Uruguay es de los mejor ubicados en facilitación del comercio, pero hay áreas para avanzar

Un gran desafío es incorporar mayor valor agregado a sus exportaciones

Entendiendo que la inserción internacional trae consigo importantes beneficios, un informe del CAF analiza la baja inserción de la región y la atribuye en buena medida al bajo nivel de comercio intrarregional. En ese sentido, propone trabajar sobre la facilitación del comercio, la infraestructura física y la integración productiva. Si bien Uruguay está bien ubicado a nivel regional en facilitación del comercio, se advierte que el país tiene espacios de mejora en lo relativo a procedimientos de apelación, procedimientos en general y en la cooperación con la agencia fronteriza interna.

“Caminos para la integración: Facilitación del Comercio, Infraestructura y Cadenas Globales de valor” fue el nombre del Reporte de Economía y Desarrollo 2021 (RED 2021) presentado por CAF –banco de desarrollo de América Latina-, donde se afirma que Uruguay está entre los países más avanzados de la región en lo que refiere a facilitación del comercio, aunque también se señalan áreas donde queda terreno por avanzar.

Lian Allub, economista principal de la dirección de Investigaciones Socioeconómicas de CAF fue el encargado de presentar el trabajo, y reflexionó sobre los beneficios y la importancia de la inserción internacional. Afirmó que la inserción permite expandir mercados, vender productos y comprar insumos, promueve ganancias de especialización y acceso a una economía de escala, posibilita innovar y derramar conocimiento. “Todo ello impulsa la productividad y el bienestar”, señaló Allub, asegurando que la integración regional puede ser un instrumento que facilite y promueva esa inserción.

El experto sostuvo que en los últimos 30 años se han implementado en América Latina políticas de apertura comercial, lo que implicó una caída de los aranceles. Sin embargo, agregó que ello no se vio reflejado en un aumento importante del comercio, si se lo compara con otras regiones en desarrollo, como el sudeste asiático.

A su entender, el bajo nivel de comercio internacional se debe al bajo nivel de comercio intrarregional. Asimismo, lamentó que las economías de la región participan poco en cadenas globales de valor.

De acuerdo a Allub, los altos costos del comercio pueden explicar el bajo comercio intrarregional, por lo que instó a “trabajar sobre los componentes de los costos del comercio”, que incluye a las tarifas, las barreras no tarifarias, los costos de frontera y la infraestructura.

Tres áreas

Para lograr una mayor inserción regional y global, el reporte propone actuar sobre tres áreas específicas: la facilitación del comercio, la infraestructura física y la integración productiva.

 El índice de facilitación del comercio construido por la OCDE, que mide 11 dimensiones relacionados a este concepto, asegura que Uruguay se encuentra entre los más altos de la región. El reporte de CAF resalta que uno de los sectores que mostró gran dinamismo en el país fue el de exportaciones de servicios tecnológicos, que en 2005 representaba el 1% de las ventas al exterior y en 2019 se ubicó cercano al 10%.

En términos de integración energética, Uruguay se destaca por su inversión en energías renovables no convencionales (ERNC), que le permitieron transformarse en un exportador neto de energía, generando más del 40% de su energía a partir de ERNC.

No obstante, se advierte que el país tiene espacios de mejora en lo relativo a procedimientos de apelación, procedimientos en general y en la cooperación con la agencia fronteriza interna.

En referencia al transporte, el país aumentó la conectividad aérea respecto a 2009, en particular en lo relacionado a conectividad internacional y en conectividad marítima, tiene un buen desempeño, con un índice de conectividad marítima un poco superior al del promedio de América Latina, y un tiempo de espera de los buques en los puertos similar al promedio de la región.

En términos de infraestructura terrestre, Uruguay tiene un buen desempeño de acuerdo a las métricas de acceso a mercados, aunque las empresas uruguayas -en especial las exportadoras- siguen considerando a la infraestructura de transporte como una barrera para el buen desarrollo de su actividad.

En cuanto a su participación en cadenas regionales y globales de valor, en ambos casos Uruguay tiene una participación similar, con un énfasis a ser finalizador de procesos más que proveedor de insumos. De todas formas, su participación es relativamente baja.

El informe concluye que uno de los grandes desafíos de Uruguay, al igual que el resto de la región, es incorporar mayor valor agregado a sus exportaciones, y en particular esto se podría lograr incorporando mayor valor agregado del sector servicios a las exportaciones de manufactura. Actualmente, la participación del sector servicios en el valor agregado doméstico de las exportaciones de manufactura es en torno al 25%, mientras que en países como Nueva Zelanda se encuentra cerca del 40%.


Integrarse en las cadenas globales de valor

El evento de presentación del reporte de CAF contó con las palabras de apertura del representante de CAF en Uruguay, François Borit, y del ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Bustillo.

Borit destacó los avances alcanzados, pero apuntó la necesidad de lograr una mejor integración comercial de la región, resaltando la relevancia de reducir los costos aduaneros como medida de facilitación del comercio internacional, proveer una mayor integración de infraestructura, adecuar la regulación doméstica y regional para que haya una integración productiva en forma efectiva, y cooperar en una agenda de sostenibilidad ambiental, social y climática.

Por su parte, Bustillo remarcó el apoyo de CAF para la planificación de la hidrovía en la Laguna Merín (Uruguay-Brasil) y la construcción del puente internacional Monte Caseros-Bella Unión (Uruguay-Argentina). “Estas iniciativas impulsan la economía entre los países vecinos para facilitar la apertura comercial y el intercambio de productos”, dijo.

Bustillo también indicó que el informe advierte que la baja inserción internacional de las empresas se debe al escaso aprovechamiento del espacio intrarregional, y estimó que mejorar ese aspecto podría generar mayores oportunidades para que las empresas se incorporen a las cadenas globales de valor.

Para lograr esa integración, evaluó el canciller, la agenda debe incluir tres aspectos: reducir los niveles de aranceles aplicados unilateralmente, que son muy altos en la región y particularmente en el Mercosur; reducir los costos aduaneros y de fronteras para facilitar la integración física entre países, incluso en materia energética; y facilitar la integración productiva, para permitir la participación en cadenas globales de valor.