Abreu: “Están todos enfermos con la elección interna, entonces se me fueron las ganas”

Sergio Abreu, exministro de Relaciones Exteriores – Partido Nacional


A Sergio Abreu lo quieren incorporar varios nacionalistas a sus respectivos sectores. Pero él, desilusionado de la actividad política, les responde dos cosas: que estudien, y que se centren en discutir los temas importantes y no en “sacarle el dirigente” al adversario. El excanciller del Partido Nacional (PN) ya no tiene ganas de participar activamente en política, y hoy se dedica a contribuir a una mejor inserción de Uruguay en el mundo, desde la Presidencia del Consejo Uruguayo para las Relaciones Internacionales.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-¿Cómo evalúa el mensaje que dio el presidente Tabaré Vázquez en la pasada Cumbre del Mercosur, de que no está dispuesto a firmar “un acuerdito” con la Unión Europea (UE)?

-Uno no puede ser pesimista en cuanto a ese acuerdo, pero lo veo muy lento y con pocas posibilidades de concretarse, por varios motivos. La UE está teniendo una crisis importante, no está dispuesta a hacer grandes concesiones, y el Mercosur casi no figura entre sus prioridades. Además, hay una enorme crisis del multilateralismo comercial y el contenido de la negociación es muy pobre.

También es cierto que si se avanzara en el acuerdo, sería muy difícil que el Frente Amplio (FA) aceptara las normas que se incorporen, porque son más complejas, más elaboradas y de mayor limitación que las que tiene el tratado con Chile.

El otro tema es que los dos países grandes manejan esto con criterio político. Argentina cambió notoriamente de posición a partir del gobierno de [Mauricio] Macri, y Brasil sigue manteniendo una defensa muy estricta de sectores clave de su economía como el etanol o el sector automotriz. Por tanto, tampoco tenemos un camino pavimentado.

-Sin embargo, el presidente uruguayo sostuvo en esa oportunidad que el bloque es “el único proceso de integración que funciona en la región latinoamericana”.

-El Mercosur no funciona, es un proceso de integración que todos queremos perfeccionar, pero antes era un muerto que caminaba, y ahora es un muerto que no camina. No tiene contenido ni tiene voluntad política, porque lo contaminaron con la ideología.

-¿El Mercosur debe prestar atención a nuevos socios comerciales, como dijo Vázquez?

-La sociedad comercial tiene una agenda de gran modernidad, y lo que tiene que definir el Mercosur, y en particular Uruguay, es cuál es su estrategia en la apertura. Todavía estamos atados a un viejo modelo proteccionista, estatista, monopolista, que carece de una visión de apertura en el sentido de la competencia, y nuestro sector sindical en vez de tener un brazo en la defensa de los derechos de los trabajadores, lo tiene en la fijación ideológica de la política exterior.

No tenemos definido el interés nacional, la estrategia política ni cuál es nuestra apertura desde el punto de vista de la economía, ni siquiera cuál es la posición en la nueva agenda, que incluye compras gubernamentales, la cláusula nacional, propiedad intelectual, normas de regulación –que tienen una enorme resistencia en Uruguay, como pasó en el caso del TISA (Acuerdo sobre el Comercio de Servicios)-.

Hay que cambiar la política de Estado con definiciones muy claras sobre estos temas y en contacto y consulta permanente. Yo en la Cancillería hablaba con el FA y con todos muy seguido. Acá nadie habla con nadie, no porque no quieran, sino porque no pueden ni siquiera acordar entre ellos. Lo que hay que hacer en el próximo gobierno es darle gran impulso de modernidad, profesionalidad y respaldo a la política exterior; pero eso se hace conversando y trabajando, no aplicando modelos ideológicos preestablecidos.

“Estoy desilusionado de la actividad política porque todos están mirando qué dirigente le sacan al otro y no son capaces de discutir los temas importantes”.

-¿Eso podría suceder con un cambio de gobierno?

-Hay que discutir, proponer. Lo que no se puede hacer es refugiarse en la inactividad cuando hay dificultades internas para definir la política. El problema es que aquí nadie conversa sobre los temas estratégicos. Yo estoy desilusionado de la actividad política en ese sentido, porque todos están mirando qué dirigente le sacan al otro y no son capaces de discutir nada de esto.

La estrategia electoral los ha contaminado a todos, entonces estos asuntos que tendrían que tener un acuerdo o una proyección de mediano plazo, no se concretan porque nadie está dispuesto a hacer algo que no tenga una incidencia directa sobre el resultado electoral.

-¿Hoy participa activamente en el PN?

-Varios dirigentes me han visitado pero yo les digo que estudien, que piensen un poquito en estas cosas en vez de centrarse en sacarle el dirigente al otro, porque acá están todos enfermos con la [elección] interna, entonces se me fueron las ganas.

Hay que fortalecer los proyectos de país; los partidos políticos tienen que ser más fuertes que los dirigentes, que son importantes, pero no pueden ser la referencia de un sistema porque éste está basado en los partidos.

La “electoralitis” que tenemos está sustituyendo a todo lo que significa seriedad en el planteo de una proyección de mediano plazo en reformas de la educación, la seguridad.

-¿Eso se lo adjudica a todos los partidos?

-A todos los partidos.

-¿Sigue formando parte del PN?

-Yo estoy en el PN. Me gusta, pero la situación no me enamora. Parece que importara más que el dirigente de tal departamento se pasó de un sector al otro. Todo el mundo está viendo cómo llegar a la [elección] interna, y lo que tenemos que ver es cómo hacemos la externa del país. Venimos muy mal. El gobierno hace lo posible por perder y la oposición lo imposible por no ganar.