Turismo: entre la digitalización y la inclusión

EDICIÓN ESPECIAL | 15 AÑOS DE EMPRESAS & NEGOCIOS

Pablo Menoni, ministro de Turismo

El turismo ha vivido cambios sustanciales como la digitalización y las nuevas formas de alojamiento y experiencias. La pandemia marcó un antes y después, evidenciando la necesidad de una mayor articulación estatal. En el presente, el sector enfrenta desafíos relacionados a la conectividad, la equidad y el apoyo a las pymes.

¿Cuáles son las principales transformaciones que ha afrontado el turismo en los últimos 15 años?

Aun sin responder en un orden estricto de importancia, sin dudas que la consolidación de la digitalización en todas sus aristas está dentro de las más importantes. Está ayudando en todas las etapas del proceso, desde la planificación de los viajes, las reservas, las compras, el apoyo durante las estadías y las acciones posteriores como por ejemplo las reseñas, que tanto impactan en las decisiones de quienes vendrán luego en el mismo proceso. El turista se muestra más confiado en las plataformas digitales para armar sus propias experiencias, y en algunos casos hay una dependencia extrema durante los viajes del soporte que las plataformas brindan.

De la mano con ello, las nuevas formas de alojamientos, que se han visto incrementadas justamente por las posibilidades que la digitalización les ha abierto.

Los cambios en las experiencias de viajes que los turistas demandan: el turismo TERN (Turismo de Entornos Rurales y Naturales) en todas sus variantes, la consolidación del enoturismo donde los turistas buscan experiencias de altísima calidad. También desde el lado de la demanda de servicios, la búsqueda de vivencias personalizadas que desafía a los operadores turísticos y las infraestructuras de los destinos.

En Uruguay se han amalgamado experiencias deportivas y culturales con el turismo, es decir, participar de un evento deportivo no profesional se está convirtiendo en un gran atractor de turismo receptivo.

Y no se puede dejar de hacer una mención al impacto que la pandemia ha tenido. No solo porque produjo un cierre casi total de la actividad, cuyos aprendizajes estamos aún procesando, sino porque puso a las claras la necesidad de una articulación de las políticas del sector con una fuerte impronta del Estado. Del mismo modo, ha mostrado que todos los actores necesitan afrontar la prestación de sus servicios con más flexibilidad.

Junto con todo ello, hemos visto un incremento en concientización sobre la sostenibilidad y el turismo responsable.

Y, por último, y de la mano con esto último, hemos presenciado tensiones entre la industria del turismo y los intereses de ciudadanos locales, a los cuales tenemos que estar atentos para poder gestionarlos, ya que hay distorsiones de mercado producidas por el turismo que entran en conflicto con algunos derechos e intereses de los habitantes de ciertos lugares.

¿Cómo describiría la situación actual del sector?

En Uruguay la situación es muy heterogénea, tanto en la oferta como en la demanda.

Desde el lado de la oferta, la heterogeneidad tiene varias aristas. Primero, desde el punto de vista geográfico, con grandes atractivos que reciben la mayor parte del turismo, lo que desafía nuestra creatividad para buscar los equilibrios justos para atender las demandas de las distintas regiones, sobre todo en materia de promoción. Segundo, desde el punto de vista de la capacidad de los operadores, donde tenemos una buena parte de la oferta de servicio brindada por pequeñas y medianas empresas (pymes) con mucha fragilidad y a quienes se les hace extremadamente difícil sobrellevar la estacionalidad del sector, y otra por empresas grandes, consolidadas y con buena ocupación laboral. Todo ello se complementa con una buena oferta de servicios, que tiene, al mismo tiempo, un enorme potencial de crecimiento sustentado en oportunidades de mejora. Hay productos como la gastronomía, con enorme potencial, que necesitan apalancamiento para crecer e internacionalizarse. El turismo TERN, el enológico, el cultural y el deportivo tienen también gran capacidad de crecimiento, y del mismo modo necesitan articulación y políticas activas para desarrollar todo su potencial, que está muy lejos de alcanzarse.

Desde el lado de la demanda, tenemos muchas fortalezas en dos aspectos esenciales: la estabilidad y la seguridad, que en términos comparativos siguen siendo un diferencial para Uruguay, pero seguimos sin poder cumplir las expectativas de conectividad que creemos que se pueden colmar. Esperemos poder hacerlo.

Y hablando del turismo interno, tenemos el enorme desafío de acercar el turismo a un segmento de la población que, por diversas razones, pero sobre todo socioeconómicas, no puede acceder a su derecho de hacer turismo. Es una demanda que no se ha percibido como tal y que nos ha impulsado a convocar al Sistema Nacional de Turismo Social (SNTS) como una herramienta indispensable para cumplir con ella, porque así lo tenemos estipulado en nuestras bases programáticas y porque para nosotros el turismo es un derecho humano.

La situación para nosotros es alentadora porque por sobre todas las cosas tenemos un muy buen equipo humano tanto a nivel de dirección como de los y las funcionarias del Ministerio. Nos llevamos una gratísima sorpresa al percibir las ansias de trabajar que tienen.

¿Cómo puede la tecnología, y en especial la inteligencia artificial (IA), ayudar a mejorar la experiencia del turista?

La pregunta es muy atinada porque desde el Ministerio hemos focalizado el uso de la IA desde otro punto de vista: el de la promoción. Es decir, utilizar la IA para captar turistas en forma microsegmentada. Tengamos presente que la experiencia de los turistas comienza incluso antes de la planificación de sus viajes, donde buscamos, primero que nada, despertar su interés por conocer Uruguay, por eso hablamos de IA en la promoción y es allí donde queremos incidir principalmente.

Sin embargo, el aporte de la IA no se limita solo a eso, pues ayuda en todo el proceso, no es un factor determinante en ningún caso, pero sí muy sustancial, o por lo menos eso pretendemos nosotros.

Durante la planificación, la ayuda es bien pragmática: la IA la facilita notablemente y también ahí es donde nosotros queremos intervenir. Luego, durante el propio desarrollo de los viajes, las oportunidades de mejora son muy vastas: los asistentes virtuales para proporcionar información, las herramientas que facilitan la comunicación entre los turistas y los operadores, es decir, una evolución a la ya legada traducción, hasta lo que llamamos experiencias inmersivas, una evolución de la realidad aumentada.

Las experiencias inmersivas mezclan la realidad virtual y los escenarios reales e interactivos para crear entornos que hacen sentir al turista como parte de lo que están viendo o escuchando. Incluso puede ser usada como un paso previo a la verdadera experiencia, disparando el interés por vivenciar la experiencia real.

Las oportunidades son tan grandes que, como ha pasado siempre con la tecnología, es muy arriesgado pronosticar en cuáles etapas de la experiencia la IA se va a consolidar. Por ello creemos importante monitorear su desarrollo, estar atentos a los posibles usos y ser parte de su evolución.

¿Cuáles son las expectativas hacia el segundo semestre en materia de gestión?

Habiendo terminado el segundo semestre habremos completado recién el 17% de nuestra gestión (10 meses de un total de 60), pero es tiempo suficiente como para consolidar la relación de confianza que estamos construyendo con todos los actores del sector, tanto trabajadores como empresarios. Y para construirla queremos conversar con la mayor cantidad de colectivos que podamos. Queremos que se nos vea como los líderes de la política en materia turística, pero también que tengan clara nuestra visión de construcción colectiva, porque tendremos oportunidades de trabajar en conjunto no solo para planificar, sino para corregir cuando haya que hacerlo. Para esto último debemos afianzar nuestro departamento estadístico con herramientas modernas de analítica e inteligencia comercial, pues para la toma de decisiones se necesitan evidencias.

Yendo a aspectos pragmáticos, queremos tener nuestras líneas de acción en marcha, empezando por el SNTS. Soñamos con el momento en el cual los y las uruguayas que no han hecho turismo nunca comiencen a hacerlo.

Deberíamos tener delineadas las líneas de marketing con una mirada de mediano plazo y no de tan de corto plazo como tenemos ahora.

Para fin de año, espero que nuestras acciones de apoyo a las pymes y de regionalización tengan los lineamientos y las fuentes de financiación definidas.

También nos proponemos tener en la cancha algunas pequeñas inversiones en infraestructura que anhelamos sean en todo el país.

Y deberíamos tener nuevas conexiones aéreas andando y otras tantas planificadas.