La innovación aún es un desafío para algunas empresas uruguayas

Laboratorios de ideas

Las empresas que se han mantenido históricamente competitivas son las que han sabido incorporar los procesos de innovación, asegura el presidente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). Sin embargo, las compañías uruguayas invierten en esto menos de la mitad que las europeas y norteamericanas; el acceso a mayor financiación es uno de los principales obstáculos.

Por Anahí Acevedo | @PapovAnahi

Se necesita innovar para ser competitivo. Así lo asegura un reciente informe elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), denominado “Competitividad e Innovación: Evidencia de Empresas Uruguayas”, a cargo de Gustavo Crespi, especialista principal en Ciencia y Tecnología de la División de Competitividad, Tecnología e Innovación del organismo, al que accedió Empresas & Negocios.

La inversión en innovación –ya sea en equipamiento, I+D, entrenamiento o Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC)- desemboca en la innovación de productos, procesos, organización y distribución, lo que a la vez repercute en la productividad y luego, en la competitividad, generando, como consiguiente, más inversión en innovación. Se trata de un círculo que puede ser la solución para las compañías uruguayas en tiempos que algunos sectores entienden como “críticos”.

A la vez, las empresas que invierten en innovación presentan un incremento en la productividad de 3.5 puntos, en empleo de 4.3, en ventas de 7.8 y en exportaciones de 14.9, asegura el informe.

Ante esto, el presidente de la ANII, Fernando Brum, dijo en diálogo con Empresas & Negocios, que efectivamente la innovación es una de las dimensiones de la competitividad. En esta línea, expresó: “En un mundo que va cambiando permanentemente, la innovación les permite a las diferentes empresas mantenerse en el mercado tratando de lograr ventajas competitivas y mejorar su posición”.

Las compañías uruguayas que acuden a la ANII para incorporar la innovación tienen características diversas, pero, generalmente, responden a factores de presión competitiva de los mercados. Es por esto que quienes más se han acercado en los últimos tiempos son las empresas grandes y las relacionadas a las cadenas agroindustriales. Las “startups” tecnológicas, por su parte, también se han sumado en gran número. Además, la creación de centros tecnológicos –una especie de “club de empresas” que se reúnen en torno a temáticas que las definen, en compañía de la academia-, también ha aumentado.

Aun así, Brum señala que el número total todavía es bajo y que hay espacio para más innovación en Uruguay. Es que las firmas de nuestro país invierten en innovación menos que las de países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) –Norteamérica y Europa, en su mayoría- y, además, tres cuartos de la inversión uruguaya se da en equipamiento y el resto en intangibles, cuando en países desarrollados es al revés.

“Es necesario que se incorporen más empresas y empresarios a la innovación para continuar tejiendo la trama con la participación de todos los actores”, subrayó Fernando Brum, presidente de la ANII.

Aunque el abanico de alternativas que lleva adelante la ANII es diverso, en el área de innovación cuentan con dos ramas: las “startups” o emprendimientos que comienzan, y las empresas establecidas. Para fomentar la innovación, la agencia apoya, por ejemplo, un concurso interno de ideas que actúa como gancho de iniciativas de creación o un área de innovación dentro de las mismas. Compañías como GeneXus, Plan Ceibal e instituciones como el Palacio Legislativo han participado de ellas.

El segundo instrumento está relacionado a la incorporación de capital humano avanzado, donde la ANII llega a financiar hasta la mitad del salario de la persona durante un plazo de dos años.

¿Por qué es necesario tener personal dedicado especialmente a la innovación? Para el ejecutivo, la respuesta está en que en las organizaciones las ideas son claves y las personas que se encuentran más cerca de los productos y los clientes, son quienes tienen más oportunidades de ideas de mejora. Tener un canal que ayude a identificarlos y a que no se pierdan es tan importante como transformarlas en proyectos que alimenten procesos de planificación.

Igualmente, es necesario tener una visión de innovación abierta; los límites entre las empresas y el medio ambiente deben ser porosos. Estas deben estar en condiciones de “comprar” ideas que vengan desde afuera, así como también de “vender” aquellas que hayan sido desarrolladas internamente, a pesar de que la innovación no sea su línea principal de negocio, explicó Brum.

Es en este sentido que la agencia posee una herramienta donde un problema que llega a través de una compañía, luego se deriva tanto a grupos de investigación como a otras empresas del ecosistema, e incluso la academia, para que el desafío pueda ser resuelto. Se trata de un mecanismo público en el que cualquier persona puede participar, y para el que ya se presentaron la Intendencia de Montevideo y Unilever, entre otros, para resolver algunas dificultades.

“No hay que tener miedo de exponer problemas, aunque a algunas empresas les pasa. La respuesta está en el ecosistema; este mecanismo de innovación abierta se utiliza en las principales compañías del mundo. La innovación cerrada estuvo hasta finales del siglo XX, pero hoy el mundo cambió”, expuso el director de la ANII.

Las barreras

Pero, ¿por qué no se invierte más en innovación? Según el BID, el 60 por ciento de las empresas experimentan múltiples obstáculos, siendo estos mayores en aquellas que ya fallaron. En tanto, el acceso al dinero es la primera barrera, seguido por el conocimiento, el mercado y el contexto.

Uruguay es líder regional a nivel del desarrollo de TIC y su posterior utilización por parte de la sociedad civil y el gobierno y posee un clima político, de negocios y de infraestructura digital favorable, pero también se encuentra “muy rezagado” en adopción de tecnología en las empresas, establece el documento del BID.

Brum señala que el dinero es uno de los obstáculos para las empresas a la hora de invertir en innovación, pero hay algunos sectores en los cuales no es este el problema, aunque remarcó que no realizan diagnósticos de los rubros que participan en la agencia.

Mucho más costoso que innovar, es no innovar, manifestó. Aunque hacerlo siempre tiene riesgos, se paga más caro el no ejecutar nada. “Las empresas que se han mantenido históricamente competitivas, en Uruguay y el mundo, son las que han sabido incorporar los procesos de innovación”, aseguró.

Desde la ANII notan que es más sencillo incorporar equipamiento que cambios en los procesos. El involucramiento del sector empresarial con este tipo de proyectos es importante, dado el compromiso del sector académico. “La transparencia ha sido un valor que hemos podido construir a lo largo de estos años gracias al apoyo de estos dos actores en la innovación, y queremos construir por arriba de eso”, confesó.

En su entender, la falta de proyectos en conjunto es uno de los problemas no solamente de Uruguay, sino de toda América Latina. “Existe una larga historia de desconfianza, de desencuentro, y tenemos distintas tribus con su propio dialecto”, aseveró en referencia al gobierno, los empresarios, la academia, los emprendedores y los inversores. Es por esto que es necesario crear espacios de encuentro que potencien el diálogo entre estos actores o, como dice la agencia, “tejer la trama”.

Anualmente la ANII organiza una reunión donde citan a emprendedores e investigadores con inversores. Además, se encuentran los fondos sectoriales del gobierno, donde este marca sus líneas de preocupación a los investigadores.

En este sentido, Brum aprovechó a señalar que poseen asimismo un fondo de seguridad ciudadana, uno de educación y otro de salud. Estas herramientas son necesarias, dado que “el presupuesto nunca alcanza” y se debe salir a buscar socios. “A eso le dedicamos buena parte del esfuerzo del Directorio de la agencia”, subrayó.

Los incentivos fiscales

Mientras los incentivos fiscales a la I + D empresarial es del 0.110 por ciento del PBI en cuanto a subsidios directos y del 0.390 por ciento respecto a incentivos tributarios en Bélgica, estos números son del 0.008 y del 0.014 respectivamente en Uruguay, según datos del informe del BID. El porcentaje de empresas innovadoras apoyadas a través de políticas de innovación fue del 50.2 por ciento en Corea, y del 9.9 por ciento en Uruguay. De todas formas, no somos los más bajos de la región: en Chile fue del 6.6 por ciento.

En esta línea, Brum opinó que deberían implementarse mayores beneficios fiscales asociados directamente a la participación de las empresas en procesos de innovación. “Es una herramienta que no estamos utilizando en todo su potencial”, subrayó.

“Es hora de empezar a privilegiar algunos programas de educación”, dijo el titular de la ANII respecto a la ingeniería.

Mientras tanto, la ANII cuenta con mecanismos de crédito o subsidio donde la agencia generalmente financia el 50 por ciento de los proyectos de creación de innovación. Normalmente, estos se orientan a cambiar algún paso en el proceso y, aunque son en modalidad de subsidio, el tope ofrecido ronda los US$ 100 mil.

Si bien estos préstamos no tienen garantías reales, sí poseen un compromiso importante de la empresa. “Tenemos una buena tasa de pago, con un interés razonable y años de gracia, y la devolución está atada a la facturación de la empresa”, explicó. Además, junto al Banco República, se cuenta con el fondo científico Orestes Fiandra orientado a empresas que buscan acceder a nuevos mercados y cuyo tope está cerca de los US$ 500 mil.

Brum señaló que desde la ANII desean extenderse a más empresas. “Pensamos que tenemos capacidades en Uruguay que tal vez no conocen estos instrumentos y que piensan que los mecanismos de acceso son muy complicados, cuando en realidad es bastante fácil: el primer paso es a través de la web y en menos de 48 horas tienen una respuesta”, comentó.

El camino señalado

Las recomendaciones del BID para remover obstáculos financieros se basan en el fortalecimiento de incentivos tributarios a los intangibles de la inversión en innovación –sobre todo en nuevas empresas y pymes innovadoras-, la utilización de los contratos de opción y los créditos condicionales en caso de apoyos directos, y el desarrollo de la industria de capital de riesgo, así como también la instrumentación de esquemas de garantías para inversiones intangibles y la utilización de herramientas de financiamiento mixto.

En cuanto a las barreras de conocimiento, el organismo aconseja, a través de su informe, fortalecer la educación técnica e ingeniera, fortificar la función de transferencia de tecnología universidad-industria, desplegar una plataforma de extensionismo tecnológico integral y avanzar en una política científica orientada por la misión y la ciencia abierta.

“Cuando la ANII se creó, en el año 2007 la palabra “innovación” no estaba en el vocabulario de los uruguayos. Hoy cualquier pieza publicitaria te habla de ella; está, de alguna manera, de moda, y eso es muy importante porque significa que la sociedad entera está comenzando a comprender estos fenómenos”, reflexionó Brum.

Con foco en el mercado, el BID sugiere fortalecer la inversión internacional de las nuevas empresas, como lo puede ser el atraer fondos de capital de riesgo internacionales, estimular la demanda por soluciones innovadoras por parte del sector público, apalancar capacidades científicas para atraer centros privados de innovación, estimular la demanda por soluciones innovadoras por parte del sector privado y apoyar la articulación de la demanda.

Por último, en cuanto al contexto, recomienda modernizar la regulación de sectores intensivos en innovación, ajustar la política migratoria y de reconocimiento de títulos, fortalecer las funciones de los actores del sistema de propiedad intelectual y adecuar la regulación laboral a las necesidades de las empresas tecnológicas.

Aumentar inversión

En el mes de julio la ANII cumplirá 11 años de existencia. “Se ha tejido bastante la trama”, observó Brum y puso como ejemplo a los Centros Tecnologicos, los fondos sectoriales y la alta tasa de retorno de los estudiantes que viajan al exterior, y que se ubica hoy en un 96%.  Sin embargo, hoy se tiene más demanda en todo, en comparación con lo que realmente se puede satisfacer. “Tenemos más proyecto en investigación básica, aplicada, en fondos sectoriales y en inversión de empresas que dinero”, explicó. Añadió que se debe seguir saliendo en búsqueda de socios y trabajar en lograr aumentar “dramáticamente” la inversión privada en desarrollo de innovación en Uruguay”.

Más ingenieros, por favor

Con fenómenos de cambios tecnológicos veloces como los que se experimenta actualmente, es más fácil hablar de innovación dentro de la sociedad. El mundo está cambiando, y la educación también. Desde la agencia subrayan que hay un mayor número de personas que realizan doctorados y maestrías en nuestro país, así como también el ingreso de extranjeros a Uruguay, lo que facilita los procesos de innovación.

De todas formas, siguen faltando ingenieros, tal como afirmó Leonardo Loureiro, presidente de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI) a CRÓNICAS en la pasada edición del viernes 18 de mayo.

“Me parecería muy importante que lográramos, en algún momento, ponernos de acuerdo en fijar algunas prioridades. Una de ellas es tomar medidas para invertir más en tener ingenieros. Esto es injusto de alguna manera, pero necesario. Si no logramos tener mayor capital tecnológico, en cualquiera de las ramas de la ingeniería, vamos a tener problemas porque el mundo lo exige”, remarcó, y agregó que “es hora de empezar a privilegiar algunos programas de educación”.