Omar Paganini: “Estamos comenzando a ver algunas señales positivas de recuperación”

EDICIÓN ESPECIAL 40 ANIVERSARIO

OMAR PAGANINI, MINISTRO DE INDUSTRIA, ENERGÍA Y MINERÍA


Desde hace varias décadas la industria viene atravesando diversos cambios asociados a los avances tecnológicos, entre otros factores, y hoy existen oportunidades de crecimiento en algunos rubros en particular. Por otra parte, el sector en su conjunto se vio fuertemente afectado por la pandemia, pero ya se han observado señales auspiciosas de reactivación.

¿Qué balance hace de los últimos 40 años de la industria nacional?

La industria uruguaya atravesó en las últimas décadas un período de transformación profunda, forzado por los cambios en las dinámicas de mercado, los avances tecnológicos y los reposicionamientos naturales de la estructura productiva del país. También hubo políticas activas que potenciaron sectores, además de que facilitaron el desarrollo de nuevos mercados y negocios.

Un ejemplo claro es el complejo forestal-maderero-celulósico, que tiene su origen en la Ley Forestal de 1987 que permitió, primero, la implantación de bosques, y posteriormente, cuando se logró una masa crítica, el avance con los procesos industriales de mayor valor agregado. Hoy tenemos dos plantas de celulosa de primera generación en funcionamiento y una tercera que se está instalando, además de un sector de aserraderos con potencial de expansión.

Este proceso se vio complementado con la Ley de Zonas Francas, que facilitó la instalación de estas megainversiones y sumó actividades industriales no tradicionales para nuestra economía.

Rubros históricos y más arraigados, como el de la industria frigorífica, fueron sofisticando su oferta y diversificando mercados externos, accediendo incluso a nichos específicos de alta calidad. Otros, en cambio, languidecieron debido a la pérdida de competitividad, como el caso del sector textil, de vestimenta o del calzado.

En términos generales, en las últimas décadas la industria local tendió a focalizarse en las actividades en las que tiene ventajas comparativas, como las agroindustrias cárnica, láctea y forestal, además de desarrollar sectores de alto valor agregado, como el farmacéutico o químico. Hoy se perciben, a su vez, oportunidades en sectores innovadores y con elevado potencial de crecimiento como el digital, la movilidad eléctrica, el sector cannábico medicinal o las industrias del entretenimiento y el ocio.

¿Cuáles han sido los hitos más importantes del sector en estas cuatro décadas?

Algunos ya fueron comentados en la respuesta anterior, pero se han enfrentado cambios muy profundos en la cadena productiva que han permitido una mayor segmentación. Desde fines de los 80 y hasta 1998 la producción industrial se mantuvo prácticamente estancada, con sectores como el textil y de vestimenta en franca recesión y otros, como el del plástico, en expansión, principalmente por los mercados regionales.

Fue una década de fuerte pérdida de competitividad, con caída en sectores que eran intensivos en mano de obra poco calificada. La recesión económica iniciada en 1998 fue acompañada por el sector industrial, que se contrajo hasta llegar a su menor nivel en la crisis de 2002. A partir de allí comenzó un proceso de recuperación, pero ya de la mano de otros actores y con mayor diversificación.

Empezó a pesar en la economía la producción industrial del complejo forestal, por ejemplo, y se registró un fuerte crecimiento del sector frigorífico, lácteo y arrocero a influjo de una fuerte demanda exportadora con la apertura de nuevos mercados y buena coyuntura de precios. La Ley de Inversiones de 1998 y el régimen promocional de proyectos de gran significación económica favorecieron un constante aumento de la inversión. La irrupción de China como mercado de destino de bienes uruguayos también significó un salto para la industria agroexportadora, en especial para la carne.

¿Cómo analiza la situación actual de la industria?

El sector en su conjunto se vio afectado por el impacto de la pandemia en la actividad local y global, que profundizó la contracción que ya venía acarreando desde hace algunos años. De todas formas, estamos comenzando a ver algunas señales positivas de recuperación.

En mayo, el Índice de Volumen Físico (IVF) aumentó 22,9% interanual con 41 de las 53 ramas industriales registrando variaciones positivas. En el período marzo-mayo de este año, la industria en su conjunto mostró un nivel sostenido de actividad. No obstante, la producción industrial en mayo estuvo 4% por debajo del registro de mayo de 2019, cuando no había pandemia.

Hay que ser cautos, porque si bien existen señales positivas que son auspiciosas, todavía sería apresurado afirmar que estamos en una senda sostenida de crecimiento. A la vez, es claro que a la interna del sector industrial la evolución de los diferentes rubros ha sido dispar. El nivel de actividad se recupera, pero el empleo lo hace con cierto rezago, en comparación con el IVF. Es evidente que el empleo industrial sufrió las consecuencias de la pandemia y profundizó una trayectoria a la baja que traía de antes, aunque en algunos sectores ya se puede ver que se revierte esa tendencia.

“Hoy se perciben oportunidades en sectores innovadores y con elevado potencial de crecimiento como el digital, la movilidad eléctrica, el sector cannábico medicinal o las industrias del entretenimiento y el ocio”.

En un mundo de transformaciones, ¿qué perspectivas a futuro maneja para el rubro? ¿Por dónde pueden pasar los cambios en los tiempos venideros?

Para un país como Uruguay, que tiene pocas oportunidades de generar economías de escala, la apuesta a sectores innovadores capaces de diferenciarse es clave para lograr posicionarse en determinados nichos de mercado.

El país tiene ventajas comparativas en varios sectores, como son los agroindustriales, y capacidades de desarrollarse –como se vio recientemente durante la pandemia- en las industrias digitales y las creativas, así como las biotecnológicas y de las ciencias de la vida, entre otras. Hay un potencial importante en la industria del cannabis medicinal que debemos explorar y potenciar.

Creo que es un momento donde Uruguay se ha posicionado muy bien a nivel internacional –y lo debe aprovechar-, tanto en el manejo de la pandemia y la vacunación, como en su institucionalidad y madurez política.

El país tiene además características que lo hacen especialmente atractivo en este contexto regional y mundial para atraer talentos e inversiones, en un marco donde se pueden aprovechar las tecnologías digitales y el teletrabajo para potenciar la llegada de empresas de alta tecnología, “nómades digitales” y/o empresarios-inversores que valoren determinados estilos de vida, que hoy son posibles sin desatender sus empresas o trabajos.

Todo esto confluye en la necesidad de potenciar al sector tecnológico y de servicios globales, atrayendo actividades de desarrollo tecnológico, polos de innovación y servicios de alto valor agregado en general. La “industria sin chimeneas”, donde Uruguay puede ser líder a nivel regional y ocupar un lugar destacado a nivel global.