Unión Europea y Reino Unido negocian, pero se preparan para una salida sin acuerdo

Boris Johnson > “El pacto que se ofrece no es el adecuado en este momento"

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Aunque las partes se dieron tiempo de negociar hasta el próximo domingo, cada día que pasa parece menos probable que la Unión Europea (UE) y el Reino Unido lleguen a un acuerdo sobre su futura relación. El primer ministro británico, Boris Johnson, aconsejó a ciudadanos y empresas a prepararse para una salida abrupta, mientras que la Comisión Europea presentó planes de contingencia temporales para amortiguar los efectos más nocivos.

Nuevamente con el reloj en contra, las autoridades de la Unión Europea (UE) y el Reino Unido buscan llegar a un acuerdo de última hora sobre su futura relación. El plazo que se dieron ambas partes vence el domingo y todo parece indicar que no habrá acuerdo, lo que puede agregar aún más incertidumbre al futuro económico del viejo continente.

Cada día parece más probable que el próximo 31 de diciembre finalice el período de transición que ambos acordaron, sin llegar a un entendimiento.

Tanto Bruselas (el Ejecutivo de la UE) como Londres, ya han dado señales a las empresas y los ciudadanos para que se preparen para el escenario de un Brexit sin acuerdo.  El daño económico, por la reintroducción de aranceles y otras restricciones regulatorias, y el impacto en otros sectores, como el transporte, será significativo.

El primer ministro británico, Boris Johnson, mandó ayer jueves un nuevo mensaje de pesimismo, aconsejando a empresarios y ciudadanos a hacer “todos los preparativos necesarios» de cara a la salida caótica el 1º de enero.

Johnson dijo que ordenó a su Gabinete poner en marcha todos los preparativos para la peor de las opciones. «Hay una fuerte posibilidad de que no haya acuerdo», remarcó el mandatario, asegurando que “el pacto que se ofrece no es el adecuado en este momento».

 Propuestas

La Comisión Europea (CE) presentó planes de contingencia temporales para amortiguar los efectos más nocivos en algunas áreas en caso de llegar sin acuerdo al 1º de enero, y asegurar así las conexiones por aire y por carretera, además de la posibilidad de un acceso recíproco a las aguas pesqueras de cada parte.

La presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, dijo que «no existe ninguna garantía de que se si se logra un acuerdo, pueda entrar en vigor a tiempo», dado que debe recibir también la aprobación de los parlamentos de Londres y Bruselas, e incluso de los de los 27 socios.

Por eso, el Ejecutivo comunitario ofreció al Gobierno británico mantener una conductividad básica por aire básica entre la UE y el Reino Unido durante seis meses, siempre que el Reino Unido haga lo mismo. También reconocerá varios certificados de seguridad en los aviones para evitar que se queden en tierra las aeronaves.

Además, el Ejecutivo europeo sugiere un sistema temporal de permisos para mantener la conectividad del transporte de mercancías y de pasajeros por carretera, siempre que el Reino Unido ofrezca lo mismo a los transportistas comunitarios.

También propone medidas de contingencia para la pesca, precisamente uno de los puntos conflictivos en la negociación del futuro acuerdo, junto a la paridad regulatoria en aspectos como la normativa medioambiental o laboral, y la gobernanza del propio acuerdo. Dada la sensibilidad de este punto para los europeos, sobre todo para países como Francia, la CE ofrece mantener el acceso recíproco a las aguas pesqueras hasta diciembre de 2021, o hasta que se firme un acuerdo pesquero bilateral si sucede antes.

Estos planes de contingencia, que deben ser validados por el Parlamento Europeo, se suman a las casi 90 notas informativas que la Comisión ha publicado para que sectores económicos específicos se preparen para el Brexit sin acuerdo. La CE también ofreció una prórroga de un año y medio para poder seguir accediendo al sector crucial de las entidades de contraparte central (CCP, por sus siglas en inglés), casi totalmente monopolizadas en la City de Londres. Sin este reconocimiento comunitario, se agitarían los cimientos del mercado de derivados y aumentaría significativamente el riesgo de un terremoto financiero.