Fitch mantuvo el grado inversor con perspectiva negativa y alerta por “lenta recuperación”

Comunicado > “La estabilidad de Uruguay en una región volátil podría respaldar su posición competitiva”

La agencia Fitch Ratings reafirmó la calificación ‘BBB-’ para Uruguay, manteniendo así el investment grade, o grado inversor, aunque la perspectiva de la nota sigue siendo negativa debido al elevado nivel de deuda y las “perspectivas inciertas de consolidación fiscal”. Estima que la economía local crecerá 2,5% este año y 2,7% en 2022 (tras contraerse 5,9% en 2020), lo que implica un ritmo más lento que la mediana de los países con calificación ‘BBB’. De acuerdo a Fitch, pese al agravamiento de la situación sanitaria actual, “las restricciones de movilidad limitadas y un esfuerzo de vacunación rápido (aunque tardío) deberían limitar el daño económico”.

La agencia calificadora de riesgo crediticio Fitch Ratings mantuvo la nota de la deuda uruguaya en moneda extranjera de largo plazo en “BBB-“, con perspectiva negativa, que se respalda “por altos estándares de gobernabilidad, PIB per cápita y liquidez externa”. Estos factores positivos, son compensados por “un crecimiento estable pero bajo (el más bajo entre los pares ‘BBB’ antes de la pandemia), alta inflación, problemas estructurales que limitan la flexibilidad de las políticas y una gran cantidad de deuda en moneda extranjera que hace que las finanzas públicas sean sensibles a los movimientos de tipo de cambio”.

La perspectiva negativa en la deuda, determinada por Fitch, refleja un elevado ratio de deuda en relación al PIB, con tendencia al alza, así como perspectivas inciertas de consolidación fiscal. “La resiliencia de los ingresos y el estricto control del gasto han dado como resultado un deterioro fiscal relativamente pequeño durante la pandemia, pero desde un punto de partida débil”, señala el comunicado difundido por la agencia estadounidense. También advierte que la consolidación fiscal que esperan las autoridades luego de la pandemia “podría ser difícil de lograr” debido a la “lenta recuperación económica” que se proyecta y a las dificultades para concretar “recortes profundos en el ya bajo gasto discrecional”.

Fitch estima que la economía crecerá un 2,5% este año y 2,7% en 2022 después de contraerse un 5,9% en 2020, más lento que la mediana de los países con calificación ‘BBB’.

“Los casos de coronavirus registrados oficialmente y las muertes per cápita han aumentado a los niveles más altos del mundo en 2021, tras ser de los más bajos en 2020, pero las restricciones de movilidad limitadas y un esfuerzo de vacunación rápido (aunque tardío) deberían limitar el daño económico”, agrega la agencia en su reporte.

Desafíos

Al analizar la economía local, Fitch señala que la demanda interna se ve afectada por la reducción de los salarios reales, la pérdida de empleo y la austeridad fiscal, pero tiene un impulso este año por la construcción de la segunda planta de celulosa de UPM, “cuya contribución al crecimiento debería disminuir en 2021 y volverse negativa en 2022 cuando finalice la construcción, antes de que comience la producción en 2023”.

Se destaca también la “fuerte demanda externa” que está beneficiando a los sectores exportadores, con la excepción del turismo. “Los precios más altos de las materias primas podrían ofrecer una ventaja adicional al aliviar los estrechos márgenes de beneficio en el sector agrícola y fomentar nuevas inversiones”, señala el reporte.

No obstante, se advierte que “los precios más altos del petróleo representan un obstáculo para compensar el viento en contra y un desafío político”.

Fitch también destaca la búsqueda del Gobierno de abordar los problemas de competitividad del país, como las altas tarifas de servicios públicos, baja apertura comercial, mercados de capitales poco profundos y magros resultados educativos. En materia comercial, subraya que “el Mercosur aún no ha dado luz verde a la solicitud de Uruguay de buscar sus propios acuerdos comerciales fuera del bloque, y su negociación tomaría tiempo”.

“Los casos de coronavirus registrados oficialmente y las muertes per cápita han aumentado a los niveles más altos del mundo en 2021, tras ser de los más bajos en 2020, pero las restricciones de movilidad limitadas y un esfuerzo de vacunación rápido (aunque tardío) deberían limitar el daño económico”

Pese a estos desafíos, Fitch entiende que “la estabilidad de Uruguay en una región volátil podría respaldar su posición competitiva”.

También se hace mención a la reforma de la seguridad social que se está analizando y que posiblemente no afecte a las personas cercanas a su jubilación, por lo que “no ofrecerá ahorros fiscales a corto plazo”. Sin embargo, subraya que esta reforma “será importante para la credibilidad fiscal y la solvencia a largo plazo”.

Para arriba o para abajo

Entre los factores que –individual o colectivamente- podrían llevar a un deterioro de la calificación crediticia de Uruguay, Fitch menciona por un lado a las finanzas públicas y una menor confianza en la implementación del ajuste fiscal de mediano plazo. Por otro lado, a nivel macroeconómico, se advierte que “una recuperación económica débil” podría generarse si no se abordan los desafíos internos y externos, o si se evidencia falta de progreso en las reformas estructurales que mejoren los problemas de competitividad y el potencial de crecimiento del país.

Por el contrario, entre los factores que podrían llevar a una mejora de la calificación crediticia de Uruguay, se menciona una posible consolidación fiscal que mejore las perspectivas de la relación deuda/PIB en el mediano plazo. A nivel macroeconómico, podría contribuir una recuperación del crecimiento de la actividad más fuerte al previsto, a impulso de mejoras de la inversión privada y las exportaciones, así como una reducción sostenida de la inflación, avance en el plan de desdolarización y profundización financiera.