Después de un duro golpe, Uruguay podría batir su récord de exportación de soja

Luego de un boom, el cultivo de soja pareció trastabillar. Inversores extranjeros se retiraron de la plaza y el precio en el mercado internacional cayó, atestándole a la actividad un duro golpe. Pero este año, la situación de los productores remontó. Durante  2017, Uruguay podría batir su récord de exportación.

Por Anahí Acevedo | @PapovAnahi

Por una cuestión de clima, el hemisferio norte y Sudamérica son las áreas donde la soja representa un número importante en la balanza económica de los países. Todos los años, Brasil y Estados Unidos compiten para saberse el mayor productor de este cultivo. En tercer lugar aparece Argentina, seguido por Paraguay, y luego viene Uruguay.

En nuestro país, este negocio compite con la carne en cuanto al producto más exportado en dólares. Cuando la soja llegó a estar por encima de los US$ 500 la tonelada, encabezó la lista. Con la caída de su precio, volvió a dejarle el lugar a la industria cárnica. No obstante, el volumen cosechado este año hace intuir que es probable que vuelva a liderar, aseguró a Empresas & Negocios el gerente general de Agronegocios del Plata, José Santos.

El 95% de lo cosechado tiene como destino China, donde la leguminosa es utilizada para alimentar animales. El restante 5% queda en el país, donde luego es convertido en aceite y harina. A esta altura del año, las trilladoras están terminando su trabajo. A su vez, para septiembre, la exportación terminará.

El negocio de la soja tuvo su primer impulso importante en 2005 y entre los años 2013 y 2014 encontró su punto de esplendor. Para entonces, el volumen de área sembrada y de exportación había mostrado atractivos indicios, y las buenas decisiones tomadas por los productores fueron acompañadas por una situación financiera favorable.

No obstante, el escenario comenzó a tambalear. Por una cuestión de precios internacionales, costos internos y rendimientos de kilos por hectáreas, la ecuación económica empezó a arrojar resultados negativos. Las áreas de cultivo se redujeron, sobre todo en puntos que tradicionalmente no eran agrícolas, como el centro, el este y el noreste, y la plantación se fue retirando de las áreas marginales que habían tenido un buen dinamismo en tiempos en que su precio rondaba los US$ 500 la tonelada (llegó a valer por encima de los U$S 600).

El año pasado hubo una zafra con problemas climáticos importantes: una sequía entre los meses de enero y febrero amenazó los cultivos, que luego se vieron perjudicados en su rendimiento por excesos de lluvias. La utilidad fue de entre 1.700 y 1.800 kilos por hectárea.

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La última siembra abarcó alrededor de 1.300.000 hectáreas. Desde la Cámara Mercantil de Productos del País informaron que las estimaciones de rendimiento rondarán los 2.900 kilos por hectárea, con una producción a nivel país de entre 3.4 y 3.5 millones de toneladas, frente a la del año anterior que estuvo entre 2.4 y 2.45 millones de toneladas. Santos aseguró que esto representará un récord para el país.

El presidente de la Cámara Mercantil, y gerente de Cargill Uruguay, Ángel Eduardo Díaz, expresó a Empresas & Negocios que desde el punto de vista productivo, Uruguay está frente a uno de los mejores años desde que el cultivo de la soja tomó dimensión.

Los valores de venta por parte del productor se pueden dividir en dos periodos. Un primer momento, cuando el cultivo comenzó a consolidarse y que abarcó los meses de febrero a marzo, donde se vendió entre el 30% y un 40% en valores de US$ 340 y US$ 350 por tonelada.

El segundo periodo fue durante la cosecha, cuando se vendió un porcentaje de entre el 15% y 20%. Hasta el momento, se ha comercializado cerca de la mitad  de lo producido, en valores cercanos a los US$ 330. Actualmente, los precios del mercado rondan los US$ 320 la tonelada, a raíz de factores como los altos niveles de stock mundiales, el tipo de cambio y otras cuestiones internacionales.

Sin embargo, si bien el importe de hoy no resulta atractivo, se está frente al mejor año de rendimiento de soja por hectárea, aseguró Díaz. Un factor clave que derivó en esta realidad fue el buen año climático. Estos altos rendimientos pueden hacer que este año la ecuación económica para el productor cierre bien.

“Hay todo un tema de incorporación de tecnología, manejo y ajustes, que indudablemente está llevando a que cuando están dadas las condiciones climáticas, el cultivo pueda expresar su potencial”, explicó Díaz. Añadió que hay mucha soja de primera calidad, que ronda los 3.600 kilos por hectárea, y mucha de segunda, que está cerca de los 3.000 kilos por hectárea.

Por su parte, Santos dijo que la soja continúa siendo el cultivo que impulsa la agricultura. Comparativamente con el resto de las siembras, tanto de verano como de invierno, la soja es la que tiene mejor margen, y esto permite realizar la cobertura de precios directamente con Chicago, lo que le posibilita a los productores, una vez decidido el área de siembra y evaluado la evolución del cultivo, realizar coberturas de precio.

Aunque el presidente de la Cámara Mercantil asegura que la infraestructura disponible para brindar el soporte al negocio de la soja es adecuada y no demanda inversiones, sí se necesitan rutas, camiones y mantenimiento de los canales de acceso a los puertos.

Las caídas

En los últimos años la soja tuvo una caída de precios significativa, al igual que el resto de los granos, haciendo que el negocio se afinara mucho en sus márgenes. En solo seis meses, durante 2015 la soja bajó un 40% su precio. “Esa caída es tremendamente significativa para un commodity en un país donde los costos no paran de subir. Por lo tanto, la relación precio-costo hacen cada vez más complicado el negocio”, expuso.

La caída de precios afectó la cantidad de áreas sembradas, que en un pasado cercano llegó a estar cerca del millón y medio de hectáreas. “Hay zonas lejos de los puertos, o campos menos aptos para la agricultura, que ante una caída de precios tan significativa hace que los números no cierren”, observó Santos. Antes esa realidad, muchos productores optan por no sembrar.

De todas formas, el buen rendimiento de este cultivo este año hace prever que -salvo que suceda un problema de clima en el hemisferio norte- no habrá un cambio importante en los precios y las áreas de cultivo se mantengan, con la posibilidad incluso de aumentar un 5%. “Eso sería lo esperable, pero no podemos descartar que el clima es un gran determinante y algún problema en el hemisferio norte pueda hacer cambiar esas expectativas”, advirtió Díaz.

En tanto, Santos aseguró que la soja seguirá traccionando la agricultura. “Se va a seguir haciendo mucha soja en el Uruguay y en el resto de los países que actualmente la producen”, adelantó.

Las retiradas

El sector hizo las inversiones que necesitaba para el tamaño del negocio que se tiene hoy, aseveró Díaz, y añadió que las mismas fueron en línea de que el área agrícola iba a continuar creciendo.

En los últimos dos años hubo una retirada “muy importante” de inversionistas extranjeros en la agricultura, subrayó el gerente general de Agronegocios del Plata. Producto de esto, el negocio se ajustó y actualmente el mercado está dominado por productores locales.

La mayoría de los inversionistas que se retiraron provenían de Argentina. “Los brotes verdes que salen en la economía de este país están en la agricultura, por lo que el productor argentino volvió a tener condiciones mejores para desarrollarse, pero la baja en la rentabilidad del negocio y los costos altos de Uruguay hicieron que el inversor extranjero haya decidido partir”, dijo.

Por su parte, Díaz observó que las empresas argentinas que se fueron dejaron espacios que fueron cubiertas por las empresas uruguayas, y manifestó que la eliminación de retenciones por parte del gobierno de Macri no tuvo una incidencia importante en la decisión de los productores del país vecino. “Los resultados financieros de las empresas agrícolas en las últimas dos campañas anteriores fueron relativamente malas. Eso fue lo que hizo que partieran algunos grupos, más que las medidas que pudo haber tomado Argentina”.

La favorita

Tanto Santos, como Díaz, sostienen que en nuestro país no existe ningún otro cereal o negocio agropecuario que sustituya el papel que tiene la soja. “En la cadena agrícola, la soja es el tractor que mueve la agricultura, en Uruguay y en toda Sudamérica”, dijo el gerente general de Cargill.

Aun así, expresó que el campo necesita de cultivos de invierno para realizar rotación. Actualmente, este espacio lo ocupa el trigo y la cebada, y últimamente se ha incorporado la plantación de colza, lo que es importante para mantener áreas que den sustentabilidad al sistema agrícola y a la viabilidad económica. En cuanto a las plantaciones de verano, se encuentra el sorgo y el maíz, pero estos no logran consolidar espacios que ayuden a las rotaciones de cultivos de soja.

“La realidad es que los precios de los cultivos de invierno no están ayudado a poder mantener las áreas importantes. Por otro lado, hay productores que están obteniendo muy buenos resultados con el doble cultivo de colza y soja, con muy buenos rendimientos en soja de segunda, por encima de los 3.000 kilos por hectárea”, dijo Díaz.

Pero la colza no parece tomar un área importante de siembra en un futuro y aumentar sus niveles de importancia hasta sustituir a la soja, básicamente por dos razones: la disponibilidad del paquete tecnológico, y la liquidez de los mercados, que hacen atractivo al negocio de la soja.

“La producción aproximada de 3.300.000 toneladas significaría un récord de exportación para el país”, aseguró José Santos, gerente general de Agronegocios del Plata.

 

Aggiornados

Uruguay cuenta con la tecnología adecuada desde el punto de vista de la disponibilidad de semillas, y los principales aspectos que tienen impacto en el cultivo están en el buen acceso a la maquinaria agrícola y el know how. A esto se le debe agregar el proceso de gerenciamiento del cultivo, un aspecto flojo para nuestro país, dada la diversidad de ambientes en poca distancia. En cuanto a la maquinaria y la genética, Díaz opinó que no se tienen limitantes en comparación con el resto de los países exportadores de soja.

Por su parte, Santos resaltó la importante frecuencia con la que se incorpora tecnología en nuestro país, lo que favorece la producción. “La soja es un envase lleno de tecnología. Todos los años se incorporan semillas que vienen de nuevos procesos apuntando a tener cultivos con mayores rendimientos y mejor resistencia. Se está investigando mucho en eso”, remarcó.

Además, comentó que Uruguay se caracteriza por contar con un parque de maquinarias muy moderno, que permite tener una capacidad de siembra y cosecha “muy grande”, a la vez de haber evolucionado en el manejo de sus campos.


Nuevos requerimientos

El año pasado, nuestro país firmó con China un protocolo de requisitos para la exportación de soja. En el mismo se dispone un porcentaje muy inferior de malezas que pueden ir con los granos y obliga a los productores a tener un mayor control, tanto durante el proceso de siembra como posteriormente.

Esta zafra será la primera en la que el protocolo se aplica, y requiere una mayor observación de las toneladas enviadas, dadas que el contrato fue aplicado una vez que los brotes ya habían comenzado a crecer. Aún así, la calidad obtenida y el buen rendimiento tranquilizan un tanto a los exportadores. “Estamos todos con mucha expectativa para ver cómo va a ser la evolución”, reflexionó Santos.