Amílcar Perea, presidente de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI)
Ante el avance de los procesos de digitalización, el tema se volvió prioritario para los actores del sector y abordarlo requiere amplios ámbitos de discusión, de acuerdo con el presidente de la CUTI, Amílcar Perea. En una charla con CRÓNICAS, alertó que el riesgo también está en que merme la confianza de los usuarios, ya que “puede generar una falta de incorporación a servicios importantes y de mejor calidad”, y en el estancamiento que pueden provocar las vistas sesgadas a la hora de gestionar la problemática. “Si por miedo o por desinformación ocultamos la cabeza ante el fenómeno, la ola nos va a pasar por encima”, opinó.
Por Jerónimo López
-Desde su rol y en base al contacto que tiene con los actores del sector, ¿el país atraviesa una crisis en términos de ciberseguridad?
-Hoy en día, con los procesos de digitalización, el mundo se encuentra en un momento en el cual la ciberseguridad pasa a ser cada vez más crítica y necesaria. En ese sentido, Uruguay no solamente no está ajeno a esa realidad global, sino que especialmente tiene la necesidad de mejorar sus procesos y cuidar el enorme activo que representa la capacidad del Uruguay tecnológico. Entonces, nosotros lo vemos desde dos puntos de vista que son importantes. Primero, el cuidado de los servicios y los usuarios locales y, dado que todas nuestras empresas trabajan para el mundo, el fortalecimiento de sus capacidades para poder seguir trabajando en esos mercados súper exigentes, donde cada vez más existe la necesidad de asegurar la operativa, la profesionalidad, la seguridad de los usuarios y el cuidado de la gente. Debemos estar a la altura a nivel global.
-¿Es una preocupación en los actores del sector o hay desafíos prioritarios?
-Es un tema de trabajo permanente y de interacción constante, donde individualmente y de forma colectiva las empresas estamos trabajando en ese fortalecimiento y apoyándonos dentro de lo que tiene que ver con nuestras áreas y líneas de trabajo. Es un espacio que obviamente es cada vez más requerido y es un tema prioritario para nosotros.
-¿Cómo debería abordarse el problema y, en ese esfuerzo, cuánto le compete al privado y cuánto al Estado?
-Tanto lo que es ciberseguridad como sostenibilidad o asegurar la interoperabilidad son temas que no se logran con una sola de las partes. Desde el punto de vista específico de la ciberseguridad, lo que tenemos que lograr además es una capacidad de asegurar a los usuarios el poder acceder a los servicios. Hay un riesgo importante que es que, si la ciberseguridad no genera confianza en nuestras soluciones o atemoriza a los usuarios, puede excluirlos de servicios que sean muy importantes y generar justamente una falta de incorporación a servicios de mejor calidad. Si no lo logramos, de alguna manera vamos a estar dejando fuera de la evolución y de poder aprovechar las mejores condiciones a personas por no poder transmitirles esa confianza. Entonces, es una combinación de generar las condiciones reales para asegurar el correcto funcionamiento de los servicios y por otro lado el generar la confianza para que la gente se sienta tranquila utilizando las novedades. Esa combinación realmente es un desafío muy grande.
-¿Hay proyectos que sea necesario crear o seguir desarrollando en esta línea?
-La regulación de la ciberseguridad, del ciberdelito o de la inteligencia artificial han sido proyectos en los cuales hemos colaborado fuertemente liderados por Agesic y ahora también por Uruguay Innova. Evolucionan permanentemente y necesitamos trabajar conjuntamente. Justamente, el riesgo de que aparezcan posibles vistas parciales o desde un solo ángulo es muy peligroso y podría dejar atrasado a Uruguay en la posibilidad de dar servicios de mejor calidad, de inclusión, de adopción tanto de la inteligencia artificial como de la operativa digital y de la digitalización que el país tanto precisa para ser más eficiente. Se requieren ámbitos de discusión amplios.
-En ese sentido, ¿se están dando estos ámbitos con el resto de las autoridades?
-Sí, absolutamente. Me parece que es súper interesante que, si hay otras visiones, podamos trabajar en conjunto, porque lo peor de todo sería atrasar a Uruguay respecto al mundo ya sea en los controles, en habilitar las tecnologías o demás. Si por miedo o por desinformación ocultamos la cabeza ante un fenómeno como la inteligencia artificial, o como los requerimientos de ciberseguridad, que son centrales, esa ola nos va a pasar por arriba. Nosotros tenemos que estar al frente y surfear esas olas para posicionar a Uruguay a ese Uruguay tecnológico que hace más de 25 años que es una política de Estado como un habilitador y un generador de confianza hacia el público.
“No es viable que trabajemos para el mundo y Uruguay no acompañe las tendencias mundiales”
-¿Qué ocurre con la cooperación internacional en esta materia?-Las empresas uruguayas normalmente trabajamos para el mundo. Entonces, si a algún actor se le ocurre hacer cosas que están desfasadas o a contramano del mundo, lo que va a pasar es que las empresas uruguayas no vamos a poder atender el mercado interno. Es decir, no es viable que como conjunto trabajemos para el mundo y Uruguay no esté acompañando las tendencias mundiales. Por ejemplo, respecto a la inteligencia artificial, necesitamos que Uruguay tenga una adopción masiva. Eso hay que hacerlo con seguridad y siguiendo las mejores prácticas a nivel mundial. ¿Eso lo vamos a hacer imaginando algo totalmente distinto de para dónde va el mundo y lo que están haciendo los países que van un poquito más adelante que nosotros? No, sería un error enorme y no permitiría que este Uruguay del conocimiento que atiende tan bien y a tantas empresas y a tantos países de primer nivel, pueda brindar las soluciones que están aggiornadas al mundo al mercado interno.