Aunque la economía repuntaría un 4,7% este año, existen riesgos que podrían hacer que el rebote sea de sólo 1,2% y que la actividad vuelva a caer en 2022, según advirtió el BID en un informe. Para potenciar la recuperación de la economía, el organismo insta a concretar reformas que permitan una recuperación más fuerte e impulsen el crecimiento a mediano plazo. Ello implica mejorar la calidad del gasto público, consolidar las instituciones fiscales, y aprovechar el reordenamiento de las cadenas globales de valor, mejorando la productividad mediante innovación e inversión en infraestructura sustentable.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó ayer jueves su “Informe macroeconómico de América Latina y el Caribe 2021” en una presentación virtual a cargo de, Andrew Powell y Eduardo Cavallo, expertos del Departamento de Investigación del organismo.
Powell remarcó que América Latina y el Caribe fue de las regiones más afectadas por la pandemia del covid-19, ya que con solo el 8% de la población mundial, representó el 25% de las muertes a escala global, y advirtió que “la guerra contra el virus aún no ha sido ganada”. En este marco, estimó que quedó claro que “no se puede elegir entre salvar vidas y salvar la economía”, ya que ambos elementos van de la mano. En particular, atribuyó la elevada mortalidad a la “vulnerabilidad de los sistemas de salud” de los países de la región, que la pandemia dejó en evidencia.
Al analizar el nivel de actividad, se subrayó que la caída de 7,4% registrada en 2020 fue la más grande en un solo año para la región desde 1821. En ese sentido, entienden que para impulsar la recuperación y aumentar el crecimiento a mediano plazo, se requieren reformas que están pendientes. “Las políticas pro-crecimiento ayudarían a la región a disminuir la pobreza, y a moderar los riesgos fiscales producidos por la pandemia”, señala el informe.
Powell explicó que la región se está comenzando a reponer del revolcón que representó el shock del año pasado, y en 2021 repuntaría un 4,7%, retomando en los próximos años el crecimiento a su tasa tendencial, próxima al 2,5% anual.
No obstante, advierte que ese es el escenario base, en el cual los países continúan abriendo sus economía, las campañas de vacunación avancen a buen ritmo y que las economías desarrolladas logren una inmunidad generalizada en el segundo trimestre de 2021 y la región en la segunda mitad del año. También están muy presentes los “riesgos a la baja”. Estos incluyen un crecimiento menor al esperado en EEUU y Europa, nuevos brotes del virus o mutaciones, y una vacunación más lenta. Este escenario negativo podría hacer que el crecimiento sea de sólo 1,2% este año, volviendo a caer en 2022 (-1,1%), para recuperarse nuevamente en 2023 (1,8%). Ello implicaría un repunte en forma de “W” y no de “V” o de “U”, como se espera.
La pandemia impactó fuertemente en el mercado laboral, provocando la pérdida de empleos y aumento de la pobreza y la pobreza extrema. Se estima que entre febrero y octubre de 2020 se perdió un 10% de los empleos, aunque esa cifra bajo a 7% en febrero de 2021 a medida que continúa la recuperación.
El informe destaca las medidas fiscales aplicadas por los gobiernos de la región para ayudar a los hogares y las empresas, que en promedio, representó el 8,5% del PIB. Se trata de una cifra significativa, pero notoriamente inferior al 19% que invirtieron las economías avanzadas. Además, advierte que “dos de cada tres países en la región implementaron paquetes más modestos, de cerca del 3% del PIB”.
Ello implicó un deterioro de los déficit fiscales, que aumentaron en promedio 5,3 puntos del PIB, pasando del 3% en 2019 al 8,3% en 2020. A su vez, se estima que la deuda pública aumentó del 58% del PIB en 2019 al 72% en 2020, y en un escenario central seguirá aumentando hasta llegar al 76% hacia 2023.
Reformas necesarias
Cavallo se refirió a las reformas que se requieren para lograr una recuperación más fuerte e impulsar el crecimiento a mediano plazo. Según explicó, los países con impuestos altos y un gasto público elevado, se beneficiarían de una mayor eficiencia de los impuestos y el gasto. Una mejor focalización de los programas sociales de transferencias, la equiparación de los salarios públicos a los privados, y una mejora de las políticas de adquisiciones y contrataciones públicas generaría ahorros de hasta el 4,4% del PIB al año en promedio, según el documento.
Por su parte, los países con bajos impuestos tienen opciones para aumentar la recaudación sin sacrificar el crecimiento. Los mayores ingresos fiscales y los ahorros en el gasto deberían asignarse a proyectos de inversión bien seleccionados, con altos beneficios sociales y para el crecimiento.
También se insta a mejorar las instituciones fiscales de los países, ya que aumentaría la credibilidad de la política fiscal y permitiría a los países implementar planes de ajuste más gradual, acompañados de tasas de interés más bajas, para asegurar la sostenibilidad de la deuda. Destacan que la mayoría de los países mantuvieron el acceso a los mercados financieros, lo que será importante para financiar las medidas de recuperación.
También se exhorta a los países a “reconstruir los amortiguadores fiscales, limitar la dolarización, y asegurar amplias reservas para reducir la volatilidad de los flujos de capitales y preservar el acceso fluido a los mercados”.
El BID interpreta que la recuperación en la región dependerá de la evolución de la pandemia y del comportamiento de las empresas. Advierten que “es posible que algunas empresas no sobrevivan, y que otras necesiten ayuda para hacer efectivas las oportunidades potenciales”.
Cavallo también evaluó que existe una importante oportunidad si se aprovechan los cambios que han mostrado las cadenas de valor globales. “La crisis provoco una reevaluación de las cadenas de valor, lo que implica oportunidades potenciales para las empresas de la región”, subrayó. En ese sentido, instó a “profundizar la integración regional mediante un enfoque de abajo hacia arriba, asegurando que los acuerdos comerciales actuales sean consistentes, e impulsando las cadenas de valor”.
Por último, se remarca que para aprovechar mejor las oportunidades, se debe apostar a “mejorar la productividad mediante la innovación, facilitando la reasignación entre sectores, e invertir eficientemente en infraestructura de calidad”. Además, alertó que la región se enfrenta a una creciente crisis medioambiental, por lo que es crucial invertir “en un futuro más verde y sostenible”, lo que paralelamente, puede contribuir a crear 15 millones de empleos hacia 2030 en la región e impulsar el crecimiento en más de un punto porcentual al año.