Aspectos importantes para iniciar una pyme: plan de factibilidad

Columna>Confederación Empresarial del Uruguay

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El origen de una pequeña empresa generalmente está asociado con la detección de una necesidad u oportunidad de negocio, buscando la independencia en términos laborales y económicos. Decidir comprar o crear una empresa propia requiere considerar factores legales, económicos, familiares, materiales, humanos y financieros. La ubicación de la empresa es un aspecto fundamental para el desarrollo de un plan. Una vez que se está convencido de poner en marcha una empresa propia o de adquirir una en operación, el siguiente paso es realizar un estudio con la finalidad de determinar si es factible establecerla y de averiguar cuáles serían las condiciones favorables para ello.

El estudio deberá cubrir aspectos como ubicación de la empresa, instalaciones físicas internas y externas, estudio del mercado que se cubrirá, personal que deberá contratarse en el presente y en el futuro, proyecciones de ventas y costos, presupuestos de ventas mínimos anuales, proyecciones financieras mínimas anuales, estado de flujos de efectivo, estado de resultados, estado financiero al final de un periodo, fijación de puntos de equilibrio, determinación de fuentes futuras de fondos y balances generales. Asimismo, al adquirir una empresa en operaciones o al heredar una, se requiere elaborar un estudio de factibilidad, una labor que demanda dedicación, esfuerzo y tiempo. Es importante comprender que una vez completado el estudio, y aun cuando éste sea muy detallado, se deberá tener en cuenta que hay un número significativo de factores ambientales y económicos que lo pueden afectar. Una vez terminado el análisis, el pequeño empresario deberá estar consciente de que tiene en sus manos una herramienta que le servirá no solo para iniciar satisfactoriamente sus operaciones, sino también para disminuir en forma considerable el riesgo de fracaso. Respecto a la ubicación de la empresa, debe considerarse que hay cierto tipo de empresas, como las de ventas al por menor, que tienen un alto grado de riesgo de fracaso si están mal ubicadas. En cambio, otras organizaciones bien pueden subsistir perfectamente sin este requisito, por ejemplo, las empresas de servicios de reparaciones o los despachos, las cuales por lo general están en condiciones de crecer sin tener que afrontar el alto costo asociado con una ubicación ideal. A menudo se toman decisiones de ubicación a la ligera pensando solo en factores como el hecho de encontrar un local disponible, la cercanía del lugar donde se vive, la familiaridad con el vecindario o la disponibilidad de una empresa en venta. Por desgracia, suele pensarse que estas son razones suficientes para tomar una decisión; sin embargo, debe evitarse este tipo de razonamientos. Una buena decisión de ubicación es el resultado de una secuencia de decisiones ordenadas previas, las cuales han ayudado a eliminar alternativas hasta conformar la decisión definitiva del sitio preciso donde residirá la empresa. Vamos a detenernos un poco en este aspecto. El futuro empresario que desee establecer una empresa deberá tratar de situarla en una zona geográfica donde se prevea que tendrá un buen futuro económico, es decir, en lugares donde sea evidente el impulso y el desarrollo de la zona. La clase de información necesaria para tomar esta decisión casi siempre es fácil de obtener en organismos de gobierno, cámaras de comercio o asociaciones regionales.

Una vez que se ha seleccionado el área geográfica para ubicar la empresa, el siguiente paso es elegir un lugar más específico o ciudad en particular. Para ello, el futuro empresario debe considerar el uso de algún tipo de información que le permita conocer factores como la composición comercial e industrial de la ciudad, el crecimiento demográfico, la composición de la población con base en grupos de edades, el promedio de ingreso de la población, la composición de la fuerza laboral, la situación de la competencia en términos de dimensiones y número, programas vigentes de desarrollo económico, la existencia de organizaciones cívicas interesadas en el bienestar de la población, e incluso si existe un clima adecuado para el empresario y su familia. También es indispensable considerar los cambios demográficos en la ciudad, por ejemplo, si hay un índice positivo o negativo de crecimiento en la población o movimientos migratorios importantes. Cuando una ciudad actúa como polo de desarrollo o atracción y, en consecuencia, hacia ésta se registra una inmigración sustancial de personas que tendrán importancia para la empresa, es una zona que posiblemente ofrecerá un futuro alentador.

Fuente: Louis Jacques Filion