En un conversatorio virtual de la Academia Nacional de Economía, el pasado martes 24 de junio, expertos uruguayos y extranjeros discutieron las implicancias de la política comercial y exterior de Donald Trump en América Latina. Con visiones diversas, coincidieron en la incertidumbre que genera su estilo impredecible y en el desafío que implica para Uruguay moverse en un escenario global cada vez más fragmentado.
La vuelta de Trump al escenario internacional, con medidas arancelarias imprevisibles y una política exterior centrada en el interés nacional, fue el eje de análisis de un panel organizado por la Academia Nacional de Economía. Bajo el título “Comercio y geopolítica bajo la presidencia de Trump”, el evento reunió a economistas y analistas uruguayos e internacionales que reflexionaron sobre el impacto global y regional de su regreso al poder.
El moderador del panel y consultor internacional, Carlos Mazal, propuso una instancia abierta y crítica ante un escenario cambiante. “Vemos que a nivel mundial está un poco a la deriva todo”, dijo.
América Latina en el nuevo tablero global
Eric Farnsworth, vicepresidente del Council of the Americas, abrió el debate con una caracterización del enfoque estratégico de Trump. Explicó que la política de “America First” no implica aislamiento, sino priorización de intereses. “Mucha gente pensó que significaba aislacionismo. Lo que significa es refinar y consolidar compromisos globales. No intentar estar en todas partes al mismo tiempo”.
Farnsworth remarcó que la región ha perdido relevancia como foco geopolítico para Washington y se ha convertido en instrumento de la política doméstica estadounidense. “La inmigración, el comercio o las drogas se ven cada vez más en Washington como temas internos. Ya no se los ve como temas de política exterior”, afirmó. Según él, esta mirada genera tensiones, incluso con aliados históricos como Canadá y México. No obstante, destacó que hay relaciones más estables, “como con Uruguay, donde la relación continúa”.
Inestabilidad e incertidumbre financiera
Arturo Porzecanski, economista uruguayo, analizó las reacciones del mercado ante las políticas del presidente estadounidense. Consideró que la volatilidad no debe sorprender, ya que Trump actúa con pragmatismo: “Es mucho menos dogmático de lo que él luce y cuando ve que le está causando gran daño, por ejemplo, a la bolsa o al mercado de bonos o algunos otros mercados, lo toma en consideración”. Incluso, opinó que a veces “disfruta más el proceso de negociación que el resultado”.
Advirtió sobre una creciente desconfianza hacia el sistema financiero estadounidense. Señaló que varios bancos centrales han incrementado sus reservas en oro y que hay países europeos —como Alemania e Italia— que analizan retirar parte del oro depositado en la Reserva Federal en Nueva York. Según dijo, esto implica “una falta de confianza en el dólar, que se refleja en el oro”.
Sobre el impacto regional, fue claro: “¿Cómo fue tratada América Latina desde el punto de vista de los aranceles? Nada dramático, me parece a mí. 10% de tarifa básica es la más baja en general que había seteado. Tiene lógica, no tenemos superávit comercial respecto a Estados Unidos”.
Una visión confrontativa del comercio
El académico Juan Manuel Patiño propuso analizar la política de Trump desde el diagnóstico que el propio presidente hace del mundo. “Creo que es el más relevante de este momento porque es el que toma las decisiones”, dijo. Desde esa óptica, Estados Unidos estaría siendo perjudicado por déficits comerciales y financieros con otras naciones y por asumir costos globales sin retorno, como en materia de seguridad internacional. “Trump entiende que Estados Unidos provee una suerte de bien público global y que no recibe nada por eso”, sostuvo.
Al referirse a China, explicó que para Trump la competencia no es solo con empresas, sino con el Estado chino detrás. “El productor americano compite contra el productor chino y además contra el gobierno chino que está soportándolo de alguna u otra manera”. Añadió que casi 25% de las empresas chinas industriales pierden dinero y, sin embargo, vemos el mundo inundado de productos industriales chinos. En el capitalismo, las empresas “producen para ganar dinero, no para perderlo”, afirmó.
En esa línea, el economista Marcel Vaillant sostuvo que “el hecho fundamental a destacar de este cambio es que él mismo revela el repudio explícito de las reglas del comercio tal como las conocemos”, en referencia al giro proteccionista de Estados Unidos y su impacto en el orden multilateral.
Por su parte, el economista Isidoro Hodara coincidió con esa lectura general, aunque advirtió que la política comercial de la administración Trump aún no está del todo definida. “No está ni de lejos planteada en su formulación definitiva”, señaló, y consideró que las señales hasta ahora han sido más reactivas que estratégicas.
Un país pequeño en un mundo fragmentado
El exministro de Relaciones Exteriores, Omar Paganini, cerró el conversatorio subrayando los dilemas para países como Uruguay. Propuso que Uruguay avance con acuerdos bilaterales —como el TLC con India— y se mantenga equidistante de bloques como los Brics. “Tenemos que avanzar en tener acuerdos, todos los que se puedan. No son obsoletos, todo lo contrario, son nuestro camino de supervivencia”, expresó.
Además, mencionó la relación que Uruguay tiene con China, recordando que “no podemos pensar en perder nuestro gran socio comercial. Concluyó que, “por otro lado, puede irritar también a la administración americana, pero en la medida que se maneje en términos comerciales, no va a generar grandes dificultades”.