Cepal mejora perspectivas para 2021, pero advierte por moderación del crecimiento en 2022

Propuesta > Crear agencia multilateral de calificación crediticia para mitigar prociclicidad de agencias privadas

Aunque este año se produciría un importante rebote de la actividad, luego de la fuerte contracción registrada en 2020, la actividad económica de la región volvería a moderar su crecimiento en 2022. En ese sentido se advierte por la agudización de problemas estructurales preexistentes a la pandemia, y la necesidad de invertir en “sectores que promuevan un nuevo estilo de desarrollo y que pueden potenciar competitividad, empleo, y bajar la huella ambiental”.

Tras un inicio de siglo marcado por el dinamismo económico y el optimismo sobre el futuro de la región, la segunda década estuvo marcada por un freno en los avances logrados y el comienzo de un deterioro económico en la mayoría de los países. En ese escenario complejo, la aparición del covid-19 fue como un golpe de knock out para buena parte de los países latinoamericanos, al terminar de agudizar problemas ya existentes, algunos de carácter estructural como la baja inversión y productividad, informalidad, desocupación, desigualdad y pobreza.

Si bien este año se espera un importante rebote de la actividad económica tras el fuerte desplome registrado en 2020, el año próximo habría una desaceleración importante de la actividad, lo que genera amenazas para lograr un crecimiento sostenible en el tiempo que genere mayor inversión y empleo.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) divulgó esta semana su último informe titulado “Estudio Económico de América Latina y Caribe 2021: Dinámica laboral y políticas de empleo para una recuperación sostenible e inclusiva más allá de la crisis del covid-19”, donde actualizó sus proyecciones de crecimiento. En concreto, el organismo corrigió al alza sus estimaciones, esperando ahora una expansión de 5,9% este año, lo que implica una mejora de su previsión anterior de 5,2%. De todas formas, Cepal aclara que el crecimiento esperado se da como resultado de un “arrastre estadístico” que surge a  partir de la fuerte contracción de 6,8% que se registró en 2020. En ese sentido, alerta que el año próximo el crecimiento económico de la región se moderaría a un 2,9%

¡Rebotó!

La Cepal explica que el crecimiento de este año se atribuye a la baja base de comparación que significó el año 2020, y al efecto positivo generado por la demanda externa y el alza de los precios internacionales de los commodities primarios que exporta la región. Sin embargo, se advierte que hay “importantes asimetrías” entre los países desarrollados y los de ingresos medios (donde están la mayoría de los países latinoamericanos), tanto en lo que refiere a la vacunación como en la capacidad de aplicar políticas para apuntalar la recuperación.

Durante la presentación del informe, la secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena, comentó que estos países requerirán de un mayor acceso a la liquidez internacional y a mecanismos multilaterales, para facilitar el manejo de la deuda y poder implementar las políticas fiscales y monetarias necesarias para la reactivación.

El informe subraya los “problemas estructurales” de la región, que “por décadas han limitado el crecimiento económico”, y que se han agudizado como consecuencia de la pandemia. “Antes del covid-19 la región venía con una trayectoria hacia el estancamiento: en el sexenio entre 2014 y 2019 creció a una tasa promedio de 0,3%, menor al promedio del sexenio que incluye la Primera Guerra Mundial (0,9%) y el de la Gran Depresión (1,3%). Además, muestra una caída progresiva en la inversión, alcanzando en 2020 uno de sus niveles más bajos en las últimas tres décadas (17,9% del PIB). De igual forma, la productividad laboral cae significativamente”, describe Cepal.

En este marco, “la pandemia desencadenó la mayor crisis que han experimentado los mercados laborales de América Latina y el Caribe desde 1950”. A escala global, los mercados de trabajo de la región fueron los más golpeados por la crisis generada por el coronavirus, con una caída del 9% en el número de ocupados. Además, la recuperación de este año no permitiría alcanzar los niveles previos a la crisis.
En particular, la pandemia afectó duramente a las mujeres. “La participación femenina llegó en 2020 a 46,9%, lo que representa un retroceso a los niveles de 2002. En 2021 se espera una recuperación de este indicador, que llegaría a 49,1%, pese a lo cual los niveles serían similares a los de 2008”, señala el organismo.

A la medida

En esta oportunidad, al igual que en informes anteriores, Cepal planteó la necesidad de canalizar la inversión “hacia sectores que promuevan un nuevo estilo de desarrollo y que pueden potenciar competitividad, empleo, y bajar la huella ambiental”. Ello incluye la transición hacia energías renovables; movilidad sostenible en ciudades; la revolución digital, para universalizar el acceso a las tecnologías; la industria manufacturera de la salud; bioeconomía y servicios ecosistémicos; la economía del cuidado; economía circular; y turismo sostenible.

“La participación femenina llegó en 2020 a 46,9%, lo que representa un retroceso a los niveles de 2002. En 2021 se espera una recuperación de este indicador, que llegaría a 49,1%, pese a lo cual los niveles serían similares a los de 2008”

Bárcena opinó que se deben ampliar los programas que fomentan el empleo, en especial el femenino y el juvenil; impulsar políticas sectoriales para la reactivación de actividades productivas gravemente afectadas por la crisis, como el comercio y el turismo; extender y profundizar los programas de apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas; y potenciar la economía del cuidado.

En materia fiscal, el reporte sostiene que se debe acelerar la inversión pública e incentivar y atraer la inversión privada. “Es prioritario para la sostenibilidad de la política fiscal fortalecer los ingresos tributarios y reducir la evasión, que representa alrededor de US$ 325.000 millones (o 6,1% del PIB regional)”, indica Cepal.

Además, se argumenta que un mayor acceso a financiamiento internacional a través de organismos multilaterales contribuiría a ampliar el margen de política fiscal y monetaria. En ese sentido, destacó la emisión de Derechos Especiales de Giro (DEGs) equivalente a US$ 650.000 millones implementada recientemente. No obstante, advierte que ello “no es una panacea” y esa política debe ir acompañada por otras que incluyan la creación de fondos multilaterales como el Fondo para Aliviar la Economía covid-19 (FACE, por sus siglas en inglés) impulsado por Costa Rica, para facilitar el acceso a financiamiento.

También se remarca la necesidad de fortalecer la banca de desarrollo regional, subregional y nacional con el fin de aumentar la capacidad de préstamos y de respuesta a la pandemia, así como el establecimiento de un mecanismo multilateral de reestructuración de la deuda soberana para hacer frente a las obligaciones contraídas con los acreedores privados.

Por último, instó a la creación de un agencia multilateral de calificación crediticia para “mitigar la prociclicidad de las agencias calificadoras de riesgos” y “contribuir a que la estabilidad financiera sea un bien público global”.


Más optimista que el mercado y el Gobierno

En su informe, la Cepal actualizó sus perspectivas de crecimiento para todos los países de la región, y en el caso de Uruguay proyecta una expansión de su PIB de 4,1% durante este año, una cifra que refleja un optimismo bastante mayor al del mercado y al del propio Gobierno.

De acuerdo a la última encuesta de expectativas económicas del BCU correspondiente al mes de agosto, la economía de Uruguay se expandiría un 2,7% este año según la mediana de las repuestas. Pero aún el más optimista de los 24 consultados por el BCU arrojó una proyección menor a la de Cepal, al esperar un crecimiento de 3,5% para el año en curso. Se trata del mismo porcentaje que espera el Gobierno durante este año de acuerdo a las proyecciones oficiales.

Por su parte, para el año 2022 la Cepal proyecta un crecimiento de 3,2%, una cifra con mayor sintonía a las expectativas del mercado, aunque en este caso hay una importante amplitud entre las respuestas mínima y máxima. La mediana de la encuesta del BCU estima un crecimiento de  3,15%, con respuestas que fueron desde un piso de 2% a un techo de 5%, según el último sondeo.