Nivel de precios en Uruguay está incidido por tamaño del mercado, apertura comercial y productividad

Gabriela Mordecki > “Hay que desmitificar un poco esa idea de que Uruguay es caro”

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Para definir si Uruguay es un país caro, habría que establecer concretamente el punto de comparación; e incluso de serlo, tampoco necesariamente sería algo malo, sino que dependería del nivel de productividad del país. En este último aspecto es -quizás- donde radica el problema. Así lo analizaron varios economistas en diálogo con CRÓNICAS, quienes evaluaron que en el nivel de precios de la economía local, posiblemente estén jugando factores como el tamaño del mercado, la apertura comercial y la productividad de la economía.

Por Ricardo Delgado | @ricardo_dl e Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo

“Uruguay es un país caro”. Esa frase -casi con tono de reclamo- se escucha mucho en el país, principalmente cuando estamos en temporada turística.

Particularmente este año, vi varios amigos argentinos hacer la conversión mental de precios y terminar ante la cuenta de algún bar, abriendo los ojos como un animé japonés.

Pero claro, justo la referencia de Argentina quizás no sea la más adecuada, considerando la fuerte depreciación que sufrió el peso argentino en el último año, lo que terminó distorsionando todos los números comparativos con ese país.
Sin embargo, más allá de ese aspecto puntual, muchos compatriotas que tienen la oportunidad de viajar por diversas latitudes, sostienen que Uruguay presenta un nivel de precios elevados en la comparación regional, pero también con algunos países desarrollados.

Considerando esta coyuntura, CRÓNICAS dialogó con varios economistas para analizar la realidad de los precios del país, y lo cierto es que no hay unanimidad en el análisis. Quizá lo único que pueda asegurarse es que para analizar el nivel de precios es necesario saber con qué compararlo y que posiblemente en la fijación de precios estén jugando factores como el tamaño del mercado, la apertura comercial y la productividad de la economía local.

Mitos y leyendas

Cabe preguntarse: ¿Es realmente Uruguay un país caro?

Gabriela Mordecki, coordinadora del área de coyuntura del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas, entiende que “todo es relativo”, y que siempre “depende de con qué es que estamos comparando”. “¿Qué es lo caro? ¿Los servicios, la nafta? Hay distintas situaciones, me parece que se pone todo debajo de un mismo sombrero y no es así”, opinó.

Estimó que coyunturalmente estamos en un momento en particular, con Argentina por ejemplo, donde debido a la fuerte devaluación que tuvo ese país, quedamos más caros. Sin embargo, evaluó que la fuerte inflación que hay en la vecina orilla hace que “de a poco se vayan licuando esos costos”. Asimismo, valoró que no todos los precios evolucionan de forma pareja por lo que “a veces quedan cosas desbalanceadas”.

Mordecki reconoció que los combustibles en Uruguay son caros, explicando por un lado que el país únicamente importa crudo, por lo que es tomador de precios, y paralelamente existen costos internos que hacen que sean más caros. Sin embargo, estimó que para precios de alimentos, bienes y servicios no turísticos, y en relación con nuestro poder adquisitivo, tenemos un “costo menor”.

“Me parece que la afirmación (de que somos un país caro) es demasiado generalista y no tiene una base real” | Gabriela Mordecki

“La afirmación (de que somos un país caro) es demasiado generalista y no tiene una base real. Hay cosas en las que sí estamos más caros pero hay otras en las que no, y hay otras en las que además tiene que mediar la calidad”, opinó. “Hay que desmitificar un poco esa idea de que Uruguay es caro”, agregó.

Por su parte, Mordecki comentó que a nivel turístico, hay cuestiones que “son invalorables”, que hacen difícil definir si algo es caro o barato, como la singularidad de un lugar como el Cabo Polonio o el acceso a lugares exclusivos.

En cuanto al costo de vida cotidiano, indicó que es importante analizarlo en función del poder adquisitivo, “porque si nosotros vamos a países donde el salario medio es la mitad del que es en Uruguay, bueno claro, los precios de las cosas se ven también en relación a eso”.

Respecto al sector exportador, la comparación debe ser con países competidores en producción y mercados, y en ese punto es quizás donde “el tema regional está afectando más”.

Tres motivos

Agustín Iturralde, Director Académico del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) coincidió en que “es un tema relativo” y hay que evaluar “caros en función de qué”. “Es un tema que está bastante instalado ya hace algunos años, pero que tiene curiosamente poca acumulación académica, hasta periodística, política, o sea, hay como un sentido común de las personas de que aceptan y todos aceptamos que Uruguay es un país caro”, sostuvo.

Más allá de esa aclaración, estimó que existen “dos temas” relacionados pero diferentes: por un lado la competitividad, lo difícil que es invertir, crear empresas, y los problemas para el crecimiento económico; y por otro, el costo de vida de las personas. Si bien estimó que “son dos cosas que están relacionadas”, aclaró que “son dos puntas distintas (…) y hablamos de caro sin distinguir de cuál estamos hablando”.

Iturralde marcó tres explicaciones de Uruguay como país presuntamente caro: en primer lugar el “ser una economía pequeña, (que) no tiene una inserción internacional ejemplar ni mucho menos” lo que lleva a que el costo de producir sea mayor que en otros países.

En segundo punto, mencionó “la escala” y el hecho de contar con “mercados imperfectos o no desarrollados”. “Es un mercado que tiene algunos oligopolios en algunos sectores. Hay sectores que realmente pueden llamar la atención la diferencia de precios que tenemos en Uruguay con respecto a algunos vecinos”, comentó. “Cabe preguntarse si pueden haber posiciones dominantes, mercados no desarrollados, posiciones de algunos mercados donde no hay competencia y hay temas para trabajar por ahí”, agregó.

El tercer elemento mencionado por Iturralde refiere al peso del Estado y la elevada carga fiscal en comparación a la región. “Los países más ricos pueden solventar Estados más pesados. Cuando un país tiene un PIB per cápita bajo, tiene un porcentaje de su PIB manejado por el sector público más bajo, y a medida que va creciendo uno ve cómo el Estado empieza a apropiarse de una parte mayor de la torta. (…) claramente hay una correlación positiva entre el nivel de riqueza y Estado. Bueno, Uruguay tiene un Estado que es un poco más pesado que lo que ‘le correspondería’ para su nivel de ingresos”, explicó Iturralde, evaluando que quizás el hecho de tener “un Estado tan pesado hace que sea caro producir y por eso terminamos con precios más altos de los que podríamos”.

“Ser caro no es bueno ni malo en sí mismo. Para tener costos altos -sobre todo a la hora de producir- hay que justificarlo con buenos niveles de productividad y ese es un escenario deseable de un país rico. El problema es cuando se dan estos desajustes entre ser un país caro, tener costos altos, y no tener una productividad que se le corresponda”, concluyó.

“Ser caro no es bueno ni malo en sí mismo. (…) El problema es cuando se dan estos desajustes entre ser un país caro, tener costos altos, y no tener una productividad que se le corresponda” | Agustín Iturralde

Problema de raíz

Por su parte, Pablo Moya, de la consultora Oikos, interpretó que hay una cuestión de falta de productividad que “es parte de la raíz del problema”. Asimismo, existen bienes y servicios que se producen de forma eficiente, pero contrata otros que son caros, como puede ser el combustible, la energía y otros precios del sector público que no tienen una lógica de eficiencia, sino que se han utilizado históricamente como “una de las herramientas recaudatorias para los ingresos fiscales”.

Otro aspecto señalado por Moya tiene que ver con la parte impositiva, que “de alguna manera genera un costo extra”.

“Uno tiene que destinar parte de sus ingresos a comprar bienes y servicios caros,  lo que limita a destinar esos ingresos a otros aspectos” | Pablo Moya

El economista de Oikos interpretó que eso genera “un problema de competitividad desde el punto de vista de las exportaciones” y del otro afecta “la calidad de desarrollo de la población”, en la medida de que “uno tiene que destinar parte de sus ingresos a comprar bienes y servicios caros,  lo que limita a destinar esos ingresos a otros aspectos”.


Margen de maniobra

¿Qué se puede hacer para bajar o mejorar el nivel de precios de la economía?

Para Iturralde hay elementos de corto y otros de largo plazo.

Para el corto plazo, estimó que “lo que más puede incidir en abaratarnos es el tipo de cambio”. “La moneda nacional se había apreciado, hubo -cuando uno compara contra los competidores y contra los socios comerciales de Uruguay- un atraso cambiario, nos encarecimos, y eso hace que para el uruguayo sea más barato comprar cosas en dólares, pero para el exterior venir a invertir en Uruguay se había vuelto caro”, explicó. A su entender, la suba del dólar contribuye a mejorar un poco los costos del país, y “es la variable que uno puede tocar más en el corto plazo”.

Entre los de largo plazo, señaló reformas importantes para hacer, que apunten a una mayor inserción internacional. También apuntar a bajar costos internos del transporte, la logística, la regulación de los mercados.

De todas formas, insistió en que “no hay que perder de vista que ser caros no es un problema necesariamente, cuando uno tiene una productividad que lo justifique”, por lo que se debe apuntar en esa dirección y que -por ejemplo- el aumento de los costos salariales estén relacionados a mejoras en la productividad.

“No es tan grave ser caro en algunas cosas cuando logramos ser un país competitivo, que puede justificar esos costos mayores”, resumió.

Moya fue en la misma posición, y valoró necesarias “mejoras de competitividad, productividad, abaratamiento en términos globales de los países”, lo cual “no es una decisión ni administrativa, ni de corto plazo”. “Hay decisiones administrativas como temas tarifarios o de estructura tributaria que pueden realizarse parcialmente en el corto plazo, pero eso no genera mejoras permanentes”, señaló.

Por su parte, Mordecki evaluó que se debe trabajar en temas importantes como “la defensa de la competencia, la posibilidad de acceso a créditos que tengan todas las empresas -no solo las grandes, sino también las pequeñas-”. También apuntó a “las fallas de mercado”, que se deben a lo pequeño del mercado doméstico. “Uruguay es un país pequeño, y el tema escala por supuesto que importa”, subrayó.