Efectos especiales de segunda, anécdota(s) de cuarta, inexistente como pasatiempo

Cine Catástrofe > SÁLVESE QUIEN PUEDA

Por A. Sanjurjo Toucon 

Geo-tormenta (Geostorm). EE.UU. 2017. Dir.: Dean Devlin. Con:  Jake Lawson,  Jim Sturgess,  Abbie Cornish, Alexandra María Lara.

El cine catástrofe de los últimos cincuenta años producido por Hollywood, caracterizado por la perfección de sus efectos especiales, priorizó a  estos  por encima de argumentos generalmente banales, ocasionalmente divertidos.

En el subrubro desastres naturales, hallamos terremotos, tornados, sunamis, y todo cuanto posee Madre Naturaleza  para poner en peligro al planeta y todos sus habitantes.

Los recientes huracanes que azotaran a buena parte de Cuba (lograron burlar el  bloqueo), se ensañaron a su vez con la  península de la Florida (repleta de jubilados norteamericanos, exiliados  cubanos y turistas multinacionales), y por su casi similar fuerza y recorrido, reavivaron aquello de que los tales desastres eran artificialmente creados (por los EE.UU. en estos casos).

En “Geotormenta”, la tierra se ve desquiciada por esos cataclismos hollywoodianos,  que ya tuvieran sus correspondientes superproducciones (“Terremoto”, “Twister”, “Día de la lndependencia” , “Una tormenta perfecta”, etc. etc. etc.), y ahora son controlados desde gigantescas naves espaciales, bases de satélites destinados a preservar la faz de la tierra, víctima de anteriores desmanes humanos.

Acorde con los tiempos (y TLC) que corren, las dos grandes potencias: EE.UU. y China (Lenin, así es Hollywood)  encabezan una especie de Naciones Unidas (tan ineficientes como las reales), encargadas de desarticular terremotos, desagotar sunamis, y  enfriar o calentar, según corresponda, una u otra región geográfica.

En un agolpamiento de peligros que ya hubiese deseado Pearl White, la peripecia incluye frustrado asesinato de presidente norteamericano –se sabe que en la realidad ello es muy posible-; hermanos que se quieren y rivalizan profesionalmente; una señora y su hijita viendo por TV cómo  probablemente se fría en las altas capas de la atmósfera  el heroico esposo-separado / progenitor; los traidores de siempre; y alguna pareja que por disposiciones laborales –como escapadas de “1984”-, ha de esconder sus amores (todo muy  apto para menores, carecen de tiempo para materializar la  posible  colisión de espermatozoides con algún óvulo que se halle orbitando en la zona).

Semejante agolpamiento de pasiones, amores, traiciones, emociones  y demás, no haya una propuesta que convierta al film en algo medianamente entretenido. Aburre, y cómo. Ya se sabe que estos films tienen como propósito el  impactar con sus efectos especiales. Los que hay aquí son desprolijos y toscos, más cercanos al cine de clase “B” que a lo visto en superproducciones que ocasionalmente (Gloria a Stanley Kubrick  y “2001”) son obras maestras o discretos pasatiempos.

Catastrófico cine catástrofe.

El apunte prescindible.-  En 1906, la ciudad de San Francisco fue devastada por un  terremoto de magnitud oscilante entre 7,9 y 8,6 grados de la escala Mw (heredera de la de Richter y más precisa que esta aunque menos popular).

Treinta años más tarde, el trágico sismo se hizo sentir en Hollywood. El realizador  W.S. Van  Dyke dirigió “San Francisco”,  una historia romántica con libreto de Anita Loos y Robert E. Hopkins, a la que el sismo servía de escenario. La reconstrucción del terremoto sorprende aún hoy. Los intérpretes principales fueron Spencer Tracy, Clark Gable y Jeanette Mac Donald cuyos agradables y agudos trinos compitieron con los telúricos sonidos de una tierra quejumbrosa.

La “Falla de San Andrés”, que corre bajo el estado de California, según han dictaminado expertos, habrá de producir en un futuro impreciso, un sismo mucho mayor que el de 1906. Los actuales rascacielos de la zona (entre ellos algunas Trump Tower) están construidos  con sistemas antisísmicos, que se supone resistirán al “Big One”, que así se ha denominado al futuro sismo.

Hollywood, seguramente, dará varios films al respecto.

Línea mortal: al límite (Flatliners).  EE.UU. 2017. Dir.: Niels Arden  Oplev. Con: Ellen Page, Diego Luna, Nina Dobrev, Kiefer Sutherland.

Un grupo de estudiantes de medicina (ellos y  ellas) buscando satisfacer interrogantes acerca de la existencia más allá de  la vida, realiza riesgosos experimentos de impensables consecuencias, paralizando sus corazones y cerebros  por lapsos cada vez mayores. Tal, la historia de este film de 2017, “remake” de “Línea mortal” (EE.UU.1990).

El consumismo apoyado en el “use y tire”, donde el producto buscado no es necesariamente el mejor,  sino el “más nuevo” (desde el libro al teléfono móvil y cuanto se halla en el mercado), explica la existencia de la “remake”  fílmica, avalada por el “éxito” del original. Estos films tienen como principal destinatario al espectador promedio de los EE.UU. y subsecuentemente a todos aquellos que, a lo largo y ancho del planeta, se identifican con estos.

Estamos ante un cine que, en reiteradas  ocasiones, no es sino  parte de un “combo”  impuesto por la cultura norteamericana de la cual procede: “entrada + pop + refresco cola. Ocasionalmente, los dos últimos generaron la mayor redituabilidad.

A continuación, transcribimos conceptos acerca de los dos films, pertenecientes a importantes plumas internacionales.

Sobre la versión de 1990:

“Es tan emocionante como mirar  una  lámpara de  colores durante dos horas” (Owen Gilberman; “Entertainment Weekly”).

“Superficialmente provocativa y  profundamente tonta…(Peter Travis, “Rolling Stone”)

“Es  una tontería entretenida”.  (Adam Smith, “Empire”).

Sobre  esta “remake» de 2017:

“Tan tonta como la original y mucho menos refrescante” (John DeFore;  “The Hollywood Reporter”).

“…simplemente se va volviendo más tonta y forzada según avanza” (Allan Hunter; “Screendaily” ).

Las citas precedentes eximen de toda culpa a quienes, como quien escribe, apenas soportaron no más de 14 minutos iniciales de proyección.

Desaparecido (Kidnap). EE.UU. 2017. Dir.:  Luis Prieto. Con: Halle Berry,  Sage Correa, Chris McGinn.

Una mujer afrodescendiente (con piel clara y rasgos caucásicos), camarera en  un bar de comidas rápidas, es acosada, en los primeros minutos del film, por molestas contrariedades.

Impertinentes clientes la atosigan. Su relevo no llega, poniendo en peligro el paseo que habrá de realizar con su pequeño hijo, aguardando en el mostrador del lugar. Una llamada telefónica le informa que su marido, del que se halla separada, reclama prioridades en la tenencia del niño. Finalmente, cuando madre e hijo se hallan en un parque de diversiones, la mujer ve como el niño es secuestrado, emprendiendo veloz  persecución automovilística de los raptores.

El realizador hispano Luis Prieto, impone un ritmo trepidante  a este clásico “thriller” con libreto no menos trepidante de Knate Lee.

Dos tercios finales del film, son ocupados por el vértigo carretero, sucediéndose sin interrupción los  peligros  enfrentados.  Si por una parte esas constantes amenazas imponen tensión y emoción al relato, por instantes le convierten en algo reiterativo.

La desesperada madre, es interpretada por una Halle Berry sumamente convincente, incluso cuando el libreto trastabilla.

Berry, de madre inglesa y padre afrodescendiente, primero modelo y luego actriz de exótica belleza, destroza cánones hollywoodianos para heroínas. La rubia de  piel blanca y ojos claros es aquí la malvada; obesa y desgreñada, además.

Filmada en New Orleans y alrededores, este vibrante “thriller”, incluye el  transitar   por el puente más largo del mundo: más de 30 kilómetros sobre el lago  Pontchartrain.

Un realizador extranjero (el madrileño Luis Prieto), una vez más, insufla bienvenidos bríos a viejos esquemas de la hoy anquilosada “Meca del Cine”.

Conviene saber.- “Desaparecido” (Missing) realización de Costa-Gavras, de  1982, acerca de periodista norteamericano “desaparecido” en el Chile de Pinochet, fue tardíamente estrenada en nuestro país, el 25 de diciembre de 1984, en el cine Metro. El retraso fue motivado por la solidaridad del gobierno uruguayo de la época con su similar chileno.

A “Kidnap” (que salvo mejor opinión puede traducirse como “Secuestrar”), film reseñado líneas arriba, se le dio, en la América hispanoparlante, el título de “Desaparecido”. Con lo cual se crea lamentable confusión. Halle Berry no es  Sissy Spacek.

En “España”, “Kidnap” fue    exhibida como “Secuestrado”; título que a su vez en (algunos) países latinoamericanos, se diera a dos producciones estadounidenses y una británica, que nada tenían que ver entre sí y vaya a saberse cómo se denominaron en España.