Impactos económicos y financieros de la sequía 2023

El sector agropecuario bajo la lupa

* Darío Andrioli y Natalia Silva

El pasado año estuvo caracterizado por el impacto del clima en los agronegocios y en el desempeño de la economía de nuestro país.  En particular, el déficit hídrico afectó significativamente los rendimientos productivos y financieros del sector agropecuario.

De acuerdo a estimaciones de Opypa (Oficina de Programación y Política Agropecuaria), los daños y pérdidas por la sequía se situaron en US$ 1.900 millones, de los cuales el 60% correspondió a la agricultura de secano. La falta de lluvias fue un determinante negativo para las cosechas de soja y maíz de la zafra 2022-23, con pérdidas de áreas de 25% y 50% respectivamente, y rendimientos de apenas una cuarta parte de las productividades de la campaña anterior.

 Kg por ha 2021-22Kg por ha 2022-23Variación
Trigo3.905      4.251+ 9%
Cebada4.102      4.252+ 4%
Colza1.813      1.687–  7%
Arroz9.300       9.647          + 4%
Soja        2.799          641-77%
        Maíz        5.753       1.415                                      -75%

                                                           Elaboración con base en datos Opypa, MGAP e INIA.

El extraordinario descenso de producción de los cultivos de secano del verano 2023 interrumpió la trayectoria de los rendimientos productivos de la agricultura de sostenido crecimiento durante varias zafras.

     Índice elaborado con base en rendimientos por hectárea de principales cultivos

Por su parte, la remisión de leche cayó 5% en el primer trimestre de 2023 por el clima y luego se recuperó finalizando el año en niveles similares al año anterior, aunque con mayores costos de producción para la nutrición del ganado. La faena de ganado bovino cerró el año con descenso de 4%, incidida también por el comportamiento de la demanda.

Baja de exportaciones y producto

La caída excepcional de producción del agro determinó el descenso de las exportaciones y del producto agropecuario del año. En 2023 los valores exportados de bienes finalizaron con una baja de 13% respecto al año anterior, por la incidencia negativa combinada de sequía y menores precios de mercado.

El clima impactó en los valores exportados de los productos agrícolas del año, que se situaron en la mitad de los alcanzados en 2022. Se destacó el descenso de casi 80% de las exportaciones de soja, mientras que aumentó la exportación de arroz, impulsada por rendimientos altos y mejores precios.  

Principales exportaciones agrícolas (Millones de dólares)

ProductoAño 2022Año 2023Variación
Soja1.915414-78%
Arroz501616+23%
Trigo         244241-1%
           Colza                     2112110%
Total      2.8711.482-48%

                 Elaboración con base en datos de Uruguay XXI

También descendieron 19% las exportaciones de carne bovina, por menor volumen y precio, y los productos lácteos 7%, por baja de precio con similares cantidades exportadas. En contrapartida, se incrementaron los valores exportados de celulosa por el importante aumento de volumen.   

Por su parte, la caída de toneladas producidas por la agricultura de 30% respecto a la zafra anterior incidió negativamente en el producto agropecuario, que en el último año móvil a setiembre 2023 bajó 10%.

Este descenso del agro, dado su incidencia en la actividad económica, impactó en forma negativa en el producto bruto interno de nuestro país, que bajó 0.4% en los últimos doce meses a setiembre 2023.

La estimación de Opypa de las pérdidas de producto por la sequía las ubicó en el orden del 3% del PIB.

Las altas productividades de los cultivos de invierno y la normalización de los rendimientos de soja y maíz permiten proyectar un rebote de la producción de la agricultura para la zafra 2023-24. Este desempeño productivo, junto con el dinamismo de la silvicultura, impulsa para 2024 el aumento del producto agropecuario (Opypa proyecta 8%) y del PIB de nuestro país (la mediana de la encuesta del BCU estima 3.2%).

Menor inversión agrícola

Con un contexto productivo adverso y menores precios de mercado, en 2023 se observó una baja de inversión agrícola, que interrumpió el crecimiento sostenido de cuatro años. En el último año la inversión en equipos para la agricultura cayó 27%, de acuerdo al índice de inversión en maquinaria agrícola elaborado por nuestra firma con base en los valores importados de tractores, cosechadoras y sembradoras de la Dirección de Aduanas.

A partir de 2019 se había iniciado un proceso de mayor dinamismo de la inversión, que ubicó en 2022 el índice de inversión en el mayor nivel de los últimos ocho años, aunque algo por debajo de los máximos históricos. En 2023, factores climáticos cambian las expectativas y la inversión agrícola cae casi 30%, con descenso de todos los equipos agrícolas que componen el índice.

También descendieron 19% las exportaciones de carne bovina, por menor volumen y precio, y los productos lácteos 7%, por baja de precio con similares cantidades exportadas. En contrapartida, se incrementaron los valores exportados de celulosa por el importante aumento de volumen.   

Por su parte, la caída de toneladas producidas por la agricultura de 30% respecto a la zafra anterior incidió negativamente en el producto agropecuario, que en el último año móvil a setiembre 2023 bajó 10%.

Este descenso del agro, dado su incidencia en la actividad económica, impactó en forma negativa en el producto bruto interno de nuestro país, que bajó 0.4% en los últimos doce meses a setiembre 2023.

La estimación de Opypa de las pérdidas de producto por la sequía las ubicó en el orden del 3% del PIB.

Las altas productividades de los cultivos de invierno y la normalización de los rendimientos de soja y maíz permiten proyectar un rebote de la producción de la agricultura para la zafra 2023-24. Este desempeño productivo, junto con el dinamismo de la silvicultura, impulsa para 2024 el aumento del producto agropecuario (Opypa proyecta 8%) y del PIB de nuestro país (la mediana de la encuesta del BCU estima 3.2%).

Menor inversión agrícola

Con un contexto productivo adverso y menores precios de mercado, en 2023 se observó una baja de inversión agrícola, que interrumpió el crecimiento sostenido de cuatro años. En el último año la inversión en equipos para la agricultura cayó 27%, de acuerdo al índice de inversión en maquinaria agrícola elaborado por nuestra firma con base en los valores importados de tractores, cosechadoras y sembradoras de la Dirección de Aduanas.

A partir de 2019 se había iniciado un proceso de mayor dinamismo de la inversión, que ubicó en 2022 el índice de inversión en el mayor nivel de los últimos ocho años, aunque algo por debajo de los máximos históricos. En 2023, factores climáticos cambian las expectativas y la inversión agrícola cae casi 30%, con descenso de todos los equipos agrícolas que componen el índice.

Elaboración Carle & Andrioli con base en datos de la Dirección Nacional Aduanas.

La trayectoria de la inversión agrícola durante el año muestra que la caída de inversión se dio a partir del mes de marzo y en el segundo semestre la inversión descendió a la mitad respecto a igual período de 2022.

En el año también descendió la inversión anual de máquinas y equipos agrícolas en dólares por hectárea sembrada. Este indicador, importante para la productividad y finanzas de la agricultura, se situó en US$ 88 de inversión por hectárea, con un descenso de 34% respecto al año anterior.

Dada la inversión productiva acumulada en los años anteriores, la baja de 2023 no afectaría el desempeño productivo. Superada la sequía y reestablecidos los equilibrios financieros, con mejores expectativas los productores retomarán la inversión de equipos y tecnología para mejorar su producción y rentabilidad.

Mayor deuda del agro

Los rendimientos excepcionalmente bajos por la sequía afectaron en forma importante los ingresos operativos de los productores agropecuarios, su rentabilidad y su generación de fondos.

De acuerdo a información de Fucrea (Federación Uruguaya de Grupos Crea),  los resultados brutos -antes de arrendamiento e intereses- de los productores agrícolas-ganaderos fue nulo, mientras que la media del último quinquenio era de US$ 300 por hectárea, e incluso en 2022 había superado los US$ 700. En este marco, para cubrir las necesidades de fondos, los productores, además de diferir los planes de inversión, solicitaron reprogramar pagos con proveedores y asistencia financiera a las instituciones bancarias.

De acuerdo a la información del BCU, los préstamos bancarios al sector agropecuario al terminar 2023 fueron de US$ 3.500 millones, por lo que se ubicaron en valores máximos en dólares corrientes. Se registró, por lo tanto, en el año 2023 un aumento del crédito bancario global del agro de 21%, entre los cuales los préstamos de la agricultura se incrementaron 24% y en particular 37% los de oleaginosos.

                                                     Elaboración con base en datos del Banco Central Uruguay.

El año 2023 finaliza, por lo tanto, con mayor peso de la deuda del sector agropecuario y también con mayor morosidad. La relación deuda bancaria/producto del agro se sitúa al cerrar 2023 en 70%, superior al 60% que finalizó el año anterior; mientras que la tasa de morosidad del sector es de 2%, niveles mayores al 1% de un año atrás.                  

Consideraciones finales

Este año, se pudo constatar la incidencia de la agroindustria en nuestro país. Si bien en Cuentas Nacionales la participación de la fase primaria del agro en el PIB es del orden del 8%, la cadena expandida del agro impacta 20% en el producto de nuestro país, de acuerdo a un informe de la firma Exante.

Toda actividad empresarial tiene como desafíos la volatilidad económica, temas geopolíticos, la tecnología y el cambio climático. En particular en los agronegocios es relevante el impacto del clima por los riesgos físicos por eventos extremos de sequía o lluvias.

Para mitigar el efecto de los riesgos climáticos en la rentabilidad de los productores pueden utilizarse seguros de rendimientos agrícolas, cuyo uso en nuestro país por diferentes factores es baja. Otro de los instrumentos puede ser el incremento del área de riego, dado que en Uruguay es sólo de 4% de la agricultura de secano.

Para la realización de inversiones en sistemas de riego, los productores que tributan IRAE tienen la posibilidad de aprovechar los beneficios de los proyectos promovidos por la Comap., mientras que los pequeños productores necesitarían contar con incentivos tributarios y mayores plazos para el financiamiento con destino a riego. La importante inversión que requiere el riego necesita de períodos de repago acordes a la capacidad de generación de fondos y la vida útil de estos activos.

*Darío Andrioli: Contador Público. Diploma Program Management Development, Esade Barcelona. Socio Director de Carle & Andrioli, firma miembro de Geneva Group International Global Alliance. Mentor de Endeavor y Profesor de Universidad ORT.*Natalia Silva: Contador Público. Certificado de especialización AMP Advanced Management Program de Esade Business School Barcelona. Socio- Gerente de Consultoría de Carle & Andrioli, firma miembro de Geneva Group International Global Alliance. Mentor de Endeavor y Profesor de Universidad ORT.

*Natalia Silva: Contador Público. Certificado de especialización AMP Advanced Management Program de Esade Business School Barcelona. Socio- Gerente de Consultoría de Carle & Andrioli, firma miembro de Geneva Group International Global Alliance. Mentor de Endeavor y Profesor de Universidad ORT.