Teresa Aishemberg: “No podemos darnos el lujo de detener el flujo exportador”

Gerente general de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU)

Los contextos internacionales generan constantes tensiones al comercio internacional y en la interna uruguaya esto se suma a los conflictos locales que enlentecen e incluso detienen la actividad portuaria. Este último factor golpea a los exportadores en primera mano, pero también se siente en toda la cadena que conlleva sacar mercadería al exterior así como en la imagen del país como proveedor confiable. Desde la Unión de Exportadores (UEU) se alerta por esta situación. 

En un contexto mundial que aún se siente turbulento, donde no se termina de recobrar el ritmo normal en el comercio internacional luego de la pandemia y este es nuevamente perturbado por el conflicto bélico en Europa, volvemos a encontrar al país con falencias en la interna de quienes llevan adelante el principal trabajo para traer las importaciones y sacar al mundo los productos uruguayos.

Desde 2021 se viene prolongando el conflicto donde, a raíz de la decisión del gobierno de ceder áreas portuarias a Terminal Cuenca del Plata, y la consiguiente decisión de Montecon de recorte de personal ante la pérdida de volumen de trabajo, se convocó el pasado viernes a un paro de 24 horas a nivel del Sindicato Único Portuario y Ramas Afines (Supra). Esto ocasionó una interrupción en la actividad portuaria que derivó en consecuencias diversas.

Para conocer en profundidad los alcances de la medida tomada por los trabajadores de Supra, CRÓNICAS dialogó con Teresa Aishemberg sobre la afectación entre los exportadores.

Aishemberg reconoció plenamente el derecho de todos los trabajadores de reclamar lo que consideran justo, pero advirtió que la medida genera perjuicio dentro de la gran cadena de empleos que envuelve al sector exportador.

“Venimos de un paro de 24 horas. En ese momento no había mucho tránsito en el puerto, pero en esta semana llegan todos los barcos”, recordó la ejecutiva.

Desde quienes se desempeñan en la elaboración del producto, pasando por transportistas locales que mueven las mercaderías hasta el punto de salida, hasta los propietarios de dichas producciones, todos quedan atrapados en las consecuencias del conflicto.

“La exportación es un motor de la economía y produce empleo de calidad. Muchos trabajadores se ven perjudicados porque otros están peleando por sus derechos. Nosotros siempre tendemos puentes y queremos que las autoridades busquen soluciones rápidas para que no se detenga el flujo dinámico del comercio exterior uruguayo”, reflexionó la ejecutiva.

Pero más allá de estas consecuencias inmediatas, desde la gremial de exportadores también se ve perjudicada la imagen del país ante los compradores internacionales, algo que no es menor, ya que podría traducirse en menos compradores más adelante.

“Los exportadores siempre construimos una imagen de cumplir con los clientes para que sigan comprando. Esta situación genera demoras e incertidumbres. El cliente a veces nos sustituye con otros y cae nuestra credibilidad de proveedores confiables”, advirtió Aishemberg

¿Quién paga el pato?

En cuanto a las esperas extra que se les generan a camioneros ante este tipo de medidas, la entrevistada explicó que las empresas de transporte suelen asumir los costos de tener camiones parados y no se los trasladan a los exportadores. Sin embargo, advirtió que el costo mayor está en la pérdida de clientes y en el deterioro de imagen del país como un proveedor confiable, que termina afectando a todos los sectores.

“La imagen del país es muy importante, y un puerto que está en conflicto tampoco ayuda. El contexto internacional sigue siendo complicado para nosotros, tanto para conseguir contenedores como espacio en bodega. No podemos darnos el lujo de detener el flujo exportador”, sentenció Aishemberg.

Por la misma línea, la entrevistada también se refirió a los daños que se les ocasionan a los importadores en cuanto a costos logísticos. Al dejar de funcionar el recibimiento no sólo no se puede sacar mercadería al exterior, sino que tampoco ingresan los productos importados, afectando el comercio y la producción local.

En algunos casos, los pueden dejar en Buenos Aires y otros en alguna parte de Brasil, lo que ocasiona gastos extras que se terminan trasladando a los precios del comprador final.

“A modo ilustrativo, de una sola naviera están viniendo cinco barcos con más de 5.000 containers. Si ese conflicto se prolonga, evidentemente no van a venir. Ya una decidió no venir, que es la línea que va hacia EE.UU. Los containers que traía van a quedar por Buenos Aires o en Brasil. Eso genera costos logísticos adicionales para los compradores”, ejemplificó la gerente de la UEU.

Agregó que están en constante diálogo con el gobierno y con Supra, anhelando que se llegue pronto a un acuerdo

“Esperamos que las partes logren lo antes posible un entendimiento de forma que todos podamos seguir trabajando por un país más próspero, con empleo para todos. Evidentemente, producimos más para mejorar la escala y llegar a mercados muy exigentes. El puerto tiene que funcionar, y lo mismo el transporte multimodal para hacer eficiente la logística en Uruguay”, concluyó Aishemberg.