Martín Vallcorba, subsecretario de Economía y Finanzas
Los desafíos y compromisos que tiene por delante esta administración de gobierno, principalmente en materia económica y asignación de gastos, parecen estar claros para Martín Vallcorba. Según explicó en entrevista con CRÓNICAS, para atender los problemas que presenta la sociedad uruguaya como la seguridad, la educación o la pobreza infantil, además de mejorar la calidad del gasto, es necesario gastar más. Por otro lado, el viceministro de Economía adelantó que la definición del equipo económico es avanzar en la incorporación del impuesto mínimo global, lo que requerirá rediseñar el conjunto de mecanismos de promoción que el país tiene.
Por Oscar Cestau | @OCestau y Mateo Castells | @teocastells
Menú: El entrevistado eligió de la carta de La Corte merluza grillé con puré de papas y zanahoria, que acompañó con limonada. De postre, optó por crumble de manzana y, para extender la sobremesa, prefirió café.
-¿Cómo evalúa estos primeros meses en materia económica?
-Hubo una primera etapa en la que tratamos de precisar de mejor forma, con respecto a la información que teníamos, cuál era el punto de partida, sobre todo en materia fiscal, que tuvo sus problemas y debilidades en cuanto al intercambio de información. Hubo una primera etapa donde era importante tener claro dónde estábamos parados y allí surgieron una serie de temas, como los gastos postergados del año 2024 y algunos ingresos que se habían adelantado. Después, nos abocamos a cuatro grandes tareas que hemos tenido en estos meses, que tienen que ver con la elaboración de la Rendición de Cuentas, con ese punto de partida fiscal, el anuncio de las medidas de apoyo a la frontera, la presentación de los lineamientos salariales y recientemente la presentación del conjunto de medidas, de naturaleza microeconómica, para mejorar la competitividad, el clima de negocios, facilitar el comercio exterior y promover las inversiones. Hasta ahora, el centro de las actividades que hemos desarrollado se ha vinculado con estos temas, que implican una agenda potente de acciones, que exceden lo fiscal, pero que tienen en lo fiscal un punto relevante. Durante estos primeros meses también debimos abocarnos a atender, junto a otros ministerios, un conjunto de problemas que venían de la anterior administración. En particular, trabajamos junto al Ministerio de Transporte para superar el diferendo por el proyecto de Ferrocarril Central, junto al Ministerio de Salud Pública para atender los problemas del Casmu y junto al Ministerio de Trabajo para resolver la crisis de la Caja de Profesionales.
-Días atrás presentaron un paquete de 12 medidas que buscan mejorar la competitividad, el clima de negocios y facilitar el comercio exterior, que fue saludado por políticos y especialistas de diversas corrientes. Sin embargo, la tasa consular no se tocó, algo que es muy reclamado por la sociedad y actores económicos. ¿Piensan hacer algo con ella?
-Filosóficamente, entendemos que está dentro de los costos que afectan el comercio exterior y que sería deseable ir reduciéndola. La realidad es que tiene un peso en la recaudación que hace que sea una medida que, en este momento, no estamos en condiciones de implementar dada la situación fiscal en la que el país se encuentra. Es un tema que permanece en agenda y que va a requerir, previo a poder avanzar, una mejora en los números fiscales, y al mismo tiempo, una discusión que hace a las prioridades en materia de gasto. Lo que no podemos perder de vista es que el país recauda mucha plata por ese concepto y hay que evaluarlo con esa lógica.
-¿Sería viable ir desarmándola en cuotas, por ejemplo?
-Es una posibilidad, pero no está en agenda hoy la discusión. Sí el reconocimiento de que es una medida que encarece el comercio exterior y, por lo tanto, sería deseable tratar de desarmarla.
-Partiendo de la base de que la regla fiscal es aceptada por todos los actores de la economía y mirando hacia adelante, ¿qué modificaciones se podrían hacer pensando en una regla fiscal 2.0?
-A mí me gusta hablar de institucionalidad fiscal más que de regla fiscal. La regla es un componente de la institucionalidad y en el período pasado, el principal avance se dio en el resto de la institucionalidad, en particular, en la creación de los consejos asesores, que le dan una mirada separada de lo que es el gobierno y los responsables de la política económica, y que es una herramienta importante para generar confianza y credibilidad en la estrategia y números fiscales. Nosotros nos planteamos en este período seguir mejorando esa institucionalidad en los consejos, dándoles mayor autonomía y potestades, que hoy son muy acotadas y, por otro lado, ir reformulando la regla, que demostró, en particular en 2024, que no logró resolver los problemas que intentaba atacar ni cumplir con los objetivos que se proponía. Nosotros entendemos que es importante que el país cuente con una regla fiscal, y ahora estamos trabajando en una reformulación muy importante de su diseño para hacerla acorde con los nuevos desarrollos. El mundo y la academia han avanzado y hoy estamos en condiciones de reformular la regla, en particular, centrando el objetivo en lo que es un nivel de deuda prudente y, a partir de ello, desarrollar y anclar el resto de las metas más operativas, incluido el resultado fiscal estructural.
-En cuanto al mercado laboral, ¿cree que hay espacio para una modernización que permita más y mejor trabajo?
-Ahí tenemos dos grandes temas. Uno tiene que ver con la negociación salarial, que siempre tiene oportunidades de mejora y que en esta ronda que inicia ahora, con los lineamientos que se anunciaron, se avanzó en un montón de aspectos, en particular, haciéndola más consistente con los niveles de inflación que tiene hoy la economía uruguaya. Por otro lado, tenemos problemas de oferta y demanda. De demanda, que hacen a la importancia de que la economía crezca más. La posibilidad de generar nuevos puestos de trabajo tiene que ver con lograr un dinamismo mayor que el que ha mostrado la economía uruguaya en los últimos 10 años. Y del lado de la oferta, la recapacitación de los trabajadores para que estén acordes con las necesidades que el mercado de trabajo demanda. Allí estamos convencidos de que el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) tiene un rol muy importante a cumplir, además de los necesarios cambios en la educación.
-Más allá de las promesas en campaña de no aumentar impuestos, ¿cómo puede impactar la cuestión del impuesto mínimo global?
-Es cierto que estamos en un mundo muy inestable y que puede tener idas y venidas. Lo del impuesto mínimo global hoy parece algo bastante consolidado, que ya está operativo y seguirá ampliándose ese umbral mínimo del 15% que las empresas deberán pagar sobre la renta que generen. Y que la pagarán en el país donde están instalados o en los países donde la empresa tenga vínculos. Frente a esa realidad, hay empresas uruguayas que ya están pagando este año el impuesto mínimo global. Lo único que sucede es que no lo pagan en Uruguay y lo están pagando en el exterior. Y, por lo tanto, Uruguay está perdiendo posibilidades de recaudación. Sería una enorme torpeza que nos hiciéramos los desentendidos ante esa realidad y no actuáramos, porque, en definitiva, no les estaríamos generando mejores condiciones a las empresas, porque la carga tributaria la empresa ya la tiene, y, por otro lado, estaríamos sacrificando recaudación. Esto es algo que las empresas que están en esta situación se lo reclamaron a la anterior administración y creo yo que por aquella idea de que no se iban a crear nuevos impuestos, quedó atrapado en una solución que, a todas luces, no es buena para el país porque implica sacrificar recaudación sin que eso redunde en una mejora para las empresas. La definición de este equipo económico es que vamos a avanzar en la incorporación del impuesto mínimo global, lo que va a requerir rediseñar el conjunto de mecanismos de promoción que el país tiene, que muchas veces estaba apoyado en la exoneración del Impuesto a la Renta. Quedar atrapado en un planteo que se hizo en campaña de que no se van a crear impuestos y, por lo tanto, perder esta oportunidad de que el país recaude, me parece que sería una muy mala decisión.
Reducción de la jornada laboral e impuesto a la riqueza: ¿qué hará el MEF?
-¿Cómo impacta en la inversión nacional y extranjera que distintos actores se manifiesten a favor de iniciativas como la reducción de la jornada laboral sin pérdida salarial o impuestos que graven a la riqueza?
-En lo que tiene que ver con la jornada laboral, lo que se ha planteado es la incorporación del tema en una mesa de discusión tripartita, para poder analizarlo en conjunto con la productividad. Esta es una discusión que se está dando en el mundo y no podemos hacer de cuenta que no existe. Lo que sí es importante es poder incorporar una negociación tripartita, con un rol central de empresarios y trabajadores, para poder evaluar si existen condiciones para poder avanzar en esa dirección, que requerirá tener muy presente todo lo vinculado a la productividad. Hay que dar las discusiones con rigurosidad y apoyados en evidencias, y la peor estrategia que podemos tener es eludir las discusiones, porque cuando no discutimos estos temas, en general se van generando condiciones para que la sociedad los termine imponiendo por caminos que no son los más adecuados. En cuanto al impuesto al 1% más rico del país, que ha estado en discusión últimamente, Yamandú Orsi ha sido claro en que no es un tema que esté en agenda del gobierno en este momento. De todas maneras, yo creo que es bueno que se discuta, al igual que el tema anterior. Los impuestos no deberían ser un tabú que no se pueden analizar. Nuestro sistema tributario seguramente tenga muchas oportunidades de mejora.
-¿Dónde identifica esas oportunidades?
-Cuando se mira el régimen de promoción de inversiones, establece una serie de excepciones al régimen general tributario porque otorga exoneraciones. Eso hace también al diseño del sistema y se debería evaluar, por ejemplo, hasta qué punto esas exoneraciones que estamos otorgando cumplen con el objetivo para el que se plantearon, que tiene que ver con promover la inversión. Está fuera de discusión que Uruguay necesita instrumentos que promuevan la inversión, pero lo que debemos preguntarnos y evaluar es si los instrumentos que se están usando son los más adecuados o si se pueden mejorar. En este apartado hay cosas a mejorar y en las próximas semanas será otro de los anuncios que el Ministerio de Economía haga, porque es una línea donde se está trabajando. No es para reducir la inversión, sino para potenciarla.
“Si Uruguay sigue creciendo al 1%, no hay chance de generar los recursos necesarios para atender demandas sociales”
-¿Cómo ve la gestión del sector público en líneas generales? ¿Hay margen para aumentar la eficiencia del gasto?
-Es una de las grandes áreas donde tenemos un debe como sociedad. Tenemos que mejorar la calidad del gasto y siempre vamos a tener oportunidades de seguir mejorándola. Sin dudas hay una tarea que es necesaria, que depende directamente de los gestores. No es algo que uno pueda resolver de manera centralizada, y es importante que ese objetivo esté presente como mandato para todos quienes tienen responsabilidades de gestión en el sector público, para tener una mejor utilización de los recursos. Hay cosas que no se resuelven solo con la mejora de la calidad del gasto. Para atender determinados problemas, además de mejorar la calidad del gasto, hay que gastar más. En educación, seguridad, pobreza infantil, entre otros. Es necesario mejorar la calidad del gasto en todas esas áreas. Pero si la sociedad no destina mayores recursos a estas, no vamos a poder tener resultados efectivos.
-¿De dónde sale el dinero para atender esos problemas que menciona?
-La respuesta a esa pregunta tiene que ver, principalmente, en cómo logramos que la economía crezca más. Si Uruguay sigue creciendo a una tasa del orden del 1%, como lo hizo en los últimos años, no hay chance de generar los recursos necesarios para atender las demandas sociales. Por eso desde el equipo económico hemos hecho tanto hincapié en esa agenda procrecimiento, que tuvo un primer hito en el anuncio de las 12 medidas, pero que es solo el comienzo.