Empleadores no pueden obligar a vacunarse contra el covid-19 a sus empleados, ni sancionarlos

Pablo Mieres > “No se puede convertir en obligatorio algo que todavía es de acceso limitado”

Sin una ley que lo habilite, un empleador no puede obligar a un trabajador a vacunarse contra el covid-19, ni tampoco sancionar por ello, según explicó el abogado experto en derecho laboral Nelson Larrañaga. No obstante, aún contando con una norma que obligue a vacunarse, aplicar una sanción “debería ser la última decisión que se debería tomar”. El ministro de Trabajo Pablo Mieres, coincidió con esa posición, y llamó al diálogo entre cámaras empresariales, sindicales y actores sociales para promover el proceso de vacunación y lograr una amplia cobertura.

“Desafío empresario ante el covid y el próximo proceso de vacunación” fue el nombre del evento organizado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE), que contó con una primera parte enfocada en el virus, la vacuna y las medidas sanitarias, a cargo del director del Hospital Pereira Rossell, Álvaro Galiana (ver recuadro), y una segunda parte orientada en las cuestiones laborales asociadas al proceso de vacunación, que estuvo a cargo abogado especializado en derecho laboral, Nelson Larrañaga y el Ministro de Trabajo, Pablo Mieres.

Larrañaga comenzó haciendo mención a las normas generales sobre vacunación, que van desde la constitución que “establece que el Estado es el rector de la salud colectiva”, hasta la ley, que regula la obligatoriedad de algunas vacunas.

Luego de ello se refirió a las normas laborales y se planteó algunas preguntas sobre lo que puede o no hacer el empleador en este contexto tan complejo. ¿Puede el empleador obligar al empleado a vacunarse? ¿Puedo trasladar al que no se quiere vacunar? ¿Se puede disponer que un empleado continúe en régimen de teletrabajo si no se vacuna? ¿Se puede sancionar o despedir a un trabajador si no se vacuna? ¿Puede el empleador establecer como requisito de empleo que el aspirante esté vacunado?

Antes estas interrogantes, el laborista remarcó que sin una ley que lo establezca de forma general o para ciertos colectivos, “no se puede obligar” a vacunarse a ningún trabajador. “Nadie puede ser obligado a hacer lo que la ley no manda”, remarcó. En tal sentido, subrayó la importancia de ir por otras vías, como procurar el diálogo con la bipartita para –por ejemplo- difundir las bondades de la vacunación. También evaluó que la empresa puede estimular la vacunación, por ejemplo, otorgando un día libre cada vez que se tenga que aplicar una dosis.

En cuanto a un eventual traslado del trabajador, señaló que “no está claro”, por lo que se debe analizar “caso a caso”, ya que el empleador debe contar con “razones objetivas y fundadas” para ello.  Algo similar ocurre respecto a la eventual exigencia de “teletrabajo”, estimando que “también hay que verlo caso a caso”. A propósito, recordó el proyecto de ley sobre teletrabajo que “todavía no está aprobado pero está muy avanzado” y que en su redacción requiere que exista acuerdo entre trabajador y empleado.

Respecto a la posibilidad de sanciones, la clave estará en si la vacuna es obligatoria o no. “Si no es obligatoria, claramente no”, remarcó. “Mientras la vacuna no sea obligatoria, no puede sancionarlo ni despedirlo. Si aparece una ley que la hace obligatoria, entonces estaría jurídicamente habilitado a sancionarlo o despedirlo”, explicó Larrañaga. De todas formas, evaluó que esa “debería ser la última decisión que se debería tomar. Antes se deberían tratar de agotar todos los otros caminos”.

En cuanto a si contar con la vacuna podría ser un requisito de empleo para un aspirante, el ministro de Trabajo Pablo Mieres respondió que se debe “tener mucho cuidado” ya que “si no hay obligatoriedad podría configurar una situación de discriminación laboral”.

Larrañaga cerró con una incitación a vacunarse. Evaluó que esta etapa de vacunación que comienza requerirá de un esfuerzo de todos los actores políticos, sociales, laborales, agrupaciones de interés, barriales y redes sociales, para colaborar con el gobierno. “El objetivo de lograr la inmunización colectiva nos permitirá volver a nuestra actividades y recuperar los niveles de empleos, y así la recuperación económica adquirirá una mayor velocidad y se beneficiará a todo el colectivo de personas”, remarcó.

Mieres

Por su parte, el ministro de Trabajo, Pablo Mieres, remarcó que la etapa de vacunación que comienza la próxima semana “estuvo precedida de un proceso donde hubo definiciones muy claras” respecto a la calidad de las vacunas elegidas. “Siento que como parte de este gobierno hemos dado cumplimiento de manera seria y responsable, más allá del ruido, de si arrancamos más tarde, (…) se comenzará con un proceso constante”, sostuvo Mieres, quien remarcó que a su entender, “la clave no es cuándo se comienza, sino cuando logramos alcanzar un nivel de inmunidad suficiente a nivel colectivo”.

En tal sentido, destacó la cultura de vacunación que tiene Uruguay y la logística preparada para conseguir una inmunización rápida. “En un par de meses vamos a tener un muy buen nivel de cobertura y posiblemente tengamos un porcentaje de cobertura mayor que la mayoría de los países del mundo”, agregó.

“Vamos a promover que desde las cámaras y las organizaciones sindicales se dé un apoyo fuerte a la exhortación a la vacunación”, señaló Pablo Mieres

Si bien dijo que la vacunación no es obligatoria, en su opinión existe “un deber moral”. Además, reflexionó que “no se puede convertir en obligatorio algo que todavía es de acceso limitado” y por ese motivo, en materia laboral, coincidió con Larrañaga en que “no se puede obligar a nadie a vacunarse” a menos que exista una ley.

En cuanto a la discusión de la obligatoriedad, señaló que es un debate que se está dando en el mundo y Uruguay no va a ser la excepción, pero estimó que “se va a ir decantando” paulatinamente. Afirmó que en caso de ser necesario aplicar la obligatoriedad de la vacunación, el primer sector para ello sería el personal de la salud.

Mieres también señaló que el Ministerio está analizando qué hacer en casos puntuales, como ser el derecho a acceder al subsidio por enfermedad de una persona que no se quiso vacunar. “Lo estamos estudiando”, señaló. Además, comentó la posibilidad de que algunas empresas del exterior a las que Uruguay exporta exijan como requisito que los empleados de las empresas a las que le van a comprar estén vacunados. “Eso nos va a plantear otros desafíos y veremos cómo actuaremos”, explicó Mieres.

Más allá de eso, se mostró optimista de que “el ámbito de diálogo con las partes, con las cámaras empresariales y el sector sindical”, permitirá una amplia cobertura de vacunación. “Vamos a promover que desde las cámaras y las organizaciones sindicales se dé un apoyo fuerte a la exhortación a la vacunación”, sostuvo Mieres.


Vacunación: reducir la mortalidad, morbilidad y mitigar impactos socioeconómicos

El evento contó con una primera parte a cargo del doctor Álvaro Galiana, quien explicó las cuestiones sanitarias vinculadas a la transmisión del virus y la relevancia de las vacunas para generar una respuesta inmunitaria general. En tal sentido, explicó lo que fue la superposición de fases en el desarrollo de las diferentes vacunas, pero siempre “respetando los procesos”. Además, agregó que “no es posible” ir hacia una inmunidad de rebaño natural porque ello llevaría mucho tiempo y a un costo sanitario muy alto.

Independientemente de ello, remarcó que aún con un amplio porcentaje de la población vacunada, posiblemente sea necesario mantener las medidas preventivas que se han venido utilizando como el tapabocas, el lavado de manos y el distanciamiento social.

Respecto al inicio de la vacunación, subrayó que el objetivo de la misma es, en primer lugar, reducir la mortalidad por covid-19, pero también reducir la morbilidad (cantidad de personas que se enferman) y de esa forma mitigar el impacto social y socioeconómico negativo que tiene la alta transmisibilidad de la enfermedad.

Si bien reconoció que aún hay dificultades e incertidumbres, defendió la importancia de vacunarse. “Las vacunas son buenas, han sido evaluadas, son seguras, y en todas se pretende lograr el primer y segundo punto, que es reducir la mortalidad y la morbilidad”, concluyó.