“El sistema de salud en Uruguay funciona y lo hace bien”

ENTREVISTA

Alfredo Torres, gerente General de la Asociación Española

Alfredo Torres conoce cada rincón de la Asociación Española. Ingresó a la institución con 25 años, y en el camino recorrido hasta hoy, por más de tres décadas, fue formándose en diversas áreas. Bajo su liderazgo, la empresa continúa implementado nuevas tecnologías, ampliado sus servicios y reforzado su compromiso con la excelencia en la atención a los pacientes. En un mano a mano con Empresas & Negocios, el ejecutivo comparte su visión sobre el sistema, habla de su modelo de gestión, se refiere a los desafíos que enfrenta la organización, así como los planes de cara al futuro para seguir elevando los estándares de atención y calidad.  

El ejecutivo nació en Montevideo y sus primeros años de vida transcurrieron en la zona de Tres Cruces. Su casa estaba ubicada en 18 de Julio y Juan Paullier. Luego se mudaría a La Blanqueada. Su padre era funcionario público, mientras que su madre se dedicaba a las tareas del hogar. La familia se completaba con un hermano diez años menor que él. 

Toda su formación transcurrió en la educación pública. Concurrió a la Escuela España, donde hoy funciona el Instituto de Formación en Educación Social (IFES). Los estudios secundarios los cursó en su totalidad en el Liceo 26. La etapa de enseñanza superior la transitó en la Universidad de la República. 

Ingresó a la Asociación Española en 1993, a la edad de 25 años, para realizar tareas administrativas en la Policlínica de Lagomar, donde estuvo un año, hasta que se inauguró la policlínica de Solymar, la que hoy se denomina Sede Ciudad de la Costa. 

La multiplicidad de tareas en el nuevo edificio obligaba a los funcionarios a ser polifuncionales. “En aquel momento hacías de cajero, expendías medicamentos, atendías un llamado, coordinabas un examen de laboratorio. Era una tarea multifunción, donde aprendí muchísimo”, recuerda Torres.

Cuatro años después fue trasladado a la Sede Central de la Asociación Española para desempeñar tareas en la Dirección Técnica, como adjunto al Profesor Fischer, quien era el Director Técnico en ese entonces.          

En 1998 pasó a desarrollar funciones a la Secretaría General, cuyo gerente general en ese entonces era Oscar Magurno, donde llegó a ocupar el cargo de subjefe de esa área.

A la par de esa tarea que desempeñaba en la mutualista, continuó sus estudios en Derecho, recibiéndose como Doctor en Derecho y Ciencias Sociales. En ese ámbito ejerció paralelamente su profesión de abogado, incursionando en la Universidad de la República (Udelar), como asistente en la Cátedra de Criminología que dirigía el profesor Miguel Langón, donde también estaba el profesor Germán Aller. 

“Miguel era una persona fantástica, al igual que German Aller. Al principio no tuve ningún problema, me gustaba la tarea, pero en la Asociación Española me fueron dando más trabajo y no me daban los tiempos. A veces Germán me dejaba la clase a mí, o tenía que corregir parciales, entonces llegó un momento en el que decidí abocarme a los temas de salud”, rememora.

En 2004, Oscar Magurno acercó a la institución a Julio Martínez para que lo asesorara, y este último empezó a darle a Torres nuevas tareas, sobre todo relacionadas al derecho de la salud.

En 2010, con la nueva gerencia de Martínez, ocupó cargos ejecutivos y de confianza, siendo a lo largo del tiempo auditor interno, gerente de Compras, Logística e Infraestructura, gerente de Recursos Humanos, hasta finalmente llegar a la subgerencia general, en marzo de 2023. Participó también en la gestión y gerenciamiento de Gremca.

Por otro lado, en 2012 Torres finalizó una maestría en Dirección de Empresas de Salud, en la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo.

Bajo la gestión de Martínez, entre otras funciones, participó como representante de los Prestadores de Salud de Montevideo ante la Junta Nacional de Salud, en los Consejos de Salarios como representante de la Unión de la Mutualidad del Uruguay, en la Comisión Asesora del Formulario Terapéutico de Medicamentos (FTM) del Ministerio de Salud Pública (MSP), y en varias comisiones, entre ellas la Comisión Asesora Multipartita (CAM), Metas Asistenciales y Centros de Referencia. 

También integró una comisión de Cápitas, un grupo de trabajo conformado por el Poder Ejecutivo y las empresas de salud, que se encargó de determinar las cápitas en el sector.

Actualmente representa como vicepresidente a la Asociación de Institutos de Medicina Altamente Especializados (IMAE) en la Comisión Administradora del Fondo Nacional de Recursos (FNR) y es integrante de la Coordinadora Nacional de Instituciones de Asistencia Médica Colectiva (CONAIAMC).

Al retiro de Martínez, en agosto de 2024, tras un ordenado proceso de transición gerencial que demandó un año y medio, Alfredo Torres asumió como gerente general.

¿Cuál es el ABC de la gestión de una empresa de salud como la Asociación Española? 

Las empresas de salud suelen ser bastante complejas de gestionar debido a lo intrincadas que son, ya que involucran muchos aspectos técnicos, regulatorios y humanos. Primero que nada, el servicio que brindamos es en base a la persona y la salud, que es uno de los bienes más preciados del ser humano. Nosotros tenemos dos sanatorios y si contabilizamos lo que es la complementación de servicios con Gremca, son tres. Tenemos un sanatorio que ,aunque tiene 20 años, es de los más modernos en comparación con los de otras instituciones, que tienen entre 60 y 70 años. También está el edificio principal que ahora está en plena etapa de renovación. Estamos transformando casi todas las salas, e incluso el hall principal, con los servicios de Porto Vanila, con la idea de cambiarle la estética tradicional del sanatorio común. Lo hicimos además con el otro sanatorio, donde a la entrada están los servicios de Starbucks. Tengamos en cuenta que el 90% de las personas vienen a atenderse por cosas banales, entonces no tienen que tener esa figura del hospital tradicional, lúgubre, de azulejos.

En lo que respecta al recurso humano, si contabilizamos la Asociación Española y las empresas que tenemos anexas, como Familia Acompañantes y la emergencia móvil, tenemos alrededor de 9.300 funcionarios. O sea, prácticamente tenemos más empleados que la Intendencia de Montevideo. 

Tenemos un equipo importante de gestión. Yo trato de delegar bastante, pero esta es una estructura que desde la época de los gerentes anteriores viene centralizada en la gerencia general. Hay un intercambio importante con el Consejo Directivo y lo destacado. Es que somos una mutualista en el sentido estricto. Con la figura de mutualista son pocas las que quedan, y una es la Asociación Española. Lo que caracteriza a las mutualistas es, no solo los principios mutuales, sino que los dueños de la misma sean los socios, y que estos estén representados en el órgano directriz, que es el Consejo Directivo. En nuestro caso, los socios están representados en una especie de asamblea representativa, que hace las veces de parlamento donde tenemos casi 350 asambleístas, que se reúne cada tres meses. El método está muy bueno, porque uno escucha tanto las cosas que funcionan bien como también se entera de las cosas que marchan mal a través de los propios socios, que son los dueños de la mutualista. Lo diferencio porque la otra figura jurídica, que es la de los centros de producción sanitaria, funcionan casi siempre en formato de cooperativa médica, donde quienes dirigen la empresa son médicos.

¿Cuáles son los pilares que sustentan la permanencia y la trayectoria de la Asociación Española? 

Primero que nada, en mi opinión, el pilar fundamental es la trayectoria y la confianza. Somos la primera mutualista de América, con 171 años de trayectoria. Aparte de eso, en lo que tiene que ver con empresas de salud, somos de las de vanguardia. En lo otro que hacemos hincapié es en la tecnología que siempre tratamos de incorporar. Esta es la única empresa que tiene tres resonadores, tres tomógrafos, dos sanatorios -uno con dos angiógrafos de última generación-. Cuando hacemos las encuestas de satisfacción entre los socios, el tema tecnológico es de las cosas que más puntúan. Primero está el núcleo médico, que es los aspectos más apreciados, después viene la tecnología y luego la trayectoria. Esta mutualista siempre se caracterizó por tener catedráticos que vienen de la academia, los llamados Grado 5, que ocupan cargos de jefatura o de consultantes, casi en todas las especialidades médicas. A la vez, considero que el resto del funcionariado es muy pero muy importante. Nosotros tenemos una muy buena relación con todos los funcionarios, médicos y no médicos; con los sindicatos, ya sea la gremial de médicos como también con la Asociación de Funcionarios de la Asociación Española, que son los no médicos. Nunca hemos tenido grandes conflictos con ninguno de ellos. 

¿Cómo se divide la totalidad de funcionarios que mencionaba antes en sus diferentes roles?

El personal médico está conformado por alrededor de 2.500 profesionales de la salud, el personal de enfermería ronda en los 1.500 funcionarios, y hay entre 800 y 900 administrativos. Si contabilizo todo el grupo, por ejemplo, de Familia Acompañantes, tiene alrededor de 600 asistentes, y entre 60 y 70 personas que conforman el personal administrativo.

¿Cuál es el número de socios actual? 

Hace unos días pregunté la cifra, y me dijeron que estábamos en 199.400 socios. Nuestro hito es llegar este año a los 200.000 socios, algo que hasta ahora no hemos logrado, aunque siempre estuvimos ahí. 

¿Cómo es la relación de socios entre Montevideo e interior?

En el departamento de Canelones tenemos casi 40.000 socios. En este departamento tenemos nueve policlínicas, pero el eje que concentra Ciudad de la Costa y Costa de Oro es de los que ha tenido mayor crecimiento en los últimos años. Precisamente en Ciudad de la Costa tenemos las sedes de Solymar y Pinamar. De hecho, en la sede de Solymar ahora estamos realizando una ampliación, y lo mismo en la que tenemos en Atlántida, donde el crecimiento ha sido exponencial. Hay mucha gente que se está radicando en esa zona y eso coincide con lo que hablan las autoridades actuales de realizar un hospital en Estación Atlántida. 

El problema que tenemos es que, yendo a la composición de nuestra franja etaria, el 27% son mayores de 65 años, lo que hace que haya más fallecimientos que nacimientos; tenemos un promedio de 230 fallecimientos por mes y 100 nacimientos. Eso hace que haya un decrecimiento vegetativo, y si no hacés nada, te decrece el padrón. Entonces, la parte comercial lo que hace es trabajar muy fuerte, y en base a eso rondamos,  en promedio, entre 1.500 y 2.000 afiliados netos que se suman por año, nivelando ese decrecimiento que tenemos por la diferencia de franjas etarias. 

La tasa de natalidad es cada vez más baja, entonces la gente vive más y por lo tanto consume más. En promedio, hoy la expectativa de vida en Uruguay anda en los 82 años para las mujeres y 76 para los hombres. 

En ese contexto, y teniendo en cuenta esos datos, ¿cuáles son los desafíos para las empresas de salud? 

En la postpandemia hemos detectado, y lo tenemos medido, un incremento asistencial importante en todas las áreas. Esto va desde la atención en policlínicas, también en lo que tiene que ver con estudios imagenológicos, donde hay un incremento de un 20 a 25%, hasta exámenes de laboratorios clínicos, con alrededor de un 18% de aumento. Lo mismo pasa con la actividad quirúrgica. Estadísticamente, el pasado mes de enero, en comparación con el mismo mes de otros años, fue de los que tuvo mayor actividad quirúrgica, con un 10 a 15% de incremento. Antes a la gente le planteabas de operarse en enero y te decía que no, y hoy ni lo dudan. Pensamos que era un rezago de la pandemia, pero también entiendo que después de esa etapa tan difícil que tocó vivir, se vio que las personas que tenían comorbilidades estaban más propensas a fallecer, y estas pandemias pueden surgir en cualquier momento. Por tanto, tengo la impresión de que el autocuidado ahora está funcionando mucho mejor y la gente consulta más.

Esta nueva realidad de este incremento asistencial se la hemos planteado a las autoridades del MSP y de Economía porque la cápita que nosotros tenemos se basa en los consumos del 2005, que es cuando ésta se armó. La cápita base es el hombre de 20 a 44 años, que es el que menos consume, y de ahí se va subiendo. Entonces, los consumos que quedaron desde el 2005 no son los mismos de ahora, sino que se incrementaron muchísimo más. La cápita se armó con cinco o seis indicadores que eran los consumos de ese año, pero hoy hay un 20% más, como mínimo. Y si bien tiene un método de reajuste, no así lo que está dentro de esta, sino por una paramétrica del Contrato de Gestión y de los Consejos de Salarios.

¿Qué papel juegan las policlínicas en la multiplicidad de servicios que brinda la Asociación Española? 

La instalación de policlínicas forma parte de una política que data de las primeras décadas del siglo pasado, donde ya había una descentralización importante en esta mutualista. Se fue acrecentando de tal forma que al día de hoy tenemos 28 policlínicas, conjuntamente con la de Gremca, en cuatro departamentos, que son Montevideo, Canelones, Maldonado y San José. Considero que la descentralización juega un papel importante porque la misión en este caso es llevar los servicios asistenciales al lugar donde reside la persona para facilitarle la atención. 

¿Cuáles son las mayores innovaciones o tecnologías que se han implementado en los últimos tiempos para mejorar la atención al usuario?

Destaco, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con urología. En ese sentido, hoy hay técnicas tremendamente importantes para tratamiento ya sea de patologías oncológicas como de patologías prostáticas. Nuestro IMAE cardiológico es hoy de los mejores del país, sin duda. Tenemos la Unidad de Cirugía del Aparato Locomotor (UCAL), que es el IMAE traumatológico. El año pasado hicimos la inauguración de lo que se llaman salas blancas, que son quirófanos estériles, y que están dentro de los mejores que hay en Sudamérica. De esta forma, hemos incrementado mucho todo lo que tiene que ver con la colocación de prótesis de cadera y de rodilla. Antes, con una sola sala blanca, estábamos en alrededor de 1.000 a 1.200 prótesis por año, y ahora las hemos incrementado a 2.000. 

Fuimos los únicos que nos presentamos y fuimos designados al llamado del Fondo Nacional de Recursos para hacer los trasplantes pulmonares. Tuvimos la visita de integrantes de la Fundación Favaloro donde fuimos destacados, que es quien hace esos trasplantes, porque hoy acá tenemos la persona y el donante. Acá se prepara el órgano del donante, se envía a la Clínica Favaloro en Argentina, allí se realiza el trasplante y cuando el paciente vuelve, se le hace el seguimiento. Nosotros ahora vamos a hacer todas las etapas. Ya estamos llevando a cabo la preparación, que se llama la ablación de lo que es el órgano y después vamos a hacer la intervención. En breve se estarán  capacitándose los cirujanos en La Coruña, en un hospital de referencia tremendamente importante de España. Pensamos que en aproximadamente un año ya vamos a poder empezar a hacer acá el ciclo completo de los trasplantes, es decir, las tres etapas. Entendemos que podríamos ser centro de referencia de la región en ese tema. La Fundación Favaloro está complicada por todos los problemas económicos y políticos que tuvo Argentina en los últimos años, además hubo una fuga de médicos para el exterior, y nosotros pretendemos traer al público del sur de Brasil y de Paraguay para realizar ese tipo de intervención tan delicada, donde hay que trabajar con un pulmón artificial durante un tiempo mientras se lleva a cabo el procedimiento. 

¿Es una técnica cara?

Es extremadamente cara, pero hoy la financia el Fondo Nacional de Recursos. Existe la posibilidad de extenderlo a trasplante de corazón y pulmón al mismo tiempo. Es de las intervenciones más complicadas en la medicina, por supuesto. 

¿Qué opinión tiene del sistema mutual uruguayo? 

Yo creo que el sistema de salud en Uruguay funciona y lo hace bien. Si uno lo compara con los sistemas de otros países, el nuestro es de los mejores. De hecho, cuando uno ve las encuestas de las inquietudes de los uruguayos, la salud siempre figura muy por debajo; eso quiere decir que funcionamos bien. Y una de las muestras de que funcionamos bien fue la pandemia, que la sobrellevamos de la mejor manera, más que nada porque teníamos un sistema preparado, mientras otros países no lo tuvieron. Es verdad que ya conocíamos la noticia y pudimos prepararnos antes. Pero aparte de eso, el sistema de atención que tenemos, ya sea en domicilio o emergencias móviles es de vanguardia, y hace años que estamos preparados para atender a la gente en domicilio. Creo que ese factor primó e incidió en los resultados de la pandemia.

¿Hay que hacerle retoques al sistema mutual?

Yo creo que sí. Habría que hacerle algunas mejoras. 

¿Por ejemplo? 

El tema de la calidad de los servicios se lo habíamos planteado a la administración anterior, y lo hemos hecho a la actual. Entendemos hoy que no hay indicadores de calidad que midan a las instituciones en lo que tiene que ver con la calidad de los servicios que brindan. Entonces, esa persona que cobra la misma cápita puede ingresar en un proceso asistencial de una institución determinada con procesos de calidad importantes, con estándares de calidad altos o en otra que no tiene ni los mínimos estándares de calidad. Yo entiendo que debería haber, por lo menos, un piso de calidad que por abajo de tal parámetro no lo pueda dar. Indudablemente, eso requiere trabajo, elaborar indicadores y que haya voluntad por parte de las autoridades para hacerlo.

¿Montevideo tiene muchos servicios mutuales? 

No sé si el que hay es el número ideal, pero sí creo que la accesibilidad, tanto económica como geográfica, es de las mejores. Uno mira a la región y ve países como Colombia o Chile que tienen cuestiones geográficas que hacen que la gente quede aislada en determinada zona. En Uruguay, en el interior profundo a veces es complejo el tema, pero en lo que es la zona metropolitana, las ciudades, prácticamente que en cada barrio la gente tiene acceso a policlínicas, y eso para mí es muy importante.

También entiendo que la accesibilidad económica es fundamental, porque acá, con una cuota promedio de 50 dólares mensuales, una personase atiende con un médico de primer nivel y hasta se hace una cirugía cardíaca, algo que en otros países es impensable. En ese sentido, podemos mirar a Estados Unidos y comparar cómo es la realidad allá. 

Una de las mayores críticas que los usuarios le hacen al sistema de salud en Uruguay, y que aparece en todas las encuestas, tiene que ver con los tiempos de demora en las consultas. ¿Qué lectura hace de este tema?

Es cierto que el punto de mayor satisfacción para el usuario es conseguir en tiempo y forma un número para el especialista. Hoy estamos regulados por un decreto que establece los tiempos de espera, pero también hemos entablado alguna conversación con las autoridades  porque tenemos muchas especialidades que no pueden captar la demanda que hay. Psiquiatría es una de ellas. ¿Por qué? Porque el problema de salud mental es mundial. Ya la OMS ha hablado de que, por ejemplo, un 5% de la población va a padecer depresión, una de las patologías de salud mental. Pero a la vez es una especialidad que actualmente no es atractiva para la mayoría de los jóvenes médicos. Y aquellos que hoy tienen esa especialidad, están renunciando parcialmente a muchas policlínicas porque son personas de avanzada edad que no quieren tener una gran carga de trabajo como sí podían encarar antes. Hay especialidades en las que hay que trabajar con las universidades, tanto con la Udelar como con las universidades privadas. Pienso que es una política más de Estado que nosotros, como institución, no podemos intervenir.

En lo que respecta a los tiempos de espera, estamos regulados en lo que es policlínica y quirúrgicos, pero ahí también hemos realizado algunos planteamientos. Hay especialidades en las cuales la gente solo va a control, y que podrían ser tratadas por médicos de medicina general. En nuestro caso, la especialidad más demandada es medicina general y la segunda cardiología. Pero en lo que respecta a cardiología, sabemos que el 61% de los pacientes que van al cardiólogo son hipertensos puros, o sea, no tienen ninguna otra patología asociada. A todos nos consta que ese tipo de enfermedad, denominada hipertensión, que es una patología crónica no transmisible, puede ser tratada perfectamente por un médico de medicina general. Esas son pautas que debería establecer como objetivos sanitarios el MSP.

Lo mismo con los tiempos quirúrgicos, que también nos son medidos. Todas las patologías oncológicas tienen 30 días para ser intervenidas y 180 días para el resto de las patologías. Pero entre estas últimas si tú tenés, por ejemplo, un quiste sebáceo, que se cuenta igual que un cálculo en la vesícula que puede estar más compleja. O intervenciones traumatológicas que requieren mucho más celeridad que un lipoma en una persona que hace tres años lo tiene, se anota y hay que operarlo. Por eso considero que en la parte quirúrgica, según qué tipo de intervención se requiere, debería existir más tiempo de espera que otros dentro de los no oncológicos, por llamarlo de alguna manera.

¿Cómo evalúa la situación económica de la Asociación Española?

Estamos bien, estables. El último fue el cuarto balance positivo que obtuvimos. Por supuesto que estamos siempre revisando los procesos e hicimos un plan económico que está dando sus frutos. Tenemos un endeudamiento que viene, como todos saben, por cómo se comenzó la reforma de la salud. Como se empezó por los jóvenes y se terminó por los más veteranos, indudablemente eso afectó a aquellas instituciones que tenían personas en sus padrones con mayor porcentaje de mayores de 65 años. Pero no tenemos grandes problemas.

¿Ha mantenido diálogos con las actuales autoridades del Ministerio de Salud Pública? 

Sí, hemos mantenido algún encuentro por intermedio de la Conaiamc. Nos reunimos con la ministra hace una semana, más o menos, y también había miembros del Ministerio de Economía. Les planteamos los temas comunes que hablamos, como tiempo de espera, financiamiento, etc. Les explicamos que la cápita no contempla todo lo que es infraestructura ni tampoco algunos problemas que surgieron ahora con la modernidad, como la informatización, lo que hace que los costos se eleven. La historia clínica electrónica nunca fue financiada. Nosotros fuimos de los primeros que establecimos la historia clínica electrónica, pero hoy, por ejemplo, tenemos un tema de ciberseguridad, y esto no está contemplada en la cápita. Sin embargo, tiene costos importantes para tratar de tener a resguardo algo que para nosotros es muy sensible y tremendamente importantes: los datos. Otro tema tiene que ver con el financiamiento de lo que es infraestructura tecnológica, porque la que tenemos va quedando obsoleta. Antes un resonador duraba 15 años, hoy la vida útil es de ocho. Esto porque tiene más demanda; hoy se hacen cuatro  veces más ecografías al mes. Dentro de la cápita no hay un ítem que hable del financiamiento, del recambio tecnológico, que es cada vez es más complejo y más costoso de mantener. A su vez, tenemos una infraestructura edilicia con más de 70 años. Entonces, para que podamos sostener esos sanatorios que hoy tienen esa antigüedad y dejarlos a lo que hoy exige la medicina actual, tiene que haber un financiamiento 

¿Lo planteado fue bien recibido por las autoridades?

Nosotros quedamos muy conformes porque fueron bastante contestes con lo que nosotros les planteamos. Quedamos en formar equipos de trabajo para analizar caso por caso. Y eso es lo que esperamos. Le queremos dar tiempo también al gobierno porque tiene pocos meses de asunción. Tenemos la esperanza de que podamos trabajar en esos temas. 


“Lo ideal sería generar un centro de referencia”

A nivel general, ¿Uruguay es una isla en materia de salud en la región?

Considero que el nuestro es un muy buen sistema de salud, muy fuerte. Tenemos un organismo como el Fondo Nacional de Recursos, el cual integro, que es único; no hay algo similar en Latinoamérica. De hecho, el gobierno chileno trató de hacer un intercambio con el gobierno uruguayo para ver cómo era que funcionaba el Fondo Nacional de Recursos porque costea técnicas que son extremadamente costosas y medicamentos que son muy caros, que de otras formas serían inaccesibles para cualquier persona. Y ese es un valor que hay que ponderarlo en el sistema.

Después, en lo que tiene que ver con conocimientos técnicos, tecnología y demás, no tenemos nada que envidiarles a otros países. Pero tampoco en los tiempos de espera… 

Hace un año hice un trabajo sobre los tiempos de espera y sobre el incremento de la demanda asistencial con los datos de la Asociación Española, porque los tenía fidedignos, y lo hice comparando nuestra realidad con hospitales chilenos y españoles. La conclusión de ese trabajo fue que los tiempos de espera en España y en Chile son muy superiores a los nuestros. Como dije antes, hay cosas para mejorar, pero yo me siento tranquilo de que puedo atenderme acá perfectamente. Una de las cosas que le planteamos a la ministra Lustemberg fue tratar de darle mayor importancia a la Comisión Honoraria Asesora en Centros y Servicios de Referencia. Acá tenemos varias instituciones que hacemos lo mismo, y lo ideal sería generar un centro de referencia donde todos operen ahí. Lo más importante es la cantidad de pacientes que se operan, y ahí hay que poner foco. ¿Por qué? Por ejemplo, en neurocirugía estamos en el debe, porque hay pocos neurocirujanos y los que hay están distribuidos en varias instituciones. Si esos mismos neurocirujanos formaran equipos y operaran en un centro, en lugar de hacer nueve intervenciones al mes, como ocurre en la Asociación Española, probablemente se podrían hacer 40, y los resultados serían otros. Aparte de eso, la tecnología y el instrumental médico que necesita la neurocirugía es costoso. Hace unos años compramos un microscopio que nos salió 500 mil dólares. Yo creo que tendría que tenderse a que en varias instituciones existieran algunas especializaciones, por ejemplo biología, cardiología, para concentrar los pacientes en cada lugar específico y que haya una complementación de verdad.

¿Ve viable algo así? 

En algunas especialidades como neurocirugía y alguna más creo que sí. Y me parece que hay interés por parte del MSP de concretar eso. 

¿Y de las otras sociedades médicas ve interés? 

En principio diría que sí, pero hay que ver los intereses de cada uno. 


La experiencia pesa, el sentido común también

¿Qué cuenta más: el talento o la experiencia? ¿O el ideal es una mezcla? 

Yo creo que una mezcla es lo mejor. La experiencia creo que es fundamental. Hay gente con mucho talento pero sin experiencia que no llega a nada. De la misma forma, hay gente con mucha experiencia pero que encuentra su límite. Pero si tengo que ser más exacto, creo que el ideal es un 60% de experiencia y un 40% de talento.  

¿Cuánto pesa el sentido común en este lugar que usted ocupa? 

Pesa bastante. Más que nada pesa en el sentido de que uno tiene que conocer todos los aspectos de la institución. Por eso a la experiencia le doy un valor importante. A mí me sirvió conocer cada área por haber estado ahí. Si alguien me dice que una policlínica está funcionando mal, o determinado servicio no se está brindando en forma correcta, o está fallando la expedición de medicamentos, no me va a poder tergiversar el tema porque yo conozco el funcionamiento. Yo conozco todo lo que puede existir y lo que no. Ocupé cargos en recursos humanos, fui gerente, y ese es un sector neurálgico de la institución porque se manejan casi 9.000 empleados, entonces conozco al detalle cada área de esa sección. También fui gerente de compras. Acá el primer ítem de egresos son los salarios, el segundo es medicamentos y después insumos médicos. Entonces, no me van a inventar ninguna historia. Creo que la experiencia pesa, el sentido común también. Usted puede traer un catedrático con mucho conocimiento y talento a gestionar, pero si le faltan los otros ingredientes, la experiencia y el sentido común, seguramente no funcione.


Señas de identidad

Alfredo Torres tiene 56 años, está casado con Natalia, y tiene un hijo, Thiago, de 15 años. 

Al hablar de su vida fuera del ámbito laboral, el ejecutivo cuenta que tiene dos hobbies: el ciclismo y ser piloto de avión. Reconoce que hace 23 años que practica deporte, y a través del ciclismo canaliza esa actividad. “Hoy los estudios científicos hablan de que la longevidad está asociada en parte a dos cosas: al deporte y a la interacción social. Estas actividades segregan determinadas hormonas como serotonina y oxitocina, que hacen que la persona se sienta con un total bienestar. Cuando uno practica deporte y se da una ducha siente que se liberan endorfinas, lo que mejora el estado de ánimo. Eso va asociado a la longevidad”, comentó.

Respecto a su otra pasión, contó que es piloto privado de aviones, y que para desarrollar esa actividad arrienda un avión en una academia y sale a volar. “A alguien le puede estresar volar o pilotear un avión, en cambio a mí me desestresa. Acá vas a las academias y podés arrendar los aviones. Hacerlo no insume sumas importantes de dinero”, explicó.

Lo voy a retrotraer a su infancia. ¿A qué imagen de esa etapa de su vida le sacaría una foto para encuadrar?

Yendo a mi infancia, lo primero que se me viene a la mente es la imagen de las reuniones familiares, que eran multitudinarias. Una de las cosas que más disfrutaba era la interacción que había, ya sea a nivel familiar o con los amigos. En La Blanqueada, en una cuadra había 20 muchachos que nos juntábamos en una esquina a contar anécdotas, y las repetíamos decenas de veces, pero nos reímos como si fuera la primera vez. Hoy, viendo a mi hijo, creo que la tendencia es a estar más individualizado, más metidos en la casa, tanto por un tema de seguridad como de costumbre. Hubo cambios culturales, sin dudas, pero la infancia que viví no la cambio por nada. Capaz que las generaciones que vienen dicen lo mismo de las infancias de ellos. 

¿Una comida?

El asado.

¿Una bebida para acompañar ese asado? 

Un refresco.

Si optara por otra profesión, ¿cuál sería? 

Seguramente la abogacía. En realidad mi vocación era ser piloto, pero lo postergué porque económicamente era caro para un estudiante. Cuando pude costear los estudios me recibí de piloto. Mi vocación hubiera sido volar un Boeing 737.

¿Quiénes le han dejado las mayores enseñanzas en su vida? 

Mi padre y muchos amigos referentes que he tenido. No los menciono porque no quiero olvidarme de ninguno. Muchos amigos… Amigos mayores que me han inculcado un montón de enseñanzas. Acá en la Española he tenido gerentes que han sido referentes para mí. 

¿Qué consejo le daría a su yo de 20 años? 

En realidad, nunca esperaba seguir esa carrera, sino que siempre aposté a la abogacía. Pero yendo a la respuesta, le daría los mismos consejos que tuve en ese momento, porque yo tenía la intuición de que por este lado me iba a ir mucho mejor que con la abogacía. ¿Por qué? Porque me gustaba la gestión, me gustaba todo lo que tenía que ver con la salud. La medicina me atraía y leía sobre el tema. Acá vos tenés que tener un conocimiento técnico de muchos temas, incluso de medicina, y hoy internet te proporciona información. Entonces, si tenés que discutir con algún médico sobre determinada tarea, en lo básico lo podés hacer. No hablo de ir estrictamente a lo técnico, pero me parece que esa simetría en el conocimiento es fundamental para quien está en la gestión. Y la Asociación Española se ha caracterizado en toda su historia en no tener un gerente que sea médico. Esa es una tradición que se mantiene y seguramente siga siendo así. 

¿Quizás ese consejo es que se guíe por la intuición? 

Sí, seguramente sea ese el consejo.

¿Qué características cree que lo definen? 

Creo que soy una persona constante, que escucha. Considero que soy recto en mi proceder, y trato de ser lo más justo posible con los demás; esto en el sentido amplio, es decir, tanto en mi casa con mi familia, como en el ámbito laboral. Y le pongo mucho empeño a lo que hago.