Desde 2010, la actividad agropecuaria ha tenido como contexto diferentes ciclos de precios, factores climáticos adversos, pandemia, conflictos bélicos y tensiones comerciales internacionales. Sin embargo, impulsado por los avances de la ciencia, la incorporación de tecnología y la profesionalización de la gestión, el agro consolidó su producción, exportaciones e inversiones. Las transformaciones le permitieron adaptarse al nuevo entorno y ser un motor de la economía de nuestro país en el último quindenio.
Por: Cr. Darío Andrioli, socio director de Carle & Andrioli y profesor de Finanzas para Agronegocios en Universidad ORT
Expansión de la agricultura
En los últimos quince años la agricultura uruguaya registró cambios en la extensión y composición de su área sembrada, así como diversificación, rotación y doble cultivo anual. En ese marco, tuvo variaciones significativas de rendimientos y toneladas producidas.
Desde 2010 incrementó 60% la superficie plantada, alcanzando los niveles máximos históricos en las zafras 2013-14 y en la recién finalizada 2024-25, en la cual el área sembrada alcanzó los 2.5 millones de hectáreas, un 10% superior al ciclo anterior. Por su parte, las superficies mínimas cultivadas se dieron en el período 2017 a 2020.
Se destaca la consolidación de la soja como el principal cultivo y el surgimiento de la colza, así como el incremento de superficie de maíz y cebada. En sentido contrario, el trigo descendió su participación en el área de la agricultura de nuestro país.
La inversión en tecnología y la investigación agronómica determinaron incrementos de los rendimientos productivos. El indicador de productividad promedio ponderado por hectárea elaborado por nuestro estudio, con base en las medias móviles de cinco campañas agrícolas, presenta un incremento de 25% en los últimos quince años.
Esa tasa anual media de aumento de productividad de 1.5% y la expansión de superficies cultivadas generaron incremento significativo de cantidades producidas y efectos positivos en el producto agropecuario.
Las zafras 2017-18 y 2022-23, impactadas por factores climáticos, fueron las de menores toneladas cosechadas en el período. En sentido contrario, las dos últimas campañas marcan las mayores cantidades producidas, en particular en la reciente zafra 2024-25 se alcanzó el récord de producción agrícola.
Intensificación de la producción pecuaria
El valor agregado de la producción pecuaria se incrementó por la mayor extracción de ganado vacuno para faena y para exportaciones en pie. Los cambios en la genética y mejoras en el proceso de producción permitieron a la ganadería mayor eficiencia y productividad, con disminución del ciclo y aumento del peso promedio de faena.
La industria frigorífica registró el récord de faena vacuna en la zafra 2021-22, que fue seguida de una caída de actividad de más de 20% en el ciclo siguiente por factores de clima y demanda.
La trayectoria reciente muestra recuperación del nivel de faena, con una zafra 2023-24 que creció 10%. Por su parte, el número de vacunos enviados para faena en el primer semestre 2025 se incrementó 6% en la comparación interanual.
En la producción de la cadena cárnica destaca en el último quinquenio el incremento del porcentaje de ganado para la faena proveniente de corrales de engorde, que se ubica en una media de 15%.
Otra de las características de la producción ganadera del período ha sido el incremento de exportaciones de ganado en pie, alcanzando cantidades máximas en 2018 y 2024. Esto, sumado al desempeño de la faena, ha determinado un aumento de la producción de carne de 15% en los últimos quince años, a diferencia de la producción de carne ovina y lana, que se ha reducido.
Por su parte, la producción láctea creció hasta 2014, con posterior caída, para recién recuperar el nivel de remisión de leche a plantas en las últimas zafras. Además, el sector lechería presentó una trayectoria sostenida de descenso del número de tambos, stock de ganado lechero y vacas en ordeñe.
En el período analizado, la cadena láctea experimentó dificultades y la desaparición de varias industrias que tenían proyectos productivos importantes que no resistieron las transformaciones de los mercados.
En el comienzo de este año la producción lechera se ha incrementado 5%, lo que sumado a la mejora de precios y poder de compra puede indicar una nueva etapa de la lechería uruguaya.
Desarrollo forestal
Uno de los aspectos destacados del sector agropecuario de los últimos quince años es el crecimiento sostenido y la consolidación de la silvicultura.
El sector forestal ha expandido la superficie casi 40% en ese período, alcanzando los 1.2 millones de hectáreas de plantaciones forestales, con una moderación del ritmo de crecimiento en los últimos cinco años.
El aumento de la producción silvícola estuvo impulsado por la mayor demanda de las plantas de celulosa. A la primera planta de UPM en Río Negro, en el período se agregaron Montes del Plata y la planta de UPM de Paso de los Toros, con sus impactos en la fase primaria y en toda la cadena de valor.
La producción de celulosa acumula un crecimiento de 60% en los últimos cinco años, incidido por el inicio de operaciones de la nueva planta de UPM y se estima que podrá crecer algo más con el funcionamiento a pleno de las plantas.
Como consecuencia de ese crecimiento, la celulosa se transformó en uno de los principales productos de las exportaciones relacionadas al agro y de las exportaciones totales de nuestro país con destino a China y a la Unión Europea (UE).
Si bien en el primer trimestre de 2025 la producción silvícola ha disminuido su actividad por menores exportaciones de rolo, su participación en el producto agropecuario ha crecido, tendiendo al 15%.
Cambios en precios y exportaciones
Los ciclos de precios internacionales en los últimos quince años plantearon desafíos y oportunidades para la rentabilidad de la actividad agropecuaria y las exportaciones de nuestro país.
De acuerdo con los índices de precios de productos agropecuarios elaborado por FAO, el indicador de precios actual es superior a junio de 2010 para los principales productos: cereales 22%, carnes 38% y lácteos 40%. Sin embargo, en ese período presentaron oscilaciones significativas.
En el caso de los cereales presentaron precios altos de 2021 a 2023, mientras que ahora se ubican en un ciclo de menores valores. Por su parte, la carne y el ganado desde el año anterior han aumentado sus precios. Respecto al sector lechero, fue impactante la caída de precios de los lácteos de 40% en el año 2015, mientras que desde 2024 presenta mejora de sus precios.
Los cambios en los precios del mercado y en el desempeño productivo determinaron transformaciones de los valores de las exportaciones, en el podio de los productos exportados y en los principales destinos de las ventas al exterior.
En 2010, los principales productos exportados fueron carne bovina, arroz y lácteos. Por su parte, en 2024 el principal producto exportado por primera vez fue la celulosa, con incremento de volumen que le posibilitó llegar al 20% de participación, seguida de carne bovina (que representó el 16%) y de la soja, que se recuperó del octavo lugar ocupado en 2023.
China se convirtió en el primer destino de las exportaciones de bienes de nuestro país con impacto en los agronegocios. En el último año se mantiene como principal destino (celulosa, soja y carne bovina), seguida de Brasil (aunque con descenso de lácteos y malta) y de la UE, que ocupó el tercer lugar (principalmente celulosa, carne bovina y arroz).
A pesar de los cambios ocurridos en el período, los productos de base agropecuaria exportados siguen siendo clave para nuestro comercio exterior, representando 80% de los valores totales de los bienes exportados.
Inversiones y financiamiento
En una perspectiva de largo plazo para la actividad del agro es relevante el comportamiento de las inversiones en campos, maquinarias y activos biológicos. En los últimos quince años sus inversiones mostraron gran dinamismo, ajustando su nivel según los ciclos de expectativas de rentabilidad.
Las inversiones en tierra para uso agropecuario en 2024 fueron de 375.000 hectáreas por un valor de casi US$ 1.500 millones, de acuerdo a información de DIEA (Dirección de Investigación y Estadística Agropecuaria). Respecto a 2010 registra un aumento de 12% en el área comercializada y un 68% en valores.
En el período analizado el valor promedio por hectárea se incrementó en forma significativa, pasando de US$ 2.600 a casi US$ 4.000. La tierra en el último año alcanzó el valor récord, superando a 2014 que era el anterior máximo. Destacan los precios medios por hectárea de los departamentos de Soriano y Colonia, que superan los US$ 8.000 por sus altos potenciales productivos.
Respecto a la inversión en equipamiento, alcanzó el máximo de inversión en 2014, de acuerdo al índice de inversión en maquinaria agrícola (Idima) que elabora nuestro estudio con base en las importaciones de esos bienes.
Luego de cuatro zafras con niveles bajos, a partir de la zafra 2019-20, registró un nuevo crecimiento de inversión en maquinaria, Por su parte, en el ciclo 2023-24, factores climáticos y de mercado desmejoraron las expectativas y determinaron una caída de inversión que interrumpió la trayectoria de crecimiento. En la última zafra, con el impulso productivo, la inversión logró crecer 4%.
En la última década las nuevas tecnologías incorporadas en los equipos han contribuido para una agricultura con mayor eficiencia y sostenibilidad, por mayor preservación de los recursos naturales y cuidado del medio ambiente. Asimismo, la tecnología digital incorporada brinda información importante para la gestión agronómica.
Por las importantes inversiones el sector agropecuario requiere disponer de oferta de financiamiento bancario. Según información del BCU, los préstamos al sector se sitúan actualmente en valores máximos (US$ 3.900 millones), por lo que en los últimos quince años el monto de los préstamos al agro se multiplicó por tres.
El indicador de endeudamiento deuda bancaria/producto se ubica en 72%, con una tasa de morosidad media de 1.3%, que si bien es algo mayor al 0.8% de 2010, muestra un comportamiento de pago adecuado de las empresas del sector.
La ganadería representa el 31% de los créditos bancarios al agro, al igual que las actividades relacionadas a la agricultura, mientras que silvicultura representa el 15% y la lechería el 5%.
Retos y oportunidades
Desde el punto de vista productivo, el momento actual del sector agropecuario es positivo. El producto del agro logró crecer 11% en el año 2024 y un 4% en la comparación interanual del primer trimestre de 2025.
En relación a los mercados, el sector está expuesto a las oscilaciones de los precios internacionales. Si bien la producción pecuaria ha mejorado sus valores en el último año, la agricultura presenta un ciclo de precios con desafíos que determina la necesidad de altos rendimientos para lograr el equilibrio económico.
A ello se agrega el efecto en sus costos de producción del descenso de la cotización del dólar en el primer semestre del año, lo que motivó nuevos reclamos del sector agropecuario. Si bien la competitividad depende de varios factores, de acuerdo a la última información disponible del BCU, el tipo de cambio real global cayó 35% en los últimos quince años, con descenso de Brasil de 47%, China 8% y Unión Europea 15%.
Su desempeño futuro, por las características de su actividad, le requiere mejora de gestión de los riesgos del clima. El cambio climático le demanda al agro realizar inversiones en riego, por lo que el productor debe considerar esta inversión en sus proyectos. Los productores que tributan IRAE tienen la oportunidad de usar el beneficio de promoción de inversiones para la gestión del agua y reservorios para riego.
Para la rentabilidad y sostenibilidad de los agronegocios es clave continuar con la incorporación de innovaciones, incrementando el uso de la inteligencia artificial, de la investigación científica y de la automatización en sus operaciones. Esto no es sólo para las empresas grandes, sino también para los pequeños y medianos productores, aunque puedan tener dificultades de escala y de financiamiento.
En ese sentido, además de la contribución a la innovación de INIA y ANII, cobra relevancia la innovación abierta y colaborativa con proveedores, academia y otras empresas. Además, la innovación para el agro no es sólo tecnológica, sino que requiere de nuevas formas de gestionar los riesgos evaluando posibilidades de seguros de rendimientos, de precios e inclusive del riesgo de tipo de cambio.