«Es necesario que las negociaciones salariales se adapten a la realidad de las empresas»

EDICIÓN ESPECIAL 2022

Fernando Pache, presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU)

El incierto escenario internacional, la afectación de la demanda mundial y el tipo de cambio, son elementos que comprometen al sector industrial. Los empresarios destacan la importancia de una apertura de mercados ya que luego del buen escenario que presentaron las exportaciones en el primer semestre del 2022, el próximo año es esperable que presenten una caída. A su vez, alertan sobre la necesidad de establecer nuevos acuerdos salariales. 

¿Qué balance hace del sector de la industria en 2022? ¿Se cumplieron las expectativas?

Fue un año un poco especial, poco uniforme. Tuvimos un buen primer semestre, pero a partir de mitad de año el escenario cambió radicalmente. Al final, el promedio del 2022 dará crecimiento respecto a 2021, pero lo cierto es que hace meses que la producción industrial está cayendo. Nuestra expectativa era que hubiese desaceleración, pero no caída.

¿Cuáles son hoy los temas de preocupación para la CIU?

La principal preocupación pasó a ser el tipo de cambio. Es una variable que incide significativamente en el negocio industrial. Con estos niveles del dólar muchos negocios no son viables, o se realizan a márgenes muy reducidos, que no alcanzan para financiar los costos fijos de las empresas. La otra cara son los costos, que tendrán que reducirse. En eso esperamos señales del gobierno en la energía eléctrica y los combustibles, particularmente del tipo de los que consumimos en la industria; también en lo que refiere a impuestos y devolución de tributos a la exportación. Si la situación persiste la variable de ajuste termina siendo la inversión y el empleo, decisiones que ningún empresario desea tomar.

Mirando al 2023, ¿qué expectativas tiene para el sector?

Se viene un año distinto, con una afectación de la demanda mundial, que sumado a los problemas del tipo de cambio, hará bajar las exportaciones. En el mercado interno tendremos efectos contrapuestos. Por un lado, esperamos que siga creciendo el consumo, que para la industria es importante porque casi la mitad de lo que vendemos lo colocamos en el mercado interno. Pero estaremos caros, lo que favorecerá a los competidores del exterior en detrimento de nuestras industrias.

¿Cuáles son los grandes desafíos por delante mirando el corto y mediano plazo?

Los desafíos son permanentes y variados, de eso se trata la actividad empresarial, porque el contexto es cambiante y cada vez más competitivo. Diría que por un lado hay desafíos país, de contexto, en los cuales hay que trabajar. Dentro de los desafíos del clima de negocios para la industria es importante conseguir mejoras de acceso en los mercados de destino. También es necesario que las negociaciones salariales se adapten a la realidad de las empresas, y no generen condiciones al barrer, sin contemplar la heterogeneidad empresarial y de los trabajadores, siendo que no todos tienen las mismas condiciones de empleabilidad. Precisamos acuerdos que contemplen a los trabajadores de las pymes, de las nuevas empresas, de las empresas del interior, de las empresas en dificultades, que no pueden cumplir los estándares de las empresas grandes, muchas multinacionales con otro tipo de condiciones de competitividad. Del lado de las empresas tenemos que seguir apostando a incorporar tecnología, a innovar en productos y procesos. También debemos ser cuidadosos con los costos como nunca. Como desafío de responsabilidad común entre el sector público y el privado, se nos presenta lo medioambiental, particularmente en lo que refiere a la recuperación de los envases que vertimos al mercado. Estamos trabajando a brazo partido para lograr resultados, pero precisamos de la colaboración de muchos actores, ojalá contemos con el apoyo necesario para alcanzar las metas ambiciosas que nos hemos puesto.

¿Cuáles considera son las fortalezas del sector, de cara a un futuro que aparece como de incertidumbre a nivel global, tanto en el contexto geopolítico como en lo que respecta al mercado laboral?

Ser industrial en Uruguay no es fácil. Los que todavía seguimos apostando a la actividad fabril sabemos que en nuestro país hay que estar en los mínimos detalles porque el sobrecosto país es elevado, y los desequilibrios macroeconómicos propios y ajenos se trasladan a nuestra ecuación de rentabilidad casi automáticamente. Diría que la principal fortaleza es la capacidad que hemos desarrollado los empresarios de gestionar nuestras plantas en contextos cambiantes, con regulaciones que nos quitan flexibilidad para mejorar la productividad como lo hacen en otros países. En segundo lugar, rescataría la sanidad financiera de la industria. Tenemos en promedio niveles de endeudamiento relativamente bajos. Tercero, nuestra gente, los trabajadores que día a día concurren a nuestras industrias son el principal activo del negocio. La industria involucra 160.000 trabajadores que tienen una acumulación de conocimientos específica, que, de no existir, sería muy difícil de generar de un día para el otro. Por último, destacaría que la industria uruguaya va aumentando día a día su internacionalización, consiguiendo nuevos mercados, lo que nos permite diversificar mejor los riesgos.