Las empresas familiares y sus retos

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La importancia de las denominadas empresas familiares en las economías modernas es hoy unánimemente admitida. Dos tercios del PBI y de los puestos de trabajo en los países desarrollados corresponde a estas empresas. En Uruguay, se considera que más del 80% de nuestras empresas son familiares.

Por: Esc. Dra. Florencia Comas (*)

Sin embargo, se constata que solo un tercio de las empresas familiares llegan a la segunda generación y, de ellas, solo la mitad a la tercera generación.

La empresa familiar

La continuidad de la empresa familiar a través de los cambios generacionales ha sido objeto de un amplio tratamiento por parte de la doctrina especializada. Se han identificado los principales problemas y se han aportado ideas que pueden erigirse en auténticas soluciones.

Implicar al sucesor en la cultura empresarial, formarle técnicamente, favorecer su incorporación progresiva a la dirección y control de la empresa, establecer un protocolo familiar, etc., son recomendaciones que, junto a otras muchas, pueden servir.

La empresa familiar, por su naturaleza, presenta ciertos retos, entre ellos, separar la relación familiar de la de negocios, mantener las relaciones sanas en la segunda y subsiguientes generaciones y planificar la sucesión y la repartición accionaria.

Además, cada uno de los integrantes quiere, en general, cosas distintas. Los fundadores quieren dejar un legado a la familia, una sucesión tranquila, armonía en la empresa y un crecimiento del negocio. Los sucesores, en cambio, quieren materializar sus sueños con su propio estilo, una sucesión rápida, progresar rápido y claridad en los procesos de negocio.

¿Cómo enfrentar dichos retos?

Existen diversos instrumentos jurídicos que permiten facilitar la proyección de este tipo de empresas. Por ejemplo, testamentos, convenios de accionistas, protocolos familiares, etc.

El “convenio de sindicación de accionistas” está regulado en nuestra Ley de Sociedades Comerciales, como una herramienta para incorporar soluciones de organización y planificación para cada empresa en particular. 

Por otro lado, en el ámbito privado, el “protocolo familiar” permite regular en forma objetiva las expectativas de los accionistas, la relación familia-empresa, evitando así futuros conflictos familiares y en la empresa. En dicho protocolo pueden participar no solo los familiares accionistas, sino todas las personas vinculadas a la familia.

En este tipo de unión es fundamental la comunicación, para que los efectos del enlace empresa-familia no sean negativos y pueda existir la continuidad y el desarrollo de la misma.

Conclusiones

En conclusión, podemos afirmar que frente a una situación problemática como es la relativa a la sucesión en la empresa familiar, el ordenamiento jurídico aporta posibles soluciones, que nunca serán perfectas pero que, combinadas con los estatutos societarios, con los protocolos familiares y con una buena ordenación del régimen económico matrimonial del empresario, pueden llevar a que el futuro de las empresas familiares sea menos incierto.

(*) Integrante del equipo notarial de Galante & Martins.