El economista Aldo Lema dijo que la dolarización de la economía local tiene “costos” sobre el crecimiento y la capacidad de respuestas contracíclicas, por lo que se debe mantener el camino de desdolarización iniciado, profundizar algunas medidas e “innovar” para lograr una inflación baja que permita tener una moneda local fuerte. Por su parte, el ex presidente del BCU, Juan Carlos Protasi, evaluó que dolarizar la economía traería “mayor credibilidad y previsibilidad” atrayendo inversiones y acelerando el crecimiento, le pondría “una camisa de fuerza” al gasto público y generaría “un tipo de cambio real más estable”.
“¿Des-dolarización o Dolarización?”, fue el nombre del evento organizado por la Academia Nacional de Economía, que buscó plantear dos visiones contrapuestas en el marco de la política que busca lleva adelante el BCU, y que apunta a desdolarizar la economía local y generar una moneda nacional de mayor calidad.
En una esquina, defendiendo una mayor participación del peso en la economía, estuvo el socio de Vixion Consultores y profesor de la Universidad de Montevideo, Aldo Lema. En el otro rincón, y defendiendo al billete verde, estuvo el consultor en macrofinanzas para entidades financieras locales e internacionales y expresidente del BCU, Juan Carlos Protasi.
Metiendo el peso
Lema repasó brevemente los motivos que llevaron a Uruguay a convertirse en una economía dolarizada, explicando que fue “un mecanismo de protección contra la inflación y las devaluaciones cambiarias derivadas de desequilibrios crónicos”. Recordó que la crisis de 1982 generó una fragilidad financiera que “no necesariamente fue enfrentada después de la crisis”. A partir de la crisis del 2002 se buscó introducir una “nueva unidad de cuenta que permitiera la desdolarización”, que determinó la creación de la Unidad Indexada (UI) y contribuyó a “reducir la fragilidad financiera”. Desde entonces se registraron avances en materia de deuda pública que permiten que Uruguay hoy esté “mejor preparado para enfrentar ajustes”.
Lema explicó que la dolarización de la economía trajo consigo “costos” sobre el crecimiento económico, subdesarrollo de los mercados financieros en pesos, menor crédito para empresas y personas, mayor volatilidad en el crecimiento, rigideces de precios que distorsionan los ajustes en moneda nacional y acentúan los ajustes por cantidad (por ejemplo, en el sector inmobiliario) y una menor autonomía de la política monetaria, que limita la capacidad de aplicar políticas contracíclicas.
En ese sentido, destacó que para desdolarizar se debe, en primer lugar, “mantener lo que se ha hecho”, ya que “la UI fue un acierto” y permitió su uso en el crédito y la deuda pública. Explicó que si bien es correcto avanzar en desindexar los mercados de bienes y servicios (llevarlos a pesos nominales), es necesario mantener la indexación financiera para un mayor desarrollo del mercado de capitales de largo plazo.
Una segunda acción es “profundizar” algunas medidas, como la reconstrucción adicional de los mercados en pesos y una mayor educación financiera sobre la UI, que permite cubrir de la inflación en pesos, pero también en dólares.
Por último, Lema indicó que se debe “converger hacia una inflación baja y estable” en torno al 3%, así como mejorar la gestión e institucionalidad monetaria: de hecho y de derecho. “La máxima responsabilidad es del BCU, consolidar un régimen verdadero y creíble de metas de inflación”, subrayó.
En su opinión, es “un buen momento” para ir en esta dirección, ya que “hay condiciones estructurales y coyunturales”, como un mayor consenso sobre las bondades de una inflación baja y la reconstrucción de mercados en pesos.
Verde que te quiero
Sin embargo, Protasi dijo tener una “posición bastante diferente” a la presentada por Lema. “Mi experiencia ha sido un poco más dura, tuve que enfrentar una situación compleja, que la dolarización era un problema muy grande porque no había forma de financiar el déficit”, señaló quien fuera presidente del BCU entre los años 1984 y 1985.
Afirmó que algunas decisiones de política monetaria “mostraron inconsistencias intertemporales” y medidas “que parecieron óptimas ex ante, no lo fueron ex post”. Ante esto, el público “tomó recaudos” para evitar verse sorprendido. “Detrás de la dolarización hay un problema de credibilidad”, sostuvo.
Protasi reconoció en su presentación que sus propuestas pueden ser “polémicas y no del agrado del sistema político”, pero defendió que la dolarización de la economía traería una “mayor credibilidad y previsibilidad”, lo que permitiría atraer mayores inversiones acelerando el crecimiento económico. Además, las tasas de interés y la inflación se aproximarían a los niveles internacionales.
Por otra parte, también resultaría más difícil incrementar el gasto público, ya que “se le pone una camisa de fuerza al manejo irresponsable de la política económica”. Ello se debe a que no estarían accesibles los recursos para emitir deuda en moneda nacional y se podría emitir en dólares, pero con un límite que estaría fijado por el mercado.
Por último, también señaló que habría “un tipo de cambio real más estable”, que dependería de las fluctuaciones del dólar respecto a otras divisas relevantes pero no estaría atado a las fluctuaciones cambiarias locales. De esa forma, al eliminar la volatilidad cambiaria, se estimularía el comercio internacional, defendió Protasi.
No obstante, también reconoció los perjuicios de una política de estas características. Por un lado, se perdería soberanía monetaria, ya que la economía quedaría a expensas de la política de la Reserva Federal (Fed) estadounidense. Además, se pierde la capacidad de aplicar políticas contracíclicas, ya que no se podría hacer una política expansiva durante las recesiones económicas. No obstante, sobre este punto, comentó que la historia de las crisis “sugiere que es preferible sujetarse a una regla que tener una política discrecional”.
Protasi lanzó durante su presentación una dura crítica respecto al aumento del gasto realizado por la pasada administración. “El gasto público desmedido que se hizo en los últimos 15 años, que fue una barbaridad que nos ha empobrecido a todos, generó un potencial de inestabilidad en la deuda y en la macroeconomía a través del atraso cambiario, porque ha provocado (…) recesión, cierre de empresas, desempleo”, sostuvo.
El ex presidente del BCU reflexionó que “revertir la dolarización es posible si el déficit se reduce”, pero en las actuales condiciones parece difícil que la deuda pública pueda bajar a un nivel que permita holgura al manejo macro-financiero. “La situación financiera del país era muy mala ya desde antes de asumir la actual administración. Es algo que no se ha podido superar”, opinó.
A modo de comentario final, Lema expresó que tiene “más coincidencias de las que parecen” con Protasi, pero subrayó que “no hay régimen cambiario que resista la insolvencia fiscal” y que “Argentina es el ejemplo más claro de eso”.