Desde los inicios apostando por la comunidad portuaria

EDICIÓN ESPECIAL | 15 AÑOS DE EMPRESAS & NEGOCIOS

Mario Ferraz, trabajador portuario desde la fundación de Montecon, comparte su historia y reflexiona sobre el valor del oficio y la evolución del sector.

Mario Ferraz vio nacer a Montecon, el principal operador de las áreas públicas del puerto de Montevideo. En el año 2000, cuando la empresa se fundó, Ferraz ingresó a trabajar y desde allí pudo vivir en primera persona el desarrollo y la consolidación de la compañía.

Ferraz es apuntador, encargado de verificar y controlar la carga y descarga de mercancías en el puerto. Su función principal es registrar y documentar cada movimiento de la carga, asegurando que coincida con la documentación y reportando cualquier anomalía.

Considera que llegar a ese rol fue “fundamental”, pasando de desempeñar tareas manuales a aquellas vinculadas al control. “Parece un trabajo sencillo, pero tiene su complejidad. Cuando yo empecé, todo se hacía en papel. Hubo un cambio muy grande y ahora se usan muchos datos, pero no se trata solo de manejar una máquina, también hay que tener oficio”, señala.

Ferraz considera que el trabajo es mucho más profesional, y la misma empresa se encarga de brindar capacitaciones a sus trabajadores, permitiéndoles mejorar y agilizar su tarea, y brindándoles herramientas para su crecimiento.

Con 66 años, Ferraz elige ir a trabajar todos los días gracias a “la tribu” que lo sostiene, es decir, al grupo humano con el que trabaja. “Sé que el día que me jubile ya no voy a estar más con la tribu. Mientras tenga lucidez y siga siendo parte del engranaje que implica estar rodeado de gente joven, quiero seguir. No está en mis planes dejar de participar”.

Lo que valora de Montecon como empresa es la adaptación a los cambios, la preocupación por la seguridad y los derechos laborales. “Los trabajadores portuarios hemos mejorado mucho en ese aspecto. Nos hemos puesto a la altura, sobre todo en seguridad. Se ha tomado mucha más conciencia y todos hemos aprendido a cuidarnos más. Y no depende solo de la empresa, también es responsabilidad de cada uno”, argumenta.

También valora especialmente el lado social de su trabajo. Dice que escuchar a los más jóvenes es clave. “La mentalidad joven no es igual a la nuestra, pero es muy importante escucharlos, porque los cambios siempre los hicieron los jóvenes, la evolución viene de ellos”, comenta.

Ferraz no tiene dudas del lugar que ocupa. “No sé si todo el mundo lo entiende como yo, pero me siento muy bien siendo parte de esta red. No importa en qué puerto sea, pero yo me siento parte de la comunidad portuaria en la que trabajo”.

Al respecto, señala que el trabajador portuario cumple una función fundamental, aunque muchas veces, quienes no están inmersos en la cadena logística, no lo conozcan. “Son pocas las personas que entienden realmente lo que es el puerto. Piensan que solo se trata de que entren y salgan barcos, pero es mucho más que eso. Atrás de lo que hacemos hay una red comercial enorme. Para que descarguemos una importación, alguien tiene que comprarla y distribuirla. Para una exportación, tiene que haber una empresa que la despache, y otra que la reciba. Sentirse parte de eso es muy lindo”. Ese compromiso con el trabajo, asegura, también implica responsabilidad de todos los actores. 

Ferraz destaca, además, el ambiente de trabajo que encontró en Montecon desde sus inicios. “Siempre sentí que la empresa apostaba por la gente. A lo largo de los años, he visto cómo se apoya a los trabajadores, tanto en lo profesional como en lo personal. Hay contención, hay escucha. Eso te da ganas de quedarte, de seguir creciendo”, asegura.

Para Ferraz, ser trabajador portuario no es solo un oficio, es una forma de vida. “Yo me siento parte de esta comunidad y estoy orgulloso. Es lo que soy, y lo que seguiré siendo mientras tenga la energía para aportar”, finaliza.

“El puerto no son solo barcos, es una red de personas, decisiones y compromiso. Sentirse parte de eso es muy lindo”.