Expertos coincidieron en que luego del retorno a la democracia, el país ganó institucionalidad y mucho prestigio internacional

40 años del banco Santander

En 1982 desembarcó en Uruguay el Banco Santander. En ese tiempo, el país estaba en una de las crisis económicas, sociales y bancarias más profundas de la historia. La elevada dolarización fue una de las principales causas y de ella se derivaron tres problemas: la insostenibilidad de las deudas y finanzas públicas, los préstamos en dólares y las alzas significativas del tipo de cambio real. 

¿Qué pasó desde ese momento hasta hoy? Para celebrar su aniversario número 40, el banco convocó a cuatro protagonistas que fueron parte de esta historia posterior: los exministros de Economía, Ricardo Zerbino, Ignacio de Posadas, Luis Mosca y Mario Bregara, quienes realizaron un repaso de sus hitos políticos y económicos del país. Al finalizar el foro, CRÓNICAS dialogó con el Dr. Ignacio de Posadas y el Ec. Luis Mosca. 

El evento, que tuvo lugar en el Hotel Sofitel Carrasco, sirvió para desarrollar el foro “Uruguay: la oportunidad de la estabilidad. Una historia sólida como base del crecimiento”, donde disertaron los exministros de Economía mencionados. La jornada contó con la participación especial del responsable regional de Sudamérica de la institución bancaria, Carlos Rey. 

En la apertura, Gustavo Trelles, Country Head de Santander Uruguay, adelantó que la región sudamericana “seguramente sea la más rentable del grupo este año. Se manejan las operaciones de Brasil, Chile, Argentina, Perú, Colombia y Uruguay. Es una región muy importante del negocio”, indicó.

En tanto, Rey dijo que Uruguay es “una parte clave de la historia” de Santander. “América representa un tercio de los beneficios del grupo, con 66 millones de clientes”, señaló. Por otra parte, recordó las inversiones realizadas en los últimos años en el país, con la adquisición de Creditel, Crédito de la Casa y Paganza. “Vamos a seguir apostando al país y a la sociedad, invirtiendo de manera constante. Nuestra presencia es muy local y profunda, ya que estamos íntimamente vinculados con los países donde tenemos operaciones”, expresó.

Tras la participación de los representantes del banco, fue el turno de los cuatro disertantes, quienes coincidieron en que la vuelta a la democracia permitió que Uruguay tuviera mayor institucionalidad y prestigio como país a nivel regional e internacional. A su turno, cada uno destacó cómo vivieron ese momento de la historia y se refirieron a las perspectivas a mediano y largo plazo de la economía, entre otros temas.   

1985-1990

El economista Ricardo Zerbino recordó que en ese periodo hubo muchas expectativas y temores. Aun así, dijo que fue un gran desafío. “En el retorno hubo que enfrentar muchos problemas, pero el gobierno decidió de una forma muy sólida”, apuntó. 

En ese sentido, destacó que se llevó a cabo la restitución de 10 mil funcionarios públicos que habían sido cesados durante la dictadura por sus afiliaciones y posturas ideológicas. Esto había llevado, según el exministro, a que hubiese un gobierno que tenía muchas fallas e incluso niveles muy bajos en salarios públicos y privados. 

Otro tema en el que hizo énfasis durante la charla tuvo que ver con la reaparición del movimiento sindical y los sindicatos, los que, como es sabido, estaban prohibidos en dictadura. “Nosotros tuvimos que dar nuevamente participación a las distintas gremiales”, deslizó. Según Zerbino fue una etapa compleja porque la incorporación se hizo con un sentido de reivindicar logros anteriores que se habían perdido, como los derechos y la reconstrucción sindical con las negociaciones salariales. 

Asimismo, se dieron dificultades en la negociación de la deuda. “Enfrenté la intensidad de los viajes al exterior, que culminó con el famoso Plan Brady, en el siguiente periodo”, expresó.

Al final recordó que en el período hubo “miradas” hacia el futuro. “Tuvimos dos leyes importantes: la forestal, que tuvo un impulso enorme en el país con las inversiones de plantas de pulpa de celulosa, y la ley de zonas francas”. Analizó que Uruguay vive “un momento de gran prestigio internacional”, pese a que debe “cuidar la competitividad y atraer inversión extranjera para crear nuevos empleos”.

1992-1995

Por su parte, el Dr. de Posadas dijo que fue una experiencia “dura” pero con muchas satisfacciones. En ese momento el frente económico era “difícil” y el país estaba en una etapa de cierta recesión, remarcó.

Además, “el déficit fiscal era muy grande, llegando a los 6 puntos del Producto Bruto Interno (PBI), sumado a la reforma constitucional de ajuste de las facilidades y una situación comprometida de reservas a nivel del Banco Central del Uruguay (BCU)”, indicó. 

Al mismo tiempo, el Banco Hipotecario tenía problemas de solvencia y la inflación estuvo en 95%, y  llegó a estar al 130%. “Hoy en día nos parecen cifras disparatadas, y era una de las fuentes de mayor angustia; la teníamos a diario, lo cual es un disparate porque no servía para nada, y uno estaba siempre pendiente de eso”, puntualizó. 

Además de que fue una situación complicada, el gobierno era “minoría”, con una composición política producto del régimen anterior, por lo cual el Partido Nacional (PN) y el Partido Colorado (PC) estaban divididos en cuatro sectores, y el Frente Amplio (FA) había crecido “mucho” en la dirección, sostuvo. 

También existía una realidad compleja en lo social y cultural por ser Uruguay un país “poco propenso a los cambios”, señaló. 

En este aspecto, dijo que en ese periodo estaban con la idea de que había que realizar muchas cosas y muy rápido. “A pesar de que Ricardo Zerbino empezó una política de apertura de producción arancelarias, existían lobbies pro-proteccionistas muy fuertes y un movimiento sindical sólido que, por supuesto, no era muy afín a las medidas que nosotros queríamos implementar”, señaló. 

Uno de los frentes más complicados para el mandato liderado por Luis Alberto Lacalle fue el salarial. “El Poder Ejecutivo se retiró de la negociación tripartita, y fue una medida acertada. Los presagios de catástrofes que pasarían no se cumplieron”, señaló. Además, insistió en que el camino que siguió el gobierno “fue ecléctico, porque el talante del presidente y la realidad no daban para realizar los cambios con un shock”.

1995-2000

En tanto, el economista Luis Mosca expresó que el primer presupuesto fue en 1995, que trajo toda una reestructura en la administración central y hubo un ahorro importante en el gasto. En este caso, comentó que con el ahorro se debían solventar algunos temas clave, como la transición en la reforma de la seguridad social, -que ya salió aprobada en el año 1996- y financiar la reforma educativa, que luego “cayó en críticas y después se reflotó”, determinó. 

A su vez, mencionó que estos proyectos fueron fundamentales en la época. “Ni en los 80, ni en los 90 hubo financiamiento ni abundante ni barato”, destacó. 

Respecto a eso, lanzó una reflexión: “Son esas cosas curiosas que ocurren en este país, y uno finalmente termina preguntándose si tenemos tantas diferencias ideológicas o lo que tenemos son diferencias cronológicas”. 

Por otra parte, comentó que había que tomar acciones para fortalecer los incentivos de inversión en el sector privado, y en ese sentido se sacaron adelante dos leyes importantes. 

La primera fue la ley de Inversiones, cuya reglamentación se dio en dos tramos, y que aún sigue vigente con modificaciones reglamentarias que se dieron posteriormente.

La segunda fue la ley de Securitización de activos, mercados, valores y generación de instrumentos para obtener un financiamiento en mejores términos. 

En la misma línea, mencionó otras leyes que siguen vigentes, como la de la reforma educativa, de la seguridad social y la tributaria del sector agropecuario que, con ligeras regulaciones, sigue vigente en la actualidad. En relación a las desmonopolizaciones que se llevaron adelante, mencionó la de cemento y alcohol. 

También en ese periodo se llevó a cabo la desmonopolización del crédito hipotecario. En ese contexto, expresó que esto dio estímulo a mecanismos que posteriormente fueron complementados por distintos programas como la ley de vivienda social, vivienda promovida y la desmonopolización de la generación de energía -la ley de marco energético de UTE-. 

Posteriormente, comentó que todas estas circunstancias, más rendiciones de cuenta, permitieron llegar a setiembre de 1998 con la inflación en un dígito. “Transitoriamente, volvimos a dos dígitos a raíz de la crisis que todos conocemos de 2000 a 2002. Se restableció la calma en febrero de 2004, volvimos a un dígito y se mantuvo desde entonces con algunas puntuales excepciones. En la actualidad, el BCU mantiene la tasa de política monetaria como numerario, como ancla nominal y mantiene el régimen de metas de inflación”, explicó. 

De cara al futuro, Mosca remarcó que la agenda de reformas “tiene que lograr que Uruguay sea más competitivo”. Sostuvo que el acceso a los mercados internacionales y lograr una mayor autonomía en el relacionamiento comercial externo es “la clave para los tratados a los que se vaya a adherir el país”.

Las reformas en los 15 años del FA

A su turno, el hoy senador del FA, Mario Bergara, comentó el cúmulo de reformas que se han dado en los últimos 30 años en Uruguay y en particular en los 15 años donde gobernó el FA.

Mencionó que bajo la gestión de su partido ocurrieron reformas de carácter estructural en las cuentas públicas, en los sistemas de salud, en los sistemas de viviendas, en las políticas sociales y en las relaciones laborales. En este caso, destacó que esto permitió que los trabajadores reciban los beneficios de los frutos de ese crecimiento. 

Además, dijo que se dieron reformas en el funcionamiento de los mercados, inversiones y promociones de los mismos. Dijo que durante el gobierno del FA se avanzó hacia un enfoque de estabilidad macroeconómica consolidado. “Las reformas fortalecieron la institucionalidad, redujeron la discrecionalidad de los gobiernos y generaron reglas que proporcionaron mayor credibilidad”, determinó.

En cuanto al sistema financiero, recordó que en el año 1982 el país estaba en una profunda crisis originada por los dos factores principales: el sistema bancario y el dólar. “Fue una crisis muy incompleta e injusta porque sucedió por la famosa compra de carteras que se le compró a algunos bancos y a otros no, y que lo que no se les compró, fueron cambiados una década después”, explicó. 

Asimismo, dijo que esto desembocó en una serie de problemas sistemáticos durante el proceso posterior, es decir, en una atención de la banca pública clientelar que no se regía por las reglas regulatorias con las que se guiaba la banca privada, que tenía bancos capitalizados y gestionados. “Esto no favorecía a la banca pública, solo le traía daño”, aseguró. 

Asimismo, explicó que se llevó adelante un proceso donde se empezó a mirar al mundo y aparecieron nuevas reglas, como la de Basilea I, para regular el capital de los bancos. Aunque todavía no había “fuertes capacidades» en cuanto a entender la naturaleza del problema financiero, se fue avanzando y se comenzó a tener una mirada más profesional, señaló. 

En cuanto a los desafíos del futuro, Bergara expresó que las nuevas formas de hacer negocios en la virtualidad requieren “actualizaciones sobre la ciberseguridad y el mundo cibernético, porque los delitos que ocurren en el mundo físico pasan a esta nueva realidad”. 

En el cierre, Trelles agradeció al grupo por seguir apostando al país. “No dejamos de recibir comentarios positivos de Uruguay. En una América Latina compleja, se puede decir que estamos en un país solvente institucional y políticamente, y eso nos da confianza y tranquilidad”, expresó.

En este sentido, recordó que Santander lleva US$ 700 millones invertidos en Uruguay, y ha generado 1.500 empleos en los cinco verticales de negocio: banco, financiera, seguros, administradoras de crédito y de fondos. “En los últimos tres años el grupo compró cuatro empresas y esa es una demostración de la confianza depositada”, resumió. 

Por último, agradeció a quienes “hicieron posible la construcción de esta institucionalidad, sin distinción de partidos políticos, a los exejecutivos del banco, clientes, y a los equipos actuales que generan la credibilidad para que el equipo de Santander esté apoyando a este país”.


Reflexión sobre el avance del país 

Tras el evento, en dialogó con CRÓNICAS, el Dr. Ignacio de Posadas opinó que el país avanzó en varias cosas. “Es un país más abierto, que está institucionalmente muy consolidado, con un cuadro regulatorio en materia financiera,  protección de inversiones y respeto al derecho de propiedades”, indicó. Aun así, estableció que es necesario adaptarse a una nueva dinámica, porque muchas veces “tenemos un ritmo algo lento”.

En ese sentido, dijo que la base es sólida pero se debe de avanzar en materia de apertura.  “Hay que realizar la reforma de la seguridad social”, reafirmó. 

A su turno, el economista Luis Mosca dijo que Uruguay tiene ganado el respeto internacional por su institucionalidad, apego a la ley y el respeto a los derechos de propiedad. “Esto indica que hubo un largo recorrido que ciertamente es anterior. En algún sentido, estos 40 años nos permiten disfrutar hoy de esta circunstancia”, señaló.



Perspectivas a mediano y largo plazo

Consultados sobre las perspectivas a mediano y largo plazo, de Posadas dijo que el mundo está en un momento particular. “Hay que ver si hay un aumento del proteccionismo, que eso nos puede perjudicar feo”, insistió. No obstante, mencionó que el problema grave que tiene Uruguay es que “es demasiado caro y no tenemos espalda para funcionar con estos niveles de costos en producción. Es un tema difícil de atacar pero representa un debe importante”, subrayó. 

En tanto, Mosca mencionó que en el corto plazo existen ciclos y en el largo plazo es muy positivo. Consideró que en los últimos tiempos algunos aspectos favorecieron al país. A modo de ejemplo, dijo que hubo tasas de interés prácticamente a cero en el escenario internacional con una liquidez abundante, lo que se vio complementado por buenos precios para las materias primas. Sin embargo, dijo que actualmente existen cuestiones atinentes a un dólar que adquirió musculatura y una economía internacional que se desacelera e implica tasas de interés más altas y menos oportunidades.

 “De estos ciclos hemos vivido varios; en consecuencia, en el corto plazo, diría que van a ser circunstancias que el país podrá capear sin problema”, finalizó.