Julio de Brun, economista y expresidente del Banco Central
Su diagnóstico de por qué la economía del país crece en el entorno del 1%, va por otro lado de lo que varios economistas creen. Según Julio de Brun, lo que explica el bajo crecimiento es el problema de inversión en capital humano, necesario, a su entender, para calificar a la mano de obra, en un sistema educativo con “muchas carencias”. En entrevista con CRÓNICAS, el expresidente del Banco Central también dijo que forzar aumentos salariales por encima del equilibrio y la productividad de los distintos tipos de trabajo “complicaría aún más el problema de la competitividad”.
-¿Cuál es el estado de situación de la economía uruguaya desde su perspectiva?
-Creo que estamos en un 2025 con buenas perspectivas económicas, sobre todo en lo que tiene que ver con impulsos de la región. El hecho de que Argentina haya salido de la situación de precios desfavorables para Uruguay dejó un cierre de 2024 con una buena tasa de crecimiento y una buena temporada turística. El arrastre de todo eso y el mantenimiento de una situación de precios favorable con Argentina nos puede mantener en 2025 con una tasa del crecimiento en el entorno del 3%, que eventualmente se irá desacelerando, dependiendo del panorama regional, hacia 2026. En lo que tiene que ver con este año y comienzos del próximo, veo un panorama en materia de crecimiento bastante favorable. En cuanto a las políticas internas, las que están más definidas son las del Banco Central del Uruguay (BCU), que todo apunta a pensar que la inflación estará en el entorno del 5% y resta ver si el ente endurece un poco más la política monetaria para tratar de llegar al 4,5% o si lo hará más pausado. Y la gran incógnita se da en materia presupuestal, dado que el problema que tiene el país es un déficit fiscal bastante alto, que habrá que ver cómo se reduce, para poder estabilizar el ratio de deuda.
-Uruguay viene creciendo en el margen del 1% en los últimos 10 años. Usted ha afirmado que el país, para crecer, necesita hacer un cambio importante en la calidad de la educación y en la preparación de la mano de obra. Se trata de un diagnóstico que va en un sentido distinto del que hacen muchos economistas y hasta el propio Gabriel Oddone. ¿Por qué prioriza la formación antes que la inversión, a la hora de hablar de crecimiento?
-Con las reformas económicas que hizo Uruguay en los últimos 50 años, la función de producción del país apunta a una economía más “liviana” en el sentido de que es más intensiva en el factor mano de obra de lo que pueda ser en la inversión. La inversión que podría ser importante es la de infraestructura, que sí apoya la actividad en general de servicios y transporte, pero allí ya se han hecho muchos avances en los últimos años. Uruguay tenía un rezago en la inversión en infraestructura vial que se ha corregido, y ya tiene de por sí un patrimonio vial alto en comparación con el resto de América Latina, lo que requiere una inversión importante de mantenimiento, que está prevista, pero no habría una necesidad aún mayor en esa área. Se han hecho también inversiones en ferrocarril, podría haber algo en materia de puertos si se llega a algún acuerdo con Argentina, sobre todo para puertos en el litoral. Y después puede surgir un proyecto grande, pero son cuestiones puntuales, no vamos a ir hacia tasas de inversión como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) sustancialmente mayores que las que tenemos en estos años en promedio, porque las necesidades de capital físico del sector productivo uruguayo son bajas. La gran carencia que tiene Uruguay, que es lo que explica el bajo crecimiento de estos años, es el problema de inversión en capital humano, que, con un sistema educativo con muchas carencias, se ha notado el rezago que tiene el país en esa materia.
-¿No ve suficiente la reciente reforma educativa que impulsó el gobierno anterior?
-El gobierno anterior puso sobre la mesa el tema y trajo los primeros lineamientos, hay que ver si eso continúa. Hubo mucha cuestión que tenía que ver con un gobierno corporativo en la educación y cuestiones de funcionamiento. Después, hay una intención que supone capacitación docente en lo que tiene que ver con contenidos educativos, pero eso se irá viendo con el tiempo y siempre y cuando esas reformas se mantengan. Aún es muy temprano para evaluarlo.
-A diferencia de lo que ocurrió en quinquenios anteriores, en el actual no se ve en el horizonte una gran inversión, como si lo fueron UPM o Botnia en el pasado. ¿Lo ve como un problema a la hora de pensar en el crecimiento de la economía?
-No. Más allá de lo que se ha hecho y alguna cosa puntual que pueda aparecer, el dinamismo en la economía uruguaya tiene otros aspectos a tener en cuenta. De todas maneras, hay una coyuntura favorable a corto plazo por la situación regional, que nos va a permitir un crecimiento mayor al que hemos tenido en los últimos años.
-Menciona que será importante la coyuntura regional, pero ¿cómo influye la coyuntura internacional, que presenta más incertidumbres que certezas?
-Puntualmente, los problemas de conflictos bélicos que particularmente afectan a países productores de petróleo, a Uruguay lo afectan negativamente desde el punto de vista de intercambio al ser importador de petróleo. Por lo general, son fenómenos de corto plazo y creo que la situación de Oriente Medio, con la intervención de Estados Unidos, va a apuntar a una paz levemente inestable, pero que por lo menos aplaque las tensiones durante un tiempo. Acá hay dos escenarios posibles. Que caiga el régimen iraní o que continúe el actual. Y en caso de caída, hay dos escenarios posibles también, donde puede asumir un régimen similar al actual o algo totalmente diferente, que en materia de energía nuclear apunte a un uso de esa materia diferente a un propósito bélico. Ese escenario es posible, pero tiene una baja probabilidad y lo que se impone es la continuidad del actual o la sustitución de uno parecido, donde se buscarán negociaciones para ganar tiempo y eventualmente continuar con su programa nuclear. Ahora eso se ha diferido durante un tiempo y el régimen buscará empezar con este proceso con cierta calma. En todo caso, a corto plazo genera un escenario de tranquilidad inestable en esa región, que, desde el punto de vista del petróleo, mantiene los precios normales y de equilibrio, a menos que haya una gran recesión a nivel mundial, que el único factor que podría provocarla es la política comercial de Estados Unidos.
-Volviendo al panorama local, en torno a la negociación salarial, el Ministerio de Trabajo ya ha manifestado su intención sobre atender a los salarios más sumergidos, mientras que distintos economistas han advertido que un aumento voluntarista de los salarios puede erosionar el empleo creado. ¿Usted cómo ve esta situación?
-La propuesta de mejora de salarios más sumergidos, más allá de las buenas intenciones que tengan, en cierta línea apunta a una mejora de la remuneración del trabajo no calificado respecto del trabajo calificado, y eso no es más que ver de otra manera el problema de atraso cambiario en Uruguay. Forzar aumentos salariales por encima del equilibrio y la productividad de los distintos tipos de trabajo, complica aún más el problema de competitividad del país a mediano plazo y puede dificultar el proceso de creación de empleo, como se venía viendo en la segunda mitad de la década pasada. Repetir ese camino sin dudas nos llevaría al enlentecimiento en la capacidad de generar empleo y, a la larga, de la capacidad de crecer.
-¿Hay margen para el aumento salarial que propuso el Frente Amplio en campaña?
-No creo, porque dejando de lado las mejoras en la calidad de la mano de obra, que tienen que ver con el proceso educativo, el único elemento que podría generar mejoras importantes de salario real es una coyuntura muy favorable en materia de precios internacionales. No creo que el panorama sea malo para Uruguay en cuanto a precios internacionales, pero tampoco creo que volvamos a un súper ciclo de commodities como pasó en la década anterior. Por ese lado, la capacidad de crecimiento salarial por esa vía es muy poca y lo que resta es lo que se pueda generar con aumentos de productividad, que está más ligado a la mano de obra calificada que a la no calificada. Por lo tanto, esos impulsos a esos salarios sumergidos también terminan siendo contraproducentes en lo que tiene que ver con la generación de empleo.
“Este presupuesto debería utilizar mejor los recursos teniendo en cuenta el alto nivel de gasto del país”
-¿Qué entiende que es fundamental a la hora de elaborar la Ley de Presupuesto?
-Las restricciones presupuestales en lo que ha sido la trayectoria del gasto. Este presupuesto debería utilizar mejor los recursos teniendo en cuenta el alto nivel de gasto que el país ya tiene. Es importante mantener una trayectoria del gasto que permita alcanzar un superávit primario hacia 2026, para reducir el déficit y estabilizar la deuda como porcentaje del PIB. Ese es el gran desafío a nivel macroeconómico en el corto plazo y veremos si este presupuesto cumple con eso. Eventualmente, Uruguay tendrá un problema con la calificación de su deuda en el mediano plazo, si no hay una reducción importante del déficit fiscal.
“Pretender agregar más gente a la Caja con los actuales parámetros incrementa el déficit a largo plazo”
-¿Cuál cree que es la mejor salida para la situación de la Caja de Profesionales?
-Hay algo que me llama la atención que el gobierno no haya insistido lo suficiente: que lo que aportan los beneficiarios del sistema en relación con lo que reciben después como jubilación, es claramente muy bajo y fuera de línea con lo que son los otros sistemas jubilatorios en Uruguay. La rentabilidad esperada de los aportes a la Caja es bastante buena y eso es lo que hace, en definitiva, al sistema insostenible a la larga. Pretender, como lo hacen algunos, agregar más gente a la Caja con los actuales parámetros, no hace más que incrementar el déficit a largo plazo. Evidentemente, la solución debe pasar por una convergencia de los parámetros de este sistema con el resto del sistema jubilatorio del país, lo que daría una mayor justificación para lo que podrían ser eventuales aportes del Estado.