Mosca: “La economía está operando al borde de su frontera de posibilidades”

EDICIÓN EMPRESAS & NEGOCIOS Nº 100

Economista y exministro de Economía y Finanzas e integrante del consejo editorial de Empresas & Negocios.

Luis Mosca, economista, exministro de Economía y Finanzas e integrante del consejo editorial de Empresas & Negocios


El mejor acceso a terceros mercados es fundamental para dinamizar la economía. En contrapartida, estar restringidos por la política comercial común del Mercosur se hace cada vez más pesado para el país.

Por dimensión de país y tipo de producción, Uruguay tiene una gran dependencia del comercio exterior. Teniendo en cuenta esto, y que estamos en un mundo con un comercio globalizado, cambiante, ¿cómo vislumbra el futuro del Uruguay en materia de comercio internacional e integración en el largo plazo?

Comencemos destacando que la globalización como idea-fuerza ha perdido apoyo político. Aún en los países más liberales se advierte que ha crecido la condena a la globalización y, en particular, a la forma desigual en que se distribuyeron sus beneficios.

Ello trae consecuencias importantes en distintos planos. Por un lado, porque está claro que la democracia liberal se ha erosionado en varios países de Occidente. Y esto ha llevado a que varios analistas se pregunten si no estamos asistiendo al fin del orden internacional liberal que fuera estructurado en la postguerra. Este orden se sustentaba en la denominada Pax Americana; pero ahora, el actual gobierno de Estados Unidos rehúsa a seguir siendo el garante de ese orden.

Por otra parte, la liberalización económica también está bajo presión y ello se va a hacer sentir en los flujos de comercio internacional. Hay una corriente creciente de mayor proteccionismo en el mundo y ello tiene consecuencias serias para países como el nuestro. Nosotros no integramos ninguna de las principales asociaciones comerciales o nodos existentes en el mundo. De hecho, no hemos logrado nuevos acuerdos comerciales que nos den mejor acceso a los mercados, en tiempos donde los inversores deben prestar atención al decidir dónde operan sus empresas ante el avance de barreras proteccionistas.

Entonces, ¿cómo veo la cosa hacia adelante? Implica preguntarse: ¿Cómo actuar cuando alguien como el Sr. Trump patea el tablero de las reglas de comercio? Es una muy mala noticia para nuestro país. Pero debemos asumirlo, hay que olvidarse de que haya avances en las negociaciones multilaterales por un buen tiempo, como de hecho ha venido ocurriendo desde hace años. Ni siquiera sabemos si estamos ante una discontinuidad transitoria provocada por las impertinencias del Sr. Trump o ante un cambio más permanente en las reglas de comercio. Y además está latente el riesgo de ingresar en territorio de guerras arancelarias de alcance aún insospechado.

O sea que, como en la mesa de truco de seis, la próxima rueda no es en general, sino que es “pico a pico”, entre países y/o bloques de países que integran una asociación.

Y para nosotros, no lograr nuevos entendimientos nos resulta cada vez más caro, porque, como es harto conocido, se van incrementando las ventajas de quienes compiten con nuestra producción y sí tienen facilidades de acceso a otros mercados.

En otros términos, estar restringidos por la política comercial común del Mercosur se hace cada vez más pesado. Y el problema va a persistir, porque en su raíz está que perseguimos objetivos distintos que Argentina y que Brasil; en consecuencia, cada uno busca llevar a cabo acciones de política que satisfagan a diferentes intereses.

Hace casi dos décadas que se procura un acuerdo con la Unión Europea. No dio ni creo que vaya a dar resultado. Dejemos de lado las circunstancias político-electorales, como es el caso de Brasil, que indudablemente agregan más dificultades a la negociación.

Si no se recupera la potestad de que cada socio pueda llevar adelante acuerdos con terceros países, esto es, si no se replantea nuestra situación y se pasa a ser socio bajo reglas de zona de libre comercio, si no se hace un uruexit de este esquema que no funciona, seguiremos como hasta ahora.

¿Qué acuerdo comercial importante se alcanzó en los últimos años? Hay que ser pragmáticos y recorrer todo el camino previo para poder alcanzar un acuerdo comercial con países muy importantes para nosotros como China y, aunque en menor medida, Corea del Sur. Hay varias instancias previas para avanzar en las negociaciones con ellos y con nuestros socios.

Y es vital hacerlo; el mejor acceso a terceros mercados es esencial para dinamizar a la economía y a la sociedad toda. Allí está el testimonio de varios países -Australia, Nueva Zelanda, Chile- que muestran cómo exportando productos de mayor calidad se obtiene un mejor desempeño y calificación de empresarios y trabajadores.

“Estar restringidos por la política comercial común del Mercosur se hace cada vez más pesado. Y el problema va a persistir, porque en su raíz está que perseguimos objetivos distintos que Argentina y que Brasil”

¿Qué tareas fundamentales debería encarar el próximo gobierno en forma prioritaria pensando en el desarrollo de la economía, en un mundo globalizado, pero con bloques cada vez más proteccionistas?

Existe un consenso importante en que la economía uruguaya está operando al borde de su frontera de posibilidades. Precisamos extenderlas. Y para poder crecer a buen ritmo, se requiere de más capital físico, de mayor calificación de la gente y de cambios drásticos en la productividad.

Creemos que así como fue posible alcanzar un consenso en el país en las condiciones básicas requeridas para el crecimiento -preservación de los equilibrios macroeconómicos fundamentales-, es imprescindible procesar avances en las reformas microeconómicas que hagan posible la reducción del mentado costo-país. Ahí es fundamental desplegar acciones en distintos planos.

Ya nos referimos al papel crucial que tiene el mejor acceso a los mercados. A título enunciativo, ¿en qué áreas es preciso avanzar rápidamente? Por ejemplo, hay que mejorar la calidad de la educación y también el nivel de competencia técnica de los trabajadores. Es necesario adecuar la infraestructura física -red vial, ferroviaria, puertos, etc.-, como así también facilitar la reasignación de recursos de sectores/empresas sin perspectivas hacia aquellos con posibilidades ciertas y buena productividad. En el caso de las empresas públicas, por ejemplo, ¿tiene sentido mantener a ALUR en el sector público? ¿A qué costo? ¿Debe Ancap producir cemento? ¿Qué cambios se requieren para mejorar la eficiencia de las empresas públicas? ¿No podrían pensarse en que se estructuren como sociedades anónimas con mayoría accionaria estatal y que parte de su capital accionario cotice en la bolsa? ¿Por qué no comenzar haciendo la apertura de alguna de las sociedades que actualmente son patrimonio de empresas públicas? Pensemos en alguna de las colaterales o empresas satélites de Ancap.

¿Cómo dotar a las empresas del Estado de una mejor gobernanza? Hay un excelente trabajo de la Academia Nacional de Economía y el IEMM, cuya lectura es muy recomendable, que recoge experiencias internacionales exitosas en la materia.

¿No debería adecuarse la legislación laboral a un contexto más moderno, acorde a las reformas llevadas a cabo en otros países -Francia, España, entre otros-, o vamos a asistir pasivamente al descenso del empleo como ha venido ocurriendo en el último cuatrienio? ¿No estamos ante un caso de excesiva rigidez?

Es necesario aumentar la competencia y extenderla a todas las áreas donde sea posible, aún en actividades que actualmente se mantienen como coto exclusivo de las empresas del Estado.

A su vez, se debe avanzar en las desregulaciones. Esto tiene que ser una tarea permanente, porque apunta a la eliminación de aquellos costos muertos en la actividad económica. Esto es, suprimir registros inútiles, tasas y precios por documentos que son obligatorios y tienen escaso o nulo aporte.

Además, debe existir una promoción permanente de investigación, desarrollo e innovación. Demasiadas acciones para llevar a cabo en un período de gobierno, ¿no? Pero muchos países las han encarado y obtenido resultados asombrosos en menos de una década.

¿Cuáles son los temas en que Uruguay, como país, tendría que poner énfasis, sin importar nivel ni sector de actividad, apuntando a un mayor desarrollo de su sociedad y de su economía, por ejemplo, en la próxima década?

Nos hemos referido a varios aspectos esenciales de cara al futuro: inserción internacional, educación y calificación de la gente, infraestructura, acciones para obtener mejoras en la productividad de nuestra economía. Está claro que son temas que requieren de un gran empuje de toda la sociedad. Pero entre ellos, la educación amerita un especial énfasis. No es un área de mi especialidad, pero allí está el gran esfuerzo de Eduy21.

“Son muchos los jóvenes que están excluidos  del sistema educativo; jóvenes sin educación en un país de viejos. En tiempos de la sociedad del conocimiento, esa es la mayor tragedia del país”.

Todos conocemos la insuficiente cobertura en algunos ciclos –preescolares-, la alta deserción en secundaria, las deficientes evaluaciones externas sobre el rendimiento de los estudiantes, en tiempos donde el avance tecnológico jaquea el futuro del trabajo en varias áreas.

Son muchos los jóvenes que están excluidos del sistema educativo; jóvenes sin educación en un país de viejos. En tiempos de la sociedad del conocimiento, esa es la mayor tragedia del país.

Ciertamente, hay especialistas que han estudiado la mejor forma de atacar la desigualdad de oportunidades a través de una educación de calidad que pueda llegar a todos. Sabemos también de esfuerzos privados exitosos que se han llevado a cabo en la materia.

Yo solo quiero abordar un punto de esta compleja e ineludible tarea: ¿Existen los incentivos apropiados para que los muchachos asistan a un centro educativo secundario?

Hay varios estudios que muestran que los retornos económicos para quien culmina el ciclo secundario son los más bajos. Es decir, no hay mucha diferencia en las remuneraciones con quien solo acredite tener el ciclo primario cursado.

¿Tiene entonces sentido que los muchachos terminen secundaria, cuando culminarla no agrega mucho en términos retributivos? Casi que es un convite para ser un ni-ni.

En un país con poco dinamismo en cuanto a oportunidades, no habrá buena expectativa para recibir educación, máxime cuando luego los salarios suelen desconectarse de la productividad y muchas veces su aumento es independiente de las capacidades, como ocurre en el sector público y, aunque en menor medida, también en el sector privado.

En un contexto de una gran grieta cultural, es imprescindible que gane cuerpo la valoración de la educación y el trabajo para la superación del propio individuo y de la sociedad.

Por último, por razones de urgencia, hay que poner énfasis en otra reforma que no va a estar en ningún programa electoral, pero que sí o sí va a estar en el menú de acciones imprescindibles del próximo gobierno: la seguridad social.

Los egresos totales entre pasividades y subsidios a trabajadores activos, para este año rondarán los US$ 11.900 millones, muy próximo al 20% del PBI. Ese nivel de gasto, que además es sostenidamente creciente, ya supera el porcentaje correspondiente al año 1995, año en que se llevó a cabo la reforma del sistema mediante la Ley 16.713. Transcurridas poco más de dos décadas, debemos replantearnos algunos tópicos como las edades de retiro y el recálculo de haberes jubilatorios, como hoy en día está ocurriendo en muchos países. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato?