García Pintos: “El país deberá encarar las reformas estructurales que le devuelvan competitividad”

Gerardo García Pintos, presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales


Hace hincapié en la necesidad de modernizar el país y hacerlo competitivo. Para ello, establece una serie de reformas estructurales que habría que llevar adelante. No hacerlos, conlleva el riesgo de quedar fuera de competencia, con desinversión y pérdida de puestos de trabajo. A su vez, dice que el acuerdo es una oportunidad de corregir lo que estamos haciendo y tratar de aggionarnos.

 ¿Qué desafíos enfrenta Uruguay, en su estructura interna –productiva, laboral, competitividad, entre otros-, ante el anunciado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE)?

El país deberá encarar las reformas estructurales que le devuelvan competitividad. Ellas son, tener un Estado más ajustado a su realidad, más ágil, con mejor calidad del gasto y, en definitiva, que pese menos en la sociedad y en las empresas. Además, empresas publicas con tarifas y precios de combustibles en consonancia con el mercado internacional. Es necesario arreglar la seguridad social de manera de equilibrar la actual situación que se torna insostenible, como así también tener normas y entorno laboral amigables a las inversiones, basados en la cooperación y no en la confrontación. Y, por supuesto, una reforma educativa que provoque mejores resultados. Todo esto se sintetiza en modernizar el país y hacerlo competitivo. Si Uruguay no progresa significativamente en estas áreas, nos va a costar cada vez más exportar e incluso competir en nuestro propio mercado.

A la vez, ¿cuáles son los riesgos que vislumbra tanto para las empresas como para la producción local?

Los riesgos de no llevar adelante cambios estructurales son quedar fuera de competencia, que se de un proceso de desinversión, con pérdida de puestos de trabajo y que se desplacen algunos procesos productivos a otros países y regiones que sí tengan  condiciones.

Por el acuerdo con UE hay algunos sectores como los lácteos que, se dice, pueden ser amenazados por tener que competir con productos subsidiados. Parece lógico atender esos casos y buscar compensarlos y «cuidarlos».

Un TLC es la puerta de entrada al exterior de los productos uruguayos, pero también lo es para productos extranjeros hacia nuestro país. Las empresas grandes tienen estructuras que les permite salir a vender, pero a las chicas, que no exportan, les pueden aparecer nuevos competidores y sacarlas del mercado. ¿Tienen cuantificación de esta afectación? ¿Qué medidas paliativas se deberían tomar para que ninguna empresa quede por el camino?

Aún es prematuro para prever impactos precisos por sectores y empresas. Entendemos que toda esta nueva situación nos va a obligar a profundizar estudios, proyecciones, estar alertas. Pero también es una oportunidad de corregir lo que estamos haciendo y tratar de aggionarnos. Entiendo que el balance es positivo, posiblemente con más ganadores y algunos perdedores. Aprovecharemos mercados, pero también debemos cuidar a los aparentemente más afectados. Y lo mejor es que nos obliga a todos a corregir y mejorar rumbos.

¿El acuerdo puede traer aparejado que en Uruguay se produzca una transformación productiva?

El país ya venía haciendo cambios productivos importantes. Venía positivo, pero nos trancamos a riesgo de perder avances. Veo más una transformación por la mejora de los cambios estructurales que solo por el acuerdo UE – Mercosur en sí mismo. Pero si el país solo o a través del Mercosur logra más acuerdos, eso puede ser un fuerte disparador de inversión y empleo. Por suerte parece que el actual momento de Brasil y Argentina daría mucho más ritmo a una inserción internacional que pedíamos a gritos. Pero cuidado con que exista mucha inserción sin transformaciones estructurales. La combinación perfecta sería mucha y variada inserción y accesos a mercados, con cambios estructurales significativos, y una línea de estabilidad. Eso daría un shock de confianza. Ahí, no tengo duda, el país explota. Soy optimista y hay una oportunidad. Y en gran medida depende de nosotros mismos.