Disputas contractuales: La importancia de un contrato bien hecho

Sebastián Ramos, abogado del estudio CPA Ferrere, especialista en Disputas Contractuales

Oliver Hart y Bengt Holmström ganaron el premio Nobel de Economía 2016 por sus aportes a la “teoría de los contratos”. Sebastián Ramos, abogado del estudio CPA Ferrere y especialista en disputas contractuales, en diálogo con Empresas & Negocios, se refirió a la relevancia de sus aportes, el otorgamiento del premio y la importancia de un contrato bien hecho.

Por Federica Chiarino | @FedeChiarino

Una coma mal puesta, una frase ambigua o el desconocimiento de las intenciones del cliente son solo algunas de las cosas que pueden llevar a que un contrato genere disputas. El contrato debe ser precavido, anticiparse a los hechos y prever soluciones. El libro ‘Contratos, su redacción y modelos’, de Sebastián Ramos, realiza contribuciones al marco jurídico uruguayo en relación al análisis económico del derecho. El abogado explicó que su obra brinda herramientas y consejos para hacer “contratos más eficientes desde el punto de vista económico, buscando generar más utilidad para las partes y que, al final, estén mejor de lo que estaban antes de firmarlo”.

Ramos y CPA Ferrere entienden al contrato como un elemento necesario al que las personas tienen que acudir para satisfacer un interés, transferir un riesgo, entre otras cosas. Contrario a lo que se enseña, por lo general, en las universidades, el estudio defiende la idea de que “el contrato nunca es un fin en sí mismo”.

“Cuando Hart y Holmström ganaron el premio, mucha gente pensó que ya se lo habían ganado, porque sus aportes habían sido muy importantes. Estoy totalmente de acuerdo y fue merecido”.

Conocer al cliente, entender cuáles son sus necesidades, sus intereses o qué riesgo quiere transferir son las claves para brindarle la mejor solución posible en el contrato. “Muchas veces, otros profesionales se centran solamente en lo jurídico y se olvidan de que ese no es el fin, no es lo que el cliente quiere. El cliente quiere resolver un problema y, quizás, lo jurídico sea la manera de solucionarlo”, opinó Ramos.

Ni una palabra de más

La redacción es un aspecto clave para evitar disputas contractuales. No generar ambigüedades, no dejar nada a libre interpretación. Sobre esto, Ramos señaló tres puntos a tener en cuenta. El primero es, como fue mencionado, conocer al cliente. En segundo lugar, una redacción exitosa implica conocimiento del lenguaje y de las reglas de la gramática y la sintáctica que, según Ramos, “parecería que cada vez le importan menos a la gente”.

El tercer punto es el conocimiento del Derecho. Esto implica mantenerse actualizado, revisar las novedades legales, enterarse de las nuevas leyes que surgen. En esto, el estudio CPA Ferrere es enfático. Muchos abogados, quizás por falta de tiempo o por desborde de trabajo, no pueden dedicar tiempo a informarse de las actualizaciones legales. “Eso es algo que les juega muy en contra, porque no tener ese conocimiento sólido, es como que quieras jugar al tenis y no estés entrenando todos los días”, explicó Ramos.

Además, el experto mostró preocupación respecto a que no se esté enseñando a escribir mejor a los estudiantes. Como profesor, encuentra muchas carencias en la forma en que los alumnos escriben. Ramos considera que “si no pueden escribir cualquier texto, más difícil va a ser que puedan escribir un contrato”.

“Muchas veces, otros profesionales se centran solamente en lo jurídico y se olvidan de que ese no es el fin, no es lo que el cliente quiere. El cliente quiere resolver un problema y, quizás, lo jurídico sea la manera de solucionarlo”.

La Universidad de Montevideo, hace unos cinco años, incorporó un curso de redacción de contratos, en lo que Ramos tuvo mucho que ver. Sin embargo, aparentemente, en el resto de las universidades no existe nada similar.

Pero para CPA Ferrere, el énfasis y la investigación sobre los contratos y sus disputas no ha terminado. El Cr. Bruno Gili, socio del estudio, manifestó su interés de tener una reunión con Ramos y otro abogado especializado en Economía, para analizar qué más se puede aportar en esta materia. “El hecho de innovar constantemente es parte de nuestro ADN porque sabemos que si no innovamos, a la velocidad que está pasando todo, te quedás estancado”, dijo Ramos.


Los galardonados y por qué ellos

Hart y Holmström han desarrollado la teoría del contrato, un marco general para el análisis de muchos temas vinculados al diseño contractual, tales como el pago basado en el rendimiento para ejecutivos, deducibles y copagos en el seguro, y la privatización de las actividades del sector público.

A fines de 1970, Bengt Holmström demostró cómo un director -por ejemplo, los accionistas de una empresa-, deben diseñar un contrato óptimo para un agente (CEO de la compañía), cuya  acción es en parte no observada por el director. El principio informativo de Holmström indica exactamente cómo este contrato debe vincular la retribución del agente a la información relevante para el rendimiento.

Usando el modelo básico director-agente, mostró cómo el contrato óptimo hace pesar los riesgos frente a los incentivos. En un trabajo posterior, Holmström generalizó estos resultados a más escenarios realistas, a saber: cuando los empleados no solo son recompensados con sueldo, sino también con la promoción del potencial; cuando los agentes gastan esfuerzo en muchas tareas, mientras que los directores observan sólo algunas dimensiones del desempeño; y cuando individuos miembros de un equipo pueden aprovecharse libremente de las actividades de los demás.

Oliver Hart, a mediados de la década de 1980, también realizó importantes contribuciones a una nueva rama de la teoría de los contratos que se ocupa de los contratos incompletos. Porque es imposible para un contrato poder especificar todas las eventualidades, esta rama de la teoría explica las asignaciones óptimas de control de los derechos: ¿qué partes del contrato deben tener derecho a tomar decisiones en qué circunstancias?

Los hallazgos de Hart sobre contratos incompletos han arrojado nueva luz sobre la propiedad y el control de las empresas y han tenido un gran impacto en varios campos de la economía, así como la ciencia y la política. Su investigación proporciona nuevas herramientas teóricas para el estudio de cuestiones tales como qué tipo de empresas se deben fusionar, la combinación adecuada de la deuda y la financiación de capital, y cuando las instituciones tales como escuelas o prisiones debería ser propiedad privada o pública.

Para Ramos, el premio fue totalmente merecido. “Tomaron mucho camino recorrido de autores, pero lo que ellos pudieron hacer, y muchísimo premios Nobel anteriores también, fue saltar o vencer algunas barreras que otros autores no habían podido hacer a las críticas que le han hecho a sus teorías”, opinó.

A través de sus contribuciones iniciales, Hart y Holmström han puesto en marcha la teoría del contrato como un fértil campo de la investigación básica.