DIEGO O’NEILL, PRESIDENTE DE LA CONFEDERACIÓN DE CÁMARAS EMPRESARIALES
El empresariado espera aprovechar oportunidades pese a la incertidumbre global y local, con foco en productividad, tecnología y capacitación laboral. La confederación que nuclea a las gremiales empresariales propone reducir la burocracia, fortalecer el comercio exterior y mejorar la educación. A su vez, aboga por el diálogo entre empresarios, sindicatos y gobierno.
¿Cuáles son las expectativas que tiene el sector empresarial, nucleado en la confederación, para 2025, teniendo en cuenta no solo el cambio de administración de gobierno, sino también la marcha de la economía, en un contexto internacional marcado por la incertidumbre política y la amenaza de conflictos bélicos?
El empresariado, el emprendedor, es naturalmente positivo, optimista. Es cierto que el mundo está lleno de incertidumbres, los enfrentamientos armados, las dictaduras en América Latina, el proteccionismo y la guerra comercial China-Estados Unidos, pero también es cierto que está lleno de oportunidades y esas son las que un país como el nuestro tiene que aprovechar.
El cambio de gobierno con cambio de signo político también genera expectativas que iremos viendo cómo se concretan, con una región en la que la situación argentina que va mejorando seguramente sea un impulso para nuestra economía, pero por el lado de Brasil, con una situación fiscal muy compleja, hay algunas amenazas.
¿Cuáles son los desafíos que tiene por delante el sector empresarial, y cuáles son los asuntos que más preocupan a la Confederación de Cámaras Empresariales (CCE)?
Como sector empresarial tenemos como principal desafío el aumento de la productividad que pasa, fundamentalmente, por la incorporación de tecnología, por la digitalización, por la innovación, y para ello es necesario profundizar el vínculo con la academia, también con los investigadores. En esto las cámaras empresariales tienen un papel importante porque es difícil para las empresas individualmente avanzar en este camino.
Otro desafío clave es la capacitación de los trabajadores. En el Uruguay de hoy hay 300.000 jóvenes menores de 30 años que no completaron la educación superior y 200.000 que no completaron la educación media; para que estos jóvenes puedan desarrollarse laboralmente y aumentar las capacidades de nuestro capital humano, las empresas tienen un rol clave en la capacitación, en hacer de ellas lugares de aprendizaje.
¿Cuáles son los planteos que la confederación le hará al próximo gobierno?
En la CCE elaboramos un documento que a mediados de este año entregamos a todos los candidatos a la Presidencia de la República, en el que se condensan nuestros planteos y propuestas.
Una primera parte tiene que ver con un Estado moderno y eficiente para potenciar la competitividad, que incluye la reducción del déficit fiscal y el gasto público, reducir el peso del Estado para el contribuyente y las empresas, desburocratizar, desregular, profesionalizar la gestión de las empresas públicas, entre otros aspectos.
Una segunda parte propone más comercio exterior e inserción internacional para un crecimiento sostenible, donde entendemos que el país debe avanzar en recuperar la soberanía comercial. Es una muy buena noticia el reciente acuerdo Mercosur-UE que esperamos se confirme en los próximos tiempos, pero también debemos insistir en poder avanzar en acuerdos comerciales en forma individual y no quedar rehenes de que nuestros socios nos bloqueen.
La última parte plantea una mejor educación y formación laboral para la inclusión y las oportunidades. En este tema parece central continuar con los avances de la transformación educativa, con los ajustes que pueda requerir, y sería muy importante alcanzar un acuerdo político para mantener una política educativa a lo largo del tiempo donde los estudiantes estén en el centro y todo lo demás se ordene a esa prioridad.
Ante el cambio de administración de gobierno, ¿cómo observa la relación futura entre los distintos actores del escenario comercial, es decir, empresarios, gobierno y sindicatos?
La relación entre los actores sociales, empresarios y sindicatos, debe ser siempre de diálogo, de negociación, de construcción de acuerdos. En esta etapa que estamos atravesando, hay dos temas que nos parecen centrales en este ámbito que son la productividad y la capacitación de los trabajadores. Por su parte, el gobierno debe asegurar el marco adecuado para que ese vínculo se mantenga equilibrado, sin intervenir inclinando el péndulo para un lado o para otro, teniendo un rol de mediador cuando sea necesario. Para la agenda de crecimiento económico que el país requiere con urgencia, estos aspectos son fundamentales.
Si el empresariado recibe señales de una gestión gubernamental volcada hacia el sector sindical, esto va a generar retracción en las inversiones, en nuevos emprendimientos, en la contratación de personal, en definitiva, en el crecimiento económico. Por eso, confiamos en la gestión equilibrada de las futuras autoridades.