Ricardo Ehrlich: “Hay que mantener los estímulos a la inversión y seguir apostando a la investigación e innovación”

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Ricardo Ehrlich, presidente de la Comisión de Programa del Frente Amplio


El programa del Frente Amplio (FA), aprobado en diciembre del año pasado, se inscribe en “un contexto mundial económico y político de incertidumbre, con grandes cambios a nivel regional”. En ese marco, toma vital importancia el desafío de la “construcción de igualdad”, de acuerdo con el exministro de Educación. Además, afirmó que es importante profundizar los cambios realizados con el objetivo de “seguir construyendo el bienestar de la ciudadanía”.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-¿Cuáles son las novedades que presenta el actual programa de gobierno del FA?

-Lo primero es que es un programa que se inscribe en un momento muy especial. Hay una coyuntura internacional muy particular, un contexto mundial económico y político de incertidumbre, con grandes cambios a nivel regional, entonces la pregunta que hay que responder es: en ese contexto, ¿cómo un país de 3.400.000 habitantes sale adelante con un programa que se basa en la construcción de igualdad? ¿Cuál es el modelo de desarrollo a seguir en los próximos años?

-¿Este contexto de incertidumbre restringió en algún sentido los objetivos propuestos?

-No, lo que hay que hacer es definir pasos a dar en el marco de los grandes objetivos. A nivel de desarrollo hay desafíos particulares, y por otra parte una serie de definiciones generales, como la estabilidad macroeconómica, la sostenibilidad del financiamiento de las políticas públicas, cómo se aseguran niveles bajos de inflación, cómo se mantiene la estabilidad del sistema financiero uruguayo, cómo se sigue mejorando la provisión de bienes públicos de calidad por parte del Estado –ahí aparecen las empresas públicas como un actor importante-.

En ese sentido, había que definir una serie de caminos para asegurar ese crecimiento económico sustentable y, por otro lado, incorporar al programa la sostenibilidad desde el punto de vista ambiental en lo que refiere a un aumento de la productividad, pero al mismo tiempo hay que avanzar en la transformación productiva. Ahí, una de las grandes definiciones es el apoyo en el conocimiento de la ciencia y la tecnología, y en las capacidades que se tienen y en las que hay que desarrollar en la sociedad. Hay que incrementar la transformación de los sectores tradicionales, hay que mantener los estímulos a la inversión, hay que seguir apostando a la investigación e innovación.

Después hay otros grandes desafíos que refieren a los niveles de ocupación y de trabajo en un contexto de remodelación importante como el que está viviendo el planeta entero, con cambios en el mundo del trabajo. Eso implica seguir fortaleciendo el aprendizaje, la formación durante toda la vida, y apoyar las transformaciones de la educación.

En lo que respecta a las políticas sociales, ya se recorrió un camino relacionado a los grandes pilares del cambio en salud, seguridad social, Sistema de Cuidados. Hay que seguir profundizando y darle sostenibilidad a eso.

-¿Eso está planteado para el próximo gobierno? Se ha hablado de la necesidad de una segunda generación de reformas.

-Eso lo ha asumido el gobierno que está en ejercicio y se está marcando un rumbo de un perfeccionamiento del Sistema Nacional Integrado de Salud, donde queda un camino largo por recorrer. Hay otros aspectos en lo que tiene que ver con políticas sociales, como la vivienda, que va a ser un tema absolutamente prioritario en el que se trabajó con mucho detalle y se hicieron propuestas muy concretas. Hay que lograr resolver eso, tanto en el acceso a la propiedad como a los alquileres.

-¿Cuáles son los pilares básicos del programa?

-Los desafíos sobre los que se estructuró el programa son cinco: desarrollo –sobre lo que ya hice algunos comentarios-; igualdad y diversidad, que incluye todos los aspectos vinculados a los distintos ciclos de vida; integración e inclusión, donde iría la integración socioeconómica, educación, vivienda, trabajo, salud, cuidados. Un cuarto desafío sería la democracia, donde está el tema descentralización, fortalecimiento de la participación ciudadana y gobierno de cercanía; y quinto, inserción regional e internacional y soberanía, lo cual es un reto mayor para un país de 3.400.000 habitantes que hoy exporta a más de 150 destinos.

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-¿Qué sucede con lo que quedó sin cumplir del programa anterior? ¿Se incluye? ¿Se mejora?

-En la presentación del programa se habla del “vaso medio lleno” y el “vaso medio vacío”. Se hace una valoración del camino recorrido, de los aciertos, los errores, las cosas a corregir y las que faltan.

-¿Qué análisis hace de que algunos objetivos marcados por el FA para el período actual no se pudieron cumplir?

-Como coordinador de programa no corresponde que yo conteste esa pregunta. Como un ciudadano común, creo que lo importante en relación al camino recorrido es que un gobierno va guiándose por el programa de su fuerza política y se va encontrando con una serie de escollos, cambia la realidad del mundo…

-¿Por ejemplo?

-Me estoy refiriendo a grandes cambios que han afectado en el país, que tienen que ver con la tecnología, la remodelación de los aparatos productivos, la información y la comunicación, que impactan sobre el trabajo y que Uruguay se ha tenido que adaptar a eso. Los desafíos son adelantarse, prever las grandes transformaciones, las cuales a veces también producen oportunidades. Me parece muy destacable lo que se ha avanzado en términos de energías renovables, la matriz energética del país, sobre la cual hay que asumir desafíos como las nuevas etapas del desarrollo productivo.

-¿Cómo ve al FA hacia octubre?

-Lo que puedo decir –también como un ciudadano común- es que es una fuerza política que ha aprobado un programa único a través de un trabajo de un Congreso del que participaron 1.500 personas. Además, ha pasado un período de internas en un contexto muy particular en el que está procesando una renovación bien importante, con un rejuvenecimiento, con nuevas propuestas y nuevas personas, y me parece que el partido está proyectándose con fuerza para poder asumir un cuarto gobierno.

-En esa línea, ¿por qué considera que es importante un cuarto gobierno del FA?

-Creo que hay que profundizar los cambios y entiendo que por el programa, por la evaluación del camino recorrido, se trata de la mejor propuesta para el país de los próximos años y para seguir construyendo el bienestar de la ciudadanía.

-¿Representa una ventaja tener el programa terminado desde el año pasado en comparación con los partidos que actualmente están en el proceso de elaboración?

-No voy a hacer valoración sobre eso. Lo que me parece que es importante es cómo se construyó el programa, cómo ha sido ya difundido, y que se ha ido trabajando sobre el mismo por los distintos precandidatos y precandidata en el proceso de las elecciones internas. Me parece que eso habla de la rigurosidad con la que se trabaja y de la importancia que se le asigna a esto que llamamos las bases programáticas para un cuarto gobierno.

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-¿Fue difícil lograr la unidad en ese proceso?

-El FA es un movimiento político que está compuesto por sectores diversos, con sensibilidades diferentes, integrado por muchas personas. Avanzar como una fuerza política requiere lograr las confluencias en grandes líneas, y el programa es esa síntesis. El mismo ha sido adoptado por un Congreso, se han escuchado todas las voces, entonces es también una propuesta para la ciudadanía, de camino a recorrer con ella, y es la renovación del acuerdo de base que le da vida a la fuerza política, que hace que los sectores y la gente independiente compartan el rumbo.

-¿Cuáles fueron los temas en los que más costó llegar a un consenso?

-Se trabajó en unidades temáticas que convocaban a la gente que estaba más preocupada, motivada o que tenía más elementos para aportar en cada tema, y todos los asuntos fueron tratados con intensidad, con debates fraternos. A su vez, todos son de aspectos complejos, no hay temas fáciles. Hay algunos en los que la síntesis es más perfecta, otros donde hay que estar más abiertos, y otros en los que hay que dejar un lugar para que después el gobierno electo pueda fijar su plan de gobierno contemplando las bases programáticas aprobadas por la fuerza política, y sometidas a escrutinio nacional.

-Pero, ¿en qué áreas podría decir que fue más complicado ponerse de acuerdo?

-La parte de desarrollo económico mereció un trabajo muy importante donde se logró una síntesis interesante de enfoques y sensibilidades en todo lo que tiene que ver con las políticas sociales, la vivienda. La educación también es de gran debate, donde hay que seguir avanzando y hay sensibilidades diversas que tenemos que hacer confluir. Hay temas que el propio FA en los últimos años ha puesto arriba de la mesa y ha debatido, de distintas opiniones. Ese debate se ha compartido con la ciudadanía de forma abierta en asuntos muy diversos, como la inserción internacional, la temática ambiental, o cómo lograr un modelo de desarrollo sostenible.

-¿Hubo propuestas que tuvieron que ser dejadas de lado por no poder lograr el acuerdo necesario?

-La construcción del programa implicaba escuchar a todas las voces y contemplar todas las propuestas, con la idea de que hay mayorías y minorías circunstanciales. Lo que hay que asegurar es que las mayorías sean profundamente democráticas para garantizar la lealtad de las minorías. Distintas sensibilidades pueden quedar mayoritarias o minoritarias en un momento o en el otro, pero lo importante es esa construcción democrática de la mejor síntesis. El Congreso fue una prueba interesante de que incluso las voces más singulares, de rincones del país, llegaron, se consideraron, fueron discutidas, analizadas, y a veces inclinan las decisiones para un lado, a veces para el otro, y llega un momento donde se logra verdaderamente una síntesis en la que está reflejada una gran diversidad de enfoques en el FA. El Congreso terminó con el sentimiento de haber concretado un trabajo participativo, colectivo, respetuoso de nuestra propia diversidad.