los hospitales por falta de recursos materiales y estar como de manos atadas por lo mismo.

Fue duro dar el paso porque también estaban las ganas de quedarme haciendo lo que podía; sin embargo, creo que es la mejor decisión que he tomado en mi vida porque gracias a eso puedo ofrecerle otra realidad a mi madre.

¿Qué cosas de su país no la abandonan aún en Uruguay? ¿Y qué costumbres uruguayas adoptó?

No me abandonan las arepas y la comida en general; encontré en la comida un refugio, un recuerdo que se saborea donde quiera que estés. De Uruguay, el mate, el dulce de leche, las empanadas; amo la simpleza y el buen producto que ofrece, la pasta frola es mi favorita, las ferias de barrio y el carnaval. Me encanta la murga.

También trabaja como médica en la Asociación Española. ¿Cómo lleva adelante  la conjunción de las dos profesiones?

La medicina es mi profesión y la amo profundamente. No me veo no ejerciéndola porque me llena y porque dedique muchos años de mi vida en el proceso de formación, que nunca termina. Me daba un poco de miedo que todo lo de Masterchef perjudicara, de alguna forma, la seriedad con la que llevo la medicina, pero todo fue muy positivo. La Española fue la institución que me dio la oportunidad de iniciar mi labor como médico en Uruguay y en la que continúo haciéndolo, me ha brindado todo el apoyo para poder desempeñar ambas cosas, me ha permitido seguir vinculada al oficio de la cocina, y es que, al fin y al cabo, la comida es también medicina.

Desde esta visión de médica y cocinera, ¿cómo se alimentan los uruguayos?

En Uruguay existe una gran riqueza en cuanto a productos: las frutas y verduras de estación son fantásticas. Existe variedad, aunque a veces no se crea. Y estudiando un poco la cocina uruguaya existen muchísimas elaboraciones y productos que han quedado en el olvido, tal vez por la practicidad que demanda el estilo de vida actual. Quizás aprovechar y valorar más los recursos del mar sería un punto para trabajar.

¿Cómo evalúa la experiencia de Masterchef Uruguay?

Masterchef fue un sueño. Aún me cuesta creer que fue real, me trajo tantísima felicidad en un momento difícil de mi vida, fue totalmente inesperado. Siempre fui admiradora y seguidora del formato Masterchef, desde sus inicios en Australia, pero jamás pensé siquiera la oportunidad de entrar en esas cocinas. Me dejó vivencias, amigos, aprendizaje y un crecimiento personal impresionante. Detrás de Masterchef Uruguay también existe un equipo inmenso y hermoso que se esmera cada día para lograr una producción tan increíble. Conocer todo eso del tras cámaras fue genial.

Durante el programa fue cultora del perfil bajo. ¿Cómo le resultó integrar la cocina con la comunicación en el medio televisivo?

Creo que nunca fui consciente de lo que sería, yo solo pensaba en cocinar, pero en el caso de los talent shows la parte televisiva viene en el combo, así que trataba de ver más bien a las personas detrás de las cámaras y hablar con ella o él como si no existiera el aparato que grababa.

Antes de Masterchef no me gustaba ni siquiera que mi novio me tomara fotos, pero me fui familiarizando sobre la marcha, me daba vergüenza verme en la TV; aún me da, de hecho. Pero con el tiempo descubrí que también lo disfruto, aunque nunca fue la meta o el motor inicial de participar, siempre fue la cocina.

¿Qué proyectos le esperan en el nuevo año?

Este 2020 continúo como médico en la Asociación Española. Viajo a España de vuelta, esta vez de la mano de Aicu-organización para el Intercambio Cultural- para hacer un seminario de cocina en la Universidad de Salamanca, e intentaré recorrer un poco para seguir sumando conocimientos. Hay un par de proyectos en mente que espero poder darles forma este o el próximo año y veremos que depara también el futuro. Soy de planificar algunas cosas y tener metas, pero también he aprendido a dejarme sorprender.


Perfil

Entre tantos viajes y una migración forzada, María Gracia reconoce que su lugar en el mundo es su familia. La música que la despeina es el rock, particularmente el Indie Rock.

Despojada de lo gourmet, confiesa que su comida favorita son los huevos fritos con papas y asiente: “Sí, bien básico”.