Los altos costos para mantenerse en la formalidad

EDICIÓN ESPECIAL 2021

Carlos Delfino – Presidente de la Confederación Empresarial del Uruguay (CEDU)


El presidente de CEDU entiende que para las empresas que buscan manejarse dentro de los parámetros legales se hace cuesta arriba cumplir con todos los requerimientos en comparación con quienes pululan en la informalidad. Sin embargo, se muestra esperanzado con la idea de que esta realidad sea transformada.

¿Qué balance hace de los sectores representados por CEDU en 2021?

Es todo un tema el balance del 2021. Veníamos deseando desde el año pasado que la pandemia tuviera su fin porque la situación era complicada. Este año estuvimos los primeros siete meses sumergidos en el pico más alto de la misma, donde se dieron la cantidad más grandes de contagios y de fallecidos, en donde todos, de alguna forma u otra, lo sufrimos.

En ese contexto, en donde las prioridades estaban en atender la salud de todos, los comercios, la industria y las empresas en general, siguieron trabajando con una mayor incertidumbre y complejidad, ya que muchos tuvieron que cerrar temporalmente por protocolos. Nunca mejor dicho “los motores de la economía siguieron funcionando’’ a pesar de todo.

Por supuesto que con mucho costo económico y social, pero acá estamos, la mayoría, esperanzados en que todo va a mejorar.

Después de esa gran tormenta del pico alto de la pandemia, y gracias a la vacunación, la responsabilidad social que el Uruguay tuvo y las medidas que ha tomado el gobierno, el panorama empezó a cambiar positivamente y de forma muy rápida con la cantidad de actividades que se empezaron a abrir.

Por supuesto que esto no quiere decir que ya está todo bien sino, por lo contrario, hay que desglosarlo de muchas maneras. Actividades que estaban totalmente paradas ahora están funcionando, algunas todavía con un nivel muy bajo, pero empezaron; otras nunca pararon y tuvieron el sube y baja de actividad de acuerdo a la situación que se estaba viviendo; a otras les fue relativamente bien; y algunas, lamentablemente, no pudieron seguir funcionando.

El balance de este año es muy variado y difícil de hacer porque, repito, hemos tenido de todo. Pero si bien los índices de la actividad vienen siendo favorables, y más desde la segunda mitad del año, prácticamente en todos los rubros -empleo, recaudación de IVA, actividad, movilidad, exportaciones, etc.-, no hay que perder de vista que el comercio en general, y más la mipymes, que son la gran mayoría, están en un nivel importante de fragilidad y endeudamiento.

Lamentablemente, los problemas para los empresarios que son formales persisten y se agravan por los reclamos de siempre, que cada vez son más notorios y urgentes. Los costos del país para mantenerse en la formalidad son altos, la centralización, la diferencia cambiaria con los países vecinos es la más grande en muchos años, la rigidez laboral, los costos financieros, el avance de la tecnología forzosa; todos problemas que nos afectan.

Se reconoce la preocupación y las medidas que el gobierno viene tomando en ese sentido para solucionar toda la problemática, pero lamentablemente a veces son insuficientes, porque hay problemas que no son de ahora, sino endémicos.

Pero, en definitiva, el balance del 2021 es favorable tomando en cuenta el punto en que estábamos al principio del año y el contexto mundial de la pandemia.

Mirando al 2022, ¿qué expectativas tiene para las empresas representadas por CEDU y cuáles son los grandes desafíos?

Venimos del año anterior reconociendo la problemática mundial por la pandemia, y todos fuimos conscientes de eso al acordar un periodo puente en las negociaciones de los consejos de salarios, donde todos los empresarios, comerciantes y trabajadores lo entendimos, siendo ejemplo a nivel mundial.

En este 2021, al vencerse ese periodo, las cosas no han sido tan fáciles; las negociaciones se pusieron más tensas, pero confío en que se solucionarán. Si bien la actividad mejoró y a algunos rubros les fue bien, a otros no tanto y muchos siguen muy complicados a nivel empresarial, también hay que reconocer que el salario real ha tenido una pérdida debido a la pandemia y a la baja de actividad.

En este contexto, creo que si todos apostamos a salir de esta situación, llegando a entendimientos lógicos y posibles de acceder, en breve vamos a estar mejor y con un panorama mucho más optimista, donde empresarios, comerciantes, industriales y sobre todos nuestros empleados, nos podamos desarrollar.

Si bien este año la conflictividad ha aumentado bastante y, según parece no más que años anteriores prepandemia, sí se ha notado una cantidad de medidas mucho más extremas y conflictivas que a veces dejan notar que no solo se trata de problemáticas salariales sino también de temas políticos.

Desde la CEDU las expectativas para este 2022 son muchas, algunas se repiten en el tiempo y otras toman más vigor por las urgencias que hemos vivido en estos últimos años.

En primer lugar, y gremialmente, el desafío es posicionarnos y participar más activamente de las resoluciones del sector empresarial. Necesitamos hacernos más visibles ante la opinión pública, principalmente para que se reconozca el trabajo que se realiza. Estamos convencidos que la formalidad, tanto en el nivel comercial y empresarial como en el tema del empleo, es la única forma que la sociedad se desarrolle con un futuro estable y perdurable en el tiempo. Por eso creemos que este año próximo uno de los desafíos es combatir la informalidad. Eso no quiere decir que se combata con sanciones y cierres de los que están informales, sino de crear modos de cómo todo el que está hoy informal, que es mucho, pase a integrar el sector de los comercios formales.

Ahí tenemos que solicitarle al gobierno medidas de apoyo a los formales y, a su vez, períodos de franquicias para que el informal se sume a la legalidad, también acompañado de controles. Somos conscientes que la pandemia ha acelerado la informalidad, que está en un nicho de confort, porque el Estado está ausente de controles en ese sentido y nos sentimos desprotegidos y con una competencia totalmente desleal. No obstante, tenemos que buscar las formas necesarias para que ingresen la mayor cantidad de informales al sistema.

Sabemos que la pandemia ha traído como consecuencia la marcha forzada de la tecnología cambiando para siempre muchas modalidades de trabajo, ventas, entretenimiento, en casi todos los órdenes de nuestras vidas, y en el comercio mipymes -y más los del Interior del país que se enfrentaron con un tsunami de aplicaciones y programas tecnológicos que cambiaron la forma tradicional de funcionar-, muchos se pudieron adaptar y otros están por fuera de todo ese nuevo mundo. Es por eso que nos desvela la situación de poder llegarle a ese comercio mipyme con las capacitaciones necesaria para que siga funcionando y adaptándose.

Como confederación hemos sido apoyados enfáticamente por la ANDE (Agencia Nacional de Desarrollo) en la instalación de los Centro Pymes en todo el país porque creemos que es una forma de poder llegar a los comercios del Interior con capacitaciones. Casi todos los ya instalados y en proceso tienen como socio estratégicos a los centros comerciales de cada departamento. Seguiremos insistiendo en bajar los costos de los aranceles de las tarjetas de crédito y débito, que hoy es de los más caros del mundo, por medio de una ley de regulaciones de pago, que sería lo ideal. Pero también somos conscientes que el poder económico a veces es más poderoso que el político.

También insistiremos en bajar costos. Para poder ser competitivos se hace imprescindible y necesarios bajarlos, para que no siga aumentando la informalidad.

Otro tema a abordar es la simplificación de los requisitos y trámites que se solicitan por parte del Estado para poder regularizar y funcionar de forma legal.

Estamos convencido que cuanta más regularización, exigencias y leyes -que muchas no se pueden aplicar-, existan, más inequidad se crea entre las grandes empresas y las mipymes, las cuales no tienen ni la capacidad operativa ni económica para llevar a cabo todas las exigencias burocráticas estatales. Creo que el gobierno debería defender más enfáticamente esas inequidades y nosotros nos ofrecemos para trabajar en conjunto en ese sentido.

Siempre estaremos a disposición para trabajar con las autoridades en la línea de bajar costos y sobrecostos para que la sociedad sea más justa para todos. También reclamaremos más controles sobre el avance de los medios de comercialización que existen hoy en las redes sociales, desde donde se trabaja por lo general de forma totalmente desleal e informal.

Otro tema como confederación que nos preocupa es la educación y capacitación. Por supuesto que a nivel comercial es nuestro ámbito, pero también a nivel general. Dado el avance forzado de la tecnología es imprescindible que tanto los comercios e industrias como los empleados se capaciten de forma urgente para no quedar por fuera de la nueva realidad, que vino para quedarse.

¿Cuáles entiende que son las fortalezas del rubro empresarial del Interior del país, de cara a un futuro que parece ser de incertidumbre y transición a escala global?

Creo que ante la nueva realidad mundial el Uruguay tiene muchas expectativas de crecer y de poder captar inversores que se instalen en el país y se desarrollen dado la buena imagen como país serio que tenemos, donde se respetan los contratos y la seguridad jurídica, y que debemos seguir cuidando día a día. Es necesario seguir abriéndonos al mundo y acordando comercialmente con otros países en beneficio de todos.

El empresariado uruguayo está institucionalizado de forma general y eso es muy bueno en un país democrático, porque justamente para la democracia la institucionalidad es fundamental para llegar acuerdos y realizar las reformas necesarias dentro de un marco representativo.

Otra de las fortalezas es que es muy resiliente y se transforma muy rápidamente de acuerdo a las circunstancias. Eso ha hecho que el empresariado se mantenga en actividad en las grandes crisis. También, es un empresariado que se conoce dentro de las diferentes cámaras y actividades, lo que hace posible siempre llegar a buenos acuerdos en diferentes situaciones. Creo que eso es una fortaleza que debemos mantener y cuidar, que viene de la mano de lo antes mencionado de la institucionalidad.