Sector del reciclado de plástico utiliza solo un tercio de su capacidad de producción

Empleos directos > PASARON DE SER 500 A 178 EN LOS ÚLTIMOS AÑOS

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De las 216 toneladas mensuales de plástico que una empresa puede reciclar, solo se procesan 65, apuntó Lumber Andrada, director de Uruplac Reciclados. La falta de mercados para la colocación de productos, la coyuntura de precios internacionales y la falta de incentivos al sector son algunas de las principales dificultades, según dijo. Además, señaló la falta de políticas, por parte del Estado, que definan una solución para el reciclaje de este material.

El Centro Tecnológico del Plástico (Ctplas) –una organización conformada por la Cámara de Industrias del Uruguay, el Laboratorio Tecnológico del Uruguay, la Asociación Uruguaya de Industrias del Plástico, la Fundación Julio Ricaldoni y la Agencia  Nacional de Investigación e Innovación– presentó el pasado 27 de junio un informe sobre la situación del sector del plástico en nuestro país.

En Uruguay tienen presencia 23 empresas que transforman el plástico, dos dedicadas a su logística y una al lavado y reuso de estos materiales. La mayoría de estas están ubicadas en la zona metropolitana y sus alrededores, y otorgan 178 puestos de empleo directo, un número que años atrás rondaba los 500.

A esta situación se le debe agregar que en cada compañía se procesan alrededor de 65 toneladas mensuales, aunque la  capacidad de procesamiento es de 216 toneladas en cada una, es decir, que actualmente se está en un 30% de capacidad instalada.

El director de Uruplac Reciclados, Lumber Andrada, señaló que en nuestro país el reciclado es más barato, lo que coloca un techo de precios a los vendedores. El hecho de que su precio sea menor al de otros productos, asume, en consecuencia, que su  calidad sea menor. Además, expresó que el Estado no es comprador de productos reciclados, y que está “muy lejos” del consumo de estos materiales.

En cuanto al precio de la materia prima reciclada, Andrada dijo que los empresarios continúan eligiendo por precios y que quienes consumen materia prima de segundo uso optan por ella si está entre un 25 y 30% más barata que la que no está reciclada.

En otro orden, mencionó que Uruguay no puede exportar plásticos reciclados dado que los precios son más elevados que el resto. En este sentido, declaró que se tiene un parque de máquinas un tanto obsoleto y armado con tecnologías de tres décadas atrás -aunque reconoció excepciones– que requieren de la utilización de 357 KW por hora para producir una tonelada, en tanto que en países como Brasil o Argentina, para producir la misma cantidad en el mismo tiempo, se necesitan 80 KW.

Por último, observó la carencia de capacitación a nivel de industria del reciclado “en todos los aspectos”, tales como el administrativo, técnico y recursos humanos, entre otros.

Las proposiciones

Teniendo en cuenta estos puntos, Andrada sostuvo que se deben comenzar a delinear, entre todos los actores, políticas claras para la reducción y herramientas concretas, aplicables a la industria, para que los materiales inherentes al consumo vuelvan a ser utilizados como materias primas de segundo uso.

“Vamos a tener que trabajar en modificar las industrias para que se adapten  a las necesidades y ayudarlas, y trabajar fuerte en cambios de paradigmas y en las relaciones de consumo”, aseveró.

En otro punto, mencionó la necesidad de una implementación de sistemas de recolección, con “medidas coercitivas y eficaces”, puesto que si no hay clasificación selectiva, no es posible que exista una industria de reutilización.

Igualmente, dijo que se requiere de incentivos como lo pueden ser la exoneración del IVA y puso el ejemplo de la chatarra como beneficiario de esta modalidad. Recordó que cuando las materias primas van a ser utilizadas por segunda vez, ya abonaron el IVA al ingresar al mercado en su forma anterior.

“Cuando nosotros queremos que una industria crezca, exoneramos. Es muy difícil comprar equipos nuevos, porque los valores a los que llegan a este mercado son tan caros que es imposible que alguien arriesgue, con variables de consumo y con variables de disposición de materias primas, más allá del año siguiente”, resumió.