Economía uruguaya se recuperará antes que el mercado laboral

Déficit fiscal > “Nos ha colocado en la mira de las calificadoras de riesgo”

La producción de la economía local se encuentra un 6%-7% por debajo de los niveles de 2019, y la pandemia hizo que se perdieran 60.000 empleos, de los que la gran mayoría (57.000) correspondía a trabajadores informales, según un análisis elaborado por la consultora PwC. De acuerdo a los economistas de la firma, la economía cayó menos de lo previsto en el primer trimestre del año por el impulso del sector agropecuario y se estima cierre el 2021 con un crecimiento de 2,9%, aunque la recuperación tendrá forma de K. En ese sentido, proyectan que “la recuperación económica se dará antes que la recuperación en el mercado laboral”.

“Principales perspectivas y desafíos de la economía uruguaya en tiempos de incertidumbre” fue el nombre del webinar organizado por la consultora PwC, que contó con presentaciones de los gerentes de consultoría económica de la firma, Ramón Pampin y Mercedes Comas.

Haciendo un análisis de las principales variables internacionales, Pampin comentó la inquietud que genera en los mercados financieros la expansión de la variante delta de covid-19, y que el lunes hizo que cayeran los principales indicadores bursátiles (ver nota página 16). Opinó que “el riesgo sanitario” pasó a formar parte de las decisiones del mundo económico, como se consideran también al riesgo político, institucional, climático, entre otros.

El economista valoró que la pandemia no puede ser vista como un “cisne negro” ya que la comunidad científica esperaba que ocurriera algo así, aunque se desconocía cómo, cuándo y cuánto iba a impactar. También dijo que la mortalidad del virus es “bastante baja” en comparación con pandemias anteriores, lo que lleva a cuestionarse “por qué ha sido tan trascendente”. En su opinión, la razón está en el bienestar económico generado en el último siglo, que hace que la pandemia dañe “un estilo de vida mucho más complejo” por la enormidad de interrelaciones económicas y sociales. Puso como ejemplo al turismo, que tuvo un fuerte crecimiento en el último siglo acompañado del desarrollo de la industria del transporte (ferrocarril, automóvil, avión) y al que la crisis actual “le ha pegado muy fuerte”. Detalló que el turismo pasó de representar el 10,4% del PIB global en 2019, al 5,5% en 2020.

La pandemia trajo también “cambios coyunturales que pueden tornarse estructurales”, como es el caso del comercio electrónico, que venía mostrando una tendencia creciente y en 2019 había superado a las transacciones “in store” (en la tienda), y que en 2020 amplió aún más la brecha. Otro cambio importante fue el incremento de las transacciones sin efectivo, que implica una transformación del sistema de pagos, y provocó la irrupción de nuevas empresas vinculadas a las tecnologías que las hacen posible. Destacó al respecto “el éxito” de que varios países de América Latina utilizaran las billeteras electrónicas para otorgar subsidios a las familias afectadas por la pandemia.

Pampin señaló que la crisis del covid-19 tuvo un impacto mucho mayor sobre la actividad económica que el generado por la crisis financiera de 2007-08.  Además, interpretó que la salida se está dando “con políticas públicas desiguales”. El mundo está en una carrera entre contagios y vacunación,  y amenazado por la aparición de nuevas cepas, al tiempo que los países desarrollados aplican amplias políticas monetarias y fiscales. “EEUU y Europa destinaron recursos históricos para elaborar planes de estímulo para sus economías”, subrayó.

Recuperación en K

En cuanto a la economía uruguaya, Matilde Morales recordó que la caída interanual del PIB de casi 3% registrada en el primer trimestre “resultó menor a la que esperábamos”, principalmente por la incidencia positiva del sector agropecuario. Además, con los datos del trimestre “se cerró un primer año entero de pandemia” y se constata que la producción local está un 6-7% por debajo de los niveles de 2019.

Morales señaló que la recuperación económica se está dando en forma de K, ya que hay sectores que han crecido como la construcción y el sector primario, pero otros no han recuperado los niveles previos al inicio de la crisis, como la industria manufacturera, transporte y almacenamiento, y comercio, hotelería y servicios de alimentación. A su vez, dentro de estos hay una “gran heterogeneidad” de comportamientos.

Dentro de las buenas señales, mencionó que las importaciones muestran una recuperación que no se detuvo en el primer trimestre, el consumo privado ha ralentizado sus tasas de caída interanual, y la inversión registró un aumento.

Morales explicó que la pandemia llegó en un momento en el que la economía ya estaba estancada, con un mercado laboral en deterioro y que entre 2014 y 2019 había perdido 50.000 empleos. La crisis derivada del covid-19 hizo que el mercado de trabajo se redujera en 60.000 puestos de trabajo y provocó un deterioro del salario real, que afectó principalmente a los trabajadores informales: de los 60.000 empleos perdidos, 57.000 eran informales.

En cuanto a las expectativas de consumo privado, que dependen del empleo y el ingreso, detalló que el ingreso de los hogares ha caído, mientras que el número de beneficiarios de seguro de desempleo, mostró un descenso desde el inicio de la crisis, pero desde octubre del año pasado esta baja se detuvo y sigue en niveles muy altos. “La buena noticia es que el causal de seguro de desempleo por despido ha caído”.

Respecto a las cuentas públicas, mencionó que el déficit fiscal se vino deteriorando en los últimos años por factores previos, como la desaceleración de la economía que repercute en los ingresos del Gobierno Central, el deterioro en el mercado laboral, y un aumento del déficit de Fonasa. A estos factores, que ya venían, se sumó la recesión económica.

Morales señaló que a partir de la LUC se planteó una nueva institucionalidad con tres pilares: una regla fiscal estructural, un tope de crecimiento al gasto primario asociado al crecimiento potencial de la economía y un nuevo marco jurídico para el aumento del tope de endeudamiento. La economista de PwC señaló que la situación fiscal “nos ha colocado en la mira de las calificadoras de riesgo” y que el grado inversor seguramente dependa de cómo se administren estos cambios.

Por último, Morales concluyó con las perspectivas de PwC, que tienen una corrección al alza de las previsiones de crecimiento para este año y donde se advierte que “la recuperación económica se da antes que la recuperación en el mercado laboral”. En el pronóstico pasado, la consultora preveía un crecimiento de 2,4% para 2021, pero ahora lo subió a 2,9%. En 2022 la economía crecería un 3,8%. En materia salarial se estima una nueva caída en términos reales de 2% este año y crecimiento nulo el año próximo.


Canales de transmisión

En cuanto a los canales de impacto de la crisis en Uruguay, Pampin detalló que por el canal financiero no se esperan grandes impactos porque Uruguay no tiene un mercado accionario profundo, ni una abultada deuda corporativa. En ese sentido, el principal golpe por esta vía es el tipo de cambio y la deuda pública.

Respecto al tipo de cambio, estimó que el fin del dólar barato “va a depender del grado de recuperación de EEUU”, pero “está cada vez más cerca de terminarse”. En cuanto a la deuda, destacó que ha crecido la participación de la moneda nacional en su estructura, pero aún hay una parte importante nominada en dólares que está sujeta al mencionado riesgo cambiario.

En cuanto al canal comercial, destacó que China se ha recuperado de forma importante, al igual que EEUU, y si bien Europa viene rezagada en su repunte, se prevé que la vacunación permita una apertura de actividades. Por su parte, los precios internacionales de los commodities alimenticios, muestran señales de aumento a mediano y largo plazo, lo que implican “buenas señales” para Uruguay.


Los ganadores

En cuanto a “los ganadores” de la pandemia, Pampin estimó que serán aquellos que “tengan una mayor ponderación en su actividad de los sectores ganadores”, como tecnologías de la información, logística y servicios financieros. También triunfarán “los que sepan interpretar las transformaciones en áreas donde se están acelerando cambios”, como las plataformas de pagos, y “los que sepan establecer políticas públicas que tiendan a disminuir la desigualdad provocada por un deterioro del mercado de trabajo y la educación”. Por último, también ganarán quienes sepan insertarse en las “nuevas-viejas”, cadenas globales de valor y logren posicionarse en las cadenas regionales incorporando el riesgo sanitario.