Economía mundial enfrenta un “triple shock”, pero Uruguay “se mantiene firme”

Alerta por pérdida de competitividad, en un contexto de precios de exportación a la baja

El mundo registra una fuerte desaceleración debido a un “triple shock” simultáneo: la guerra, la política “covid cero” en China y la contracción monetaria en EEUU, según advirtió el economista de CPA Ferrere, Alfonso Capurro, durante un evento organizado por el banco Itaú. Pese a ello, destacó que el sólido crecimiento de Uruguay se mantiene firme, y tras crecer 5,9% este año, en 2023 se desaceleraría a 2,3%, lo que sigue siendo “un número bueno”, aunque con “mucha incertidumbre”. En el plano fiscal, resaltó que Uruguay está en una buena posición y su fortaleza institucional diferencia al país de la región y de otros países emergentes.

“Perspectivas para la economía global y los mercados financieros en un escenario de triple shock global”, fue el webinar organizado por el banco Itaú, que contó con la presentación de Capurro, quien reconoció que este año “ha sido duro para los portafolios” de inversión. Explicó que en general ha sido “un año malo” para las carteras de inversión debido al aumento de la inflación internacional y por algunas noticias de China y Europa, que están llevando a un ciclo contractivo. La nota positiva parece llegar desde EEUU, donde se observó “cierta moderación de la inflación” en octubre, lo que “permite pensar que estamos más cerca del final del ciclo de aumento de tasas, aunque todavía no es el final”.

Capurro fundamentó que el “triple shock” refiere al impacto simultáneo durante 2022 de la guerra, la política de “covid cero” en China, y la contracción monetaria a escala global, pero particularmente en EEUU.

Mientras que en China el impacto sobre el crecimiento ya se registró este año y en los próximos se espera un repunte, en los países de la zona euro se estima que la desaceleración económica se sentirá en 2023. Por su parte, EEUU mantendría un crecimiento “bastante pobre”, en el entorno del 0,5% en los próximos años.

La política de “covid cero” en China durante este año llevó a una desaceleración del consumo y de la actividad en general, esperándose un crecimiento anual de 3,2% para este año, lo cual es bajo para lo que está acostumbrado el gigante asiático. La respuesta política para fomentar la actividad fue la expansión fiscal, lo que ha generado una depreciación del yuan respecto al dólar y ha implicado una caída del poder de compra de los hogares en dólares del orden del 10%. Capurro subrayó que esto constituye “una fuente de preocupación” para países como Uruguay por su incidencia a la baja sobre el precio de los commodities.

Corriendo de atrás

En cuanto a EEUU, el experto señaló que durante todo 2022 la inflación estuvo “presionando” y la Fed estuvo “corriéndola de atrás”, “errando al diagnóstico y tomando decisiones más bien tardías”. En setiembre y octubre se conocieron datos preocupantes sobre el nivel de precios, pero los últimos números conocidos a comienzos de noviembre mostraron una “descompresión” de la inflación en octubre.

No obstante, advirtió que “la batalla no está ganada”. En particular, señaló la preocupación por el mercado laboral, que “todavía está tenso” y donde los salarios no se han moderado. Explicó que si los salarios suben al 0,4% mensual y no se moderan, dentro de un año habrían subido un 5%, lo que dificultaría que la inflación baje al 2,5% en este escenario.  Pese a ello, el mercado reaccionó positivamente a los últimos datos.

La Fed  tiene actualmente la tasa de interés en 4% y posiblemente la aumente medio punto porcentual adicional antes de fin de año. De esta forma, sería “uno de los años más duros en cuanto al aumento de tasas”, no tanto por el nivel de aumento, sino por su velocidad. El mercado espera que la tasa siga subiendo y se ubique en el 5% durante el primer trimestre de 2023. “Quizás pueda ir un poco más para arriba, pero ya estamos en una situación mucho más fina”, comentó.

Capurro también se refirió al “riesgo de overshooting”  (riesgo de excederse). Fundamentó que en un escenario de “credibilidad debilitada”, la Fed deberá mantener tasas altas más tiempo del necesario, lo que podría alargar la recesión. A su entender, hay razones para pensar en una “política monetaria cautelosa” debido al rezago de los canales de transmisión, la inercia de algunos precios y a la posibilidad de una “Fed pivot” (con un sesgo más laxo).

Uruguay

Pese a este triple shock, Capurro destacó que el crecimiento de Uruguay “se mantiene firme”. El rebote de los servicios afectados por la pandemia y los altos rendimientos de la soja explicaron el crecimiento de este año. Las exportaciones fueron el principal motor de crecimiento, el consumo continuó recuperándose y la inversión se mantuvo firme.

En el plano fiscal, destacó que Uruguay está en una posición muy sólida y su fortaleza institucional diferencian al país de la región y de otros países emergentes.

Señaló que el PIB va a tener un buen crecimiento este año de 5,9%, y si  bien en 2023 se desaceleraría a 2,3%, valoró que “es un número bueno”, aunque también aclaró que es  una predicción con “mucha incertidumbre” por el contexto global.

Por otra parte, Capurro advirtió preocupación por la situación del mercado laboral, donde no se logra crear empleo debido fundamentalmente a las dificultades en algunos sectores intensivos en mano de obra, como el turismo y el comercio, sobre todo en las zonas de frontera.

También preocupa la pérdida de competitividad debido a “un tipo de cambio real desalineado” que está un 12% debajo del valor de fundamentos, en un contexto donde los precios de exportación están consolidando su reversión. “Uruguay va a tener dificultades importantes de competitividad, va a costar cerrar la brecha cambiaria”, comentó Capurro, agregando que “aumentan los costos en dólares en Uruguay mientras nuestros clientes y competidores se abaratan en dólares”.

En materia de inflación, subrayó que es un problema “real” que el BCU debe solucionar, mientras que los problemas de la crisis internacional aún son una amenaza potencial. En ese sentido, evaluó que la inflación posiblemente continúe bajando en los próximos meses y se ubique en marzo en 8%, lo que podría llevar a una política monetaria menos contractiva.

Por último, Capurro recordó que en la historia reciente, Uruguay no logró amortiguar la reversión del escenario económico de 2014-2015, lo cual llevó luego a estancamiento económico y pérdida de puestos de trabajo. En tal sentido, reafirmó que en esta oportunidad “Uruguay tiene margen para calibrar la duración e intensidad del shock”.


Impacto en los mercados

La coyuntura global planteada por Capurro llevó a que en los mercados financieros se registraran aumentos en las tasas de renta fija, y una suba del costo de financiamiento de los créditos hipotecarios, lo que trae problemas para la economía real, pero también “oportunidades” para los inversores. Asimismo, destacó que hay disponibles “instrumentos de bajo riesgo con buenos retornos” y puso como ejemplo el bono estadounidense a un año, que está dando retornos por encima del 4%.

Entre los impactos para países como Uruguay, se destaca un aumento de los costos de financiamiento, un aumento de la remuneración de posiciones activas y una caída en el precio de los bonos. Asimismo, caen las acciones y el valor de las compañías.

En cuanto al precio de los commodities, se están revirtiendo de forma generalizada. El panorama se completa con un fuerte receso de bienes metálicos, los energéticos bajan pese a la extensión de la guerra, y los alimentos, que venían más rezagados, también comenzaron su caída.