Se viene la pelusa de los plátanos y así podés cuidarte de las alergias

La llegada de setiembre marca el inicio de la primavera y con ella brotan los característicos plátanos urbanos, cuyos árboles cubren calles y plazas con una densa “pelusa” amarilla. En realidad, esta pelusa son miles de semillas aladas recubiertas de pelos finos que se desprenden al florecer los plátanos y son arrastradas por el viento. Cada primavera, estos árboles liberan grandes cantidades de polen y plumillas que generan irritación respiratoria y ocular en buena parte de la población sensible, provocando estornudos, congestión nasal, picazón en los ojos y crisis asmáticas en quienes sufren de alergia.

El fenómeno es estacional. Ocurre con el incremento de las temperaturas y vientos primaverales. Los plátanos fueron plantados masivamente en Montevideo desde comienzos del siglo XX. En la actualidad conviven ejemplares del plátano híbrido (Platanus × acerifolia, conocido popularmente como plátano macho u oriental) y del plátano norteamericano (Platanus occidentalis) en las alineaciones callejeras. Ambas especies producen flores copiosas que, al madurar, dejan caer semillas unidas a filamentos vellosos. Al acumularse en septiembre y octubre, esa pelusa amarilla molesta se transforma en un potente disparador de alergias;la combinación de polen y fibras irritantes impacta las vías respiratorias y mucosas.

Según la Dra. Ana Mieres, directora técnica de UCM Falck, “setiembre es la época de mayor incidencia de cuadros respiratorios de origen alérgico”, especialmente en personas con antecedentes. Explicó que las partículas de plátano actúan primero como irritantes mecánicos: “Los filamentos finos pueden dañar la mucosa nasal y ocular; muchos pacientes sienten irritación en ojos y nariz aunque no sean alérgicos”, indicó. Además, las semillas contienen polen, lo que enciende síntomas alérgicos clásicos (lagrimeo, estornudos, congestión) en quienes tienen sensibilidad previa.

La médica destacó que la intensidad de los síntomas varía según cada persona. “Quien son atópicos, es decir alérgicos suele sufrir crisis más severas, porque su sistema tiene hiperreactividad, reacciona con mayor severidad que una persona no alérgica”, comentó. Ante una consulta, Mieres subrayó la importancia de distinguir una simple molestia de salud del inicio de una alergia: “Si los síntomas interrumpen actividades cotidianas – tos persistente, obstrucción respiratoria o picazón que no cede – recomendamos consultar con médico y algunas veces requiere derivar a especialista”, dijo. La Dra. Mieres aconseja a los pacientes de riesgo anticipar la temporada. “Es mejor tomar la medicación preventiva (antihistamínicos) antes de que aparezcan los primeros síntomas primaverales”, añadió.

Los datos de atención médica confirman la advertencia: UCM Falck informa que sus centros médicos reciben un notable incremento de consultas por cuadros alérgicos cada setiembre.

Consejos de prevención

Los especialistas sugieren tomar una serie de precauciones simples pero efectivas para atravesar la temporada con menos molestias. Usar gafas de sol envolventes al salir puede proteger los ojos del polen y de los pelos finos que flotan en el aire, mientras que el tapabocas o barbijo resulta útil en jornadas ventosas o al hacer ejercicio al aire libre, ya que filtra gran parte de las partículas que se inhalan. También es recomendable evitar la exposición en las horas de mayor polinización —generalmente temprano en la mañana y al atardecer— y mantener cerradas las ventanas de casas y autos en días secos, ventilando solo en los momentos de menor concentración de alérgenos.

Al llegar a casa conviene lavarse la cara y el cabello para retirar restos de pelusa y, de ser posible, cambiarse de ropa para que el polen no se acumule en los interiores. Otra medida clave es anticipar la medicación: los antihistamínicos indicados por el médico deben tomarse antes de que aparezcan los síntomas fuertes, no solo al primer estornudo. Y, por último, está la recomendación más importante: consultar al profesional de salud ante los primeros signos de alarma. Como subrayó la Dra. Ana Mieres, “no se debe menospreciar una obstrucción nasal persistente o una crisis de asma; si persisten los síntomas a pesar de los tratamientos indicados, hay que buscar atención temprana”.