“A pesar de los avances en la formalización y recuperación del empleo en los últimos años, persisten diferencias salariales significativas entre hombres y mujeres”, concluye un informe del INE que analiza la evolución del salario real y la brecha entre sexos. En términos generales, los salarios reales promedio han mostrado una relativa estabilidad, aunque si se comparan los extremos del período (2018-2024), se registran ligeras pérdidas reales, lo que refleja “las tensiones derivadas del crecimiento económico, los impactos de la pandemia y la capacidad de recuperación del mercado laboral”.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) presentó un análisis detallado de los salarios reales promedio y de la brecha salarial entre hombres y mujeres en Uruguay durante el período 2018-2024, con el objetivo de aportar información clave para comprender la dinámica del mercado laboral. El informe refiere al sector privado formal de Uruguay incluyendo a los sectores de industria, comercio, servicios y construcción durante el período 2018-2024.
“Estudiar la evolución de los salarios reales promedio y la brecha salarial es esencial para comprender la calidad de vida de los trabajadores, la justicia en la distribución del ingreso, la eficacia de las políticas laborales y el desarrollo económico sostenible”, destaca el informe.
De acuerdo al estudio, los salarios promedio a precios constantes han mostrado una relativa estabilidad, aunque, si se comparan los extremos del período (2018-2024), se registran ligeras pérdidas reales. Esa situación está “reflejando las tensiones derivadas del crecimiento económico, los impactos de la pandemia y la capacidad de recuperación del mercado laboral”. No obstante, se advierte que el comportamiento no es homogéneo, puesto que se observan diferencias significativas según el sector de actividad, el tamaño de la empresa, la región y el sexo de las personas ocupadas.
Por otra parte, el estudio confirma que la brecha salarial entre hombres y mujeres sigue siendo un fenómeno estructural del mercado de trabajo uruguayo. Aunque su magnitud varía entre sectores y territorios, los datos confirman que las mujeres perciben remuneraciones promedio inferiores a las de los hombres, incluso en actividades donde su participación es mayoritaria.
Según se fundamenta, esta desigualdad se podría explicar en gran medida por factores como la segmentación ocupacional, la concentración de mujeres en empleos con menor remuneración, las barreras para acceder a puestos de decisión y las diferencias en los tipos de inserción laboral.
Datos observados
El informe arroja que la brecha en el período 2018-2024 se situó en torno al 27% durante todo el período analizado. Entre 2018 y 2019 la brecha osciló entre 26% y 28%, manteniendo relativa estabilidad. No obstante, en 2020 y 2021, coincidiendo con la contracción del salario real, se registraron aumentos con picos de 28% y 28,17%. En 2022 se alcanzaron los valores más elevados de la serie (28,74% en el segundo trimestre), lo que evidenció que las mujeres se vieron más afectadas por la dinámica del mercado laboral en la etapa pospandemia. A partir de 2023, la tendencia fue a la baja: la brecha descendió hasta 25,9% en el tercer trimestre de ese año y alcanzó 25% en el tercer trimestre de 2024, el nivel más bajo del período analizado.

“A pesar de episodios de incremento, sobre todo en el contexto de la pandemia, la tendencia de largo plazo parece ser de una moderada reducción de la desigualdad salarial entre hombres y mujeres. No obstante, la magnitud de la brecha sigue siendo relevante, lo que evidencia que las mujeres continúan percibiendo salarios considerablemente más bajos que los hombres en el mercado laboral”, subraya el informe.
Respecto a la brecha salarial por sexo según el tamaño de la empresa, se registra un comportamiento heterogéneo. La desigualdad más acentuada se observa en las empresas medianas, donde la brecha alcanza el 41,52%, cifra significativamente superior al resto. Por su parte, tanto en las micro y pequeñas empresas como en las grandes firmas, las diferencias oscilan entre el 27% y el 29%, evidenciando una convergencia relativa en estos grupos.
Estos resultados sugieren que, aunque las empresas más grandes ofrecen salarios promedio más elevados, ello no garantiza mayor equidad entre sexos. Por el contrario, las empresas medianas representan el segmento más crítico en términos de desigualdad salarial.
“La evidencia indica que, a pesar de los avances en la formalización y recuperación del empleo en los últimos años, persisten diferencias salariales significativas”, concluye el documento.
Brecha salarial por región
En otro orden, el informe elaborado por el INE revela que los salarios en Montevideo son, en promedio, más de un 30% superiores a los registrados en el interior del país.
Los datos muestran que, pese a las fluctuaciones coyunturales, la brecha salarial territorial se amplió en el período. Los salarios en Montevideo se mantienen en niveles superiores a los del interior, lo que refleja tanto la mayor concentración de actividades económicas de alta productividad en la capital como la persistencia de un rezago estructural en el interior.
En cuanto a la brecha salarial por sexo, se mantuvo elevada tanto en Montevideo como en el interior, aunque con diferencias notorias en magnitud y trayectoria. En la capital los valores oscilaron entre 24% y 28%, con una tendencia descendente a partir de 2022 que llevó al mínimo de la serie en 2024 (23,7%). En el interior, en cambio, la brecha fue sistemáticamente mayor y más volátil, alcanzando un máximo de 32,6% en el primer trimestre de 2022 y manteniéndose en niveles superiores al 28% en la mayoría del período.
“En conjunto, los resultados evidencian que, si bien Montevideo muestra una reducción progresiva de la desigualdad por sexo, el interior presenta una mayor rigidez estructural”, destaca el documento.