Desesperada búsqueda afectiva en la nocturna soledad de un concurrido hotel

Atracción física > LENGUAJE COMPRENSIBLE

Por A. Sanjurjo Toucon

Dos noches hasta máñana (2 yötä aamun) Lituania / Finlandia 2014. Dir. Y guión: Mikko Kuparinen. Con: Marie-Josée Croze, Arly  Jover, Mikko Nousianen.

La joven ejecutiva debe quedarse una noche más en el muy lujoso hotel del cual es pasajera. Su avión no despegará por razones meteorológicas. Un juego de miradas, es el contacto que tiene con un hombre allí residente.

Un teléfono móvil deja escuchar la mitad de varias conversaciones de esta mujer con quien puede ser su pareja, con otros arquitectos de la empresa para la cual trabaja, etc. Y poco más

Las escenas en exteriores, escasas, pueden bien desarrollarse dentro del hotel. Cierto que ello –al igual que el ingenioso recurso de los teléfonos móviles- dejaría en evidencia la fácil conversión del guión cinematográfico en una pieza teatral a desarrollarse en un único escenario. Lo cual implicaría la pérdida de algunos primeros planos a los que el realizador y guionista finlandés Mikko Kuparinen (1979), convierte en información sobre esa pareja. Hombre y mujer, desconocidos entre sí, huéspedes del mismo hotel, que atraídos rápidamente se entregan a apasionado romance, casi limitado a las manifestaciones físicas, a causa de la ausencia de lenguaje compartido.

El realizador Kuparinen, extrae de los primeros planos y movimientos de cámara, su condición reveladora de cuanto no se dice; gestos y miradas de elocuente contenido, a la vez que dinamizadores del relato.

Las impecables y sensibles actuaciones reunieron un elenco internacional: la canadiense Marie Josée Croze (1970), la española Arly Jover (1971), el finlandés Mikko Nousianen   (1975), y la lituana GbyaSirubyte, entre otros.

La desesperada búsqueda afectiva en la nocturna soledad de un concurrido hotel es, salvando distancias, el nexo directo con “Perdidos en Tokyo” (2004, Sofía Coppola) y “Anomalisa” (2015, Duke Johnson y Charlie Kkaufman).

Los “hoteles” han sido la base de cientos de films de todo el mundo. Algunos olvidables y otros merecedores de verlos nuevamente. Entre estos, y sin agotar la lista, se hallan: “Grand Hotel” (1932, Edmund Goulding), con: Greta Garbo, John Barrymore, Lionel Barrymore, Joan Crawford ,etc; “Hotel del Norte” (1938, Marcel Carné), con Annabella, Jean-Pierre Aumont y Louis Jouvet; “Servicio de Hotel” (1938, William Seiter) con Los Hermanos Marx, la discutida “El año pasado en Marenbad” (1961, Alain Resnais) con Delphine Seyrig, Giorgio Albertazzi: “El gran hotel Budapest” (2014, Wes Anderson), “Hotel Alojamiento” (1966,  Fernando Ayala).


Todo todo (Everything, Everything)..EE.UU. 2017. Dir. : Stella, Meghie, Con: Amandla Sternberg, Nick Robinzon,  Anika Noni Rose.

El lugar que el negro ocupa en la cinematografía estadounidense, refleja, muy precisamente, la “toleranica” del hombre caucásico para con sus semejantes de piel oscura. El negro era despreciado fuera y dentro del cine estadounidense. La presencia de Hattie Mc Dowell (ganadora de un Oscar por este trabajo) en “Lo que el viento se llevó”,  marcó la existencia de un  cierto aflojamiento, en el trato a dar a un racismo feroz. No obstante los negros en Hollywood eran frecuentemente elegidos  para representar a porteros, mucamas,  lavanderas y otras actividades de servicio, adjudicando a estos comportamientos casi infantiles.

Los movimientos sociales de los EE.UU. en los agitados años ’60, insisten en  la igualdad de derecho entre blancos y negros, y el cine comienza a ceder. Pero eran estos films, casi siempre, un vehículo para presentar, precisamente, las luchas de las comunidades negras.

Demoraron bastante en aparecer en el cine estadounidense, los actores negros en roles  ajenos a la negritud. Finalmente llegan, hallando  un   además buen filón en un  público negro,  que disfrutaba con  títulos cuyo retrato de los afrodescendientes se efectuaba desde el punto de vista de la integración.

Los afrodescendientes que así comenzaron a llamarse a causa del contenido peyorativo que  tenía “negro” en el país norteño, buscan y hallan su propia identidad en un cine de la negritud. Avanzando en la búsqueda de la igualdad,  en el  cine hollywoodiano y de  grupos independientes, emergieron films donde el  negro  puede ocupar un sitial que pudo ser el de un blanco, amarillo o cobrizo. No siendo ajeno a las constantes incorporaciones de negros, un  proceso culminado con Barack Obama en el sillón de la Casa  Blanca.

La paridad de votos entre la señora Clinton y Trump, nos muestra una sociedad partida en dos. La industria sacó sus conclusiones, acentuándose la presencia de un cine culturalmente negro, muy vendible a los negros, que se ven allí representados.

El tradicional relato fílmico donde un “buen negro” se “confundía” con la masa caucásica, llegó a convertirse  en una historia donde un blanco se confundía con la multitud de  piel oscura. Este largo proceso, aquí simplificado, permitió a la industria acrecentar sus  posibilidades con estos films “mestizos”,  que además de atraer indiscriminadamente  a las masas –que, insistimos llevaron a Obama a la presidencia- forman parte de  una “democratización” que ha ampliado el mercado potencial.

En “Todo Todo” una robusta y bien dotada adolescente negra, vive recluida a causa de lo que su madre –doctora- califica como una ausencia congénita de toda defensa biológica, tornando en mortal algo tan simple como asomarse a la puerta de su casa.

La joven cuyo comportamiento es el de una adolescente –tiene 19 años-, se manifiesta dentro y fuera del hogar,  como cualquier adolescente. Ausencia de problemas rápidamente solucionados (parte de ellos en la cama, acompañada de su vecinito rubio).

Siguiendo a las “soap opera”, las lágrimas brotan incontenidas. El melodrama cursilón,  en sorpresivo giro, toma un sesgo  criminal de inesperadas consecuencias.

Pero, este no deja de ser en todo momento un relato absurdo y convencional.

Nacionalidades y orígenes:

La realizadora Stella Meghie, es afrodescendiente canadiense; se desempeñó como tal en tres films; la actriz Amandla Stenberg es hija de una afrodescendiente americana y un dinamarqués  descendiente de Inuit, nació en Los Ángeles en 1998 ; Nicola Yoon, autora de la  novela original, es jamaiquina afrodescendiente; Nick Robinson, caucásico nacido en  1995 en EE.UU.


Un don excepcional (Gifted) EE.UU 2017. Dir.: Marc Webb. Con:   Chris Evans, Mackenna Grace, Lindsay Duncan.  

Con sus cuarenta y dos interpretaciones en cine y TV, Mackenna Grace (EE.UU. 2006) es la más “veterana” del “staff” de “Un don excepcional”. A su vez aparenta menos edad por su pequeño tamaño y la labor de vestuarista y maquilladora.

“Parezco un personaje de Walt Disney”, se queja la niña huérfana a su tío cuando  le selecciona la ropa. Es quizás la única frase acertada del film. No solamente la pequeña parece  provenir de la factoría fundada por Walt, también es  digno de Disney todo el melodramático relato. Con niñita y tío que sufren lo indecible cuando  una corte les separa, marchando la sobrina a casa de nueva familia y el tío (inocentón) a su diaria rutina en la que hallará  infaltable chica,  cumpliéndose así con requisitos imprescindibles de un cine industrial.

El tramo inicial del film posee cierto humor, que no vacila en reiterar su mecanismo, cuando la niñita sorprende a los mayores, con su capacidad para resolver, mentalmente, complejos problemas matemáticos.

Mackenna Grace se ha ganado un legítimo sitial en el podio de los niños repipi. En Navidad, esta rubia criaturita seguramente pide a Santa Claus un libro: de Rey Pastor, Pí Calleja y Trejo.