El mercado

Columna

Un mercado no tiene por qué ser un lugar físico de encuentro entre compradores y vendedores de un bien. Hablamos de mercado cuando se ponen en contacto las fuerzas de la oferta y la demanda. 

En realidad, para un mismo bien o servicio pueden existir diferentes mercados, aunque éstos cuenten con algún grado de integración. Así, hablamos del mercado inmobiliario o del mercado turístico, aunque en realidad pueden existir diferentes mercados inmobiliarios o diferentes mercados turísticos. También es cada vez más frecuente que nos encontremos con la expresión ‘globalización de los mercados’, con la que se quiere expresar la creciente influencia entre los distintos mercados de un bien o servicio que tiende a una integración cada vez mayor. En última instancia, lo que caracteriza a un mercado es la posibilidad de actuar y relacionarse en el mismo con los demandantes y oferentes para realizar las transacciones.

 Demandantes y oferentes tienen diferentes motivaciones e intereses, aunque pueden llegar a acuerdos. Únicamente existen una cantidad y un precio compatible para oferentes y demandantes. Es lo que denominamos cantidad y precio de equilibrio. Uno de los gráficos más típicos de economía es el del mercado, que representa los deseos de compra (demanda) y los deseos de venta (oferta) de un determinado bien o servicio. Por tanto, el mercado constituye una de las instituciones centrales de la economía.

A veces, cuesta trabajo entender que la decisión de miles de personas que actúan de forma independiente a través de sus respectivas demandas de bienes y servicios desencadene las acciones de empresa, en ocasiones en lugares lejanos, que realizan toda una serie de complejas operaciones de producción para satisfacer las necesidades de los consumidores y obtener así una remuneración o beneficio adecuado. Pero el mercado ha demostrado ser un mecanismo poderoso para contribuir a la creación de riqueza, así como para mejorar las condiciones económicas en numerosos países.

La actuación de demandantes y oferentes de bienes y servicios puede presentar características peculiares que dan lugar a diferentes tipos de mercados.

La competencia imperfecta se presenta en aquellos mercados donde las empresas tienen muy poca influencia para fijar los precios, como pequeños hoteles o restaurantes. La situación de estos mercados no puede calificarse de competencia perfecta porque siempre suele existir un cierto grado de diferenciación del producto. Por ejemplo, un restaurante de playa tiene una localización especial o un tipo de cocina diferente de otros próximos a su localización.

Esta diferenciación del producto le permite tener algún tipo de ventaja comparativa que le hace diferenciar su oferta e impide que se lo califique de mercado de competencia perfecta. Otros tipos de estructuras de mercado que se presentan de forma frecuente

son los de la competencia monopolística y el oligopolio, también incluidos en la competencia imperfecta.

Existen sectores, como el de coches de alquiler, cuyos mercados mundiales están dominados por media docena de grandes empresas, aunque junto a ellas puedan operar pequeñas compañías locales.

Estos mercados presentan una estructura oligopolista y suelen darse en aquellos sectores donde la dimensión y las economías de escala son un elemento esencial para competir y establecer barreras de entrada a nuevos competidores.

En definitiva, el conocimiento de las características de los diferentes tipos de mercados es de gran utilidad para conocer la forma en la que operan las empresas y las situaciones a las que se enfrentan los consumidores.