Albertoni sobre comercio exterior: “Uruguay ha perdido en esta década demasiado tiempo”

Acuerdos bilaterales > "Yo no sé si la lógica es negociar con los grandes", consideró

En diálogo con CRÓNICAS, el Doctor en Política y Relaciones Internacionales, Nicolás Albertoni, se refirió a la realidad uruguaya en materia de inserción internacional. Así, reflexionó sobre el Mercosur y su modernización en un contexto post crisis, y analizó cómo debería pararse Uruguay frente al mundo actual del comercio exterior. En este sentido, el experto comentó que el horizonte del país «deben ser nuestros competidores», haciendo alusión especialmente a Oceanía. A su vez, aseguró que «Uruguay ha perdido en esta década demasiado tiempo».

Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo

– ¿Cómo evalúa la gestión de las relaciones internacionales del gobierno en este año caracterizado por la pandemia?

– Esa salvedad no es menor. A veces cuando se hacen críticas en términos generales parece como que no se dan cuenta que estamos en un año de pandemia. No nos debe apaciguar, porque es verdad que el mundo siguió, pero nosotros tenemos la traba inicial -si se quiere- de un debate eterno para algunos, como es el tema Mercosur, que también genera que en un contexto de crisis como el de hoy uno no puede dar pasos dobles, como sí los han dado otros países, como así también Nueva Zelanda y Australia, que tienen brazos más flexibles para realizarlo.

Entonces, yo creo que es la combinación de dos factores: la pandemia y un Mercosur que parece querer poner sobre la mesa algunos temas de repensarse.

Quedó claro desde un inicio que hay una impronta de querer concretar. A mí me gusta hablar de consensos pasivos… Hay un consenso pasivo a nivel nacional en estos temas de saber hacia dónde queremos ir, pero por lo menos en este gobierno se ve una impronta de un consenso activo; es decir, dado que está ese consenso pasivo de hacia dónde ir, veamos de concretarlo.

– Ha insistido que una de las razones que deberían motivar al Mercosur a dar pasos importantes es el hecho de que el mundo está yendo hacia otro camino. ¿Por qué es importante que en el bloque se dé este debate?

– Nos debemos sincerar y ver que la lógica de modernización del bloque no es sinónimo de fracaso del Mercosur, sino de una adaptación a un nuevo tiempo, con nueva evidencia. Nos cuesta mucho concretar acuerdos porque tenemos agendas diferentes. Ahí está la importancia. El tema número uno en la agenda es el Mercosur; yo le pondría temporalidad hasta fin de año para saber en dónde estamos parados.

– Habla de modernizar el Mercosur. ¿Qué implica esto, cómo debería ser el proceso?

– (Hay que) hacer evidente que cuando hay países que nos invitan a negociar, o nosotros salir a buscarlos, y no hay una razón o interés inmediato de parte de los miembros de concretar ese acuerdo, ahí a todas luces debe existir una lógica de que por lo menos las economías menores -Paraguay y Uruguay-, puedan tener cierta flexibilidad de avanzar a otros tiempos. No necesariamente en la agenda comercial tradicional, aduanera propiamente, sino ver que en una negociación de las que se les llama big agenda agreements -que son acuerdos que van más allá del comercio- hay capítulos de inversión, de cooperación, y después sí hay capítulos comerciales propiamente. Pero en cooperación e inversiones, yo creo que a todas luces no habría ningún problema que mañana Paraguay o Uruguay -o incluso los otros grandes también- puedan ir bilateralmente, que empiece a impregnarse en la agenda del Mercosur esta posibilidad.

Lo que nos estamos perdiendo es avanzar en capítulos cualitativos como cooperación o inversiones. Eso es lo de máxima, un Mercosur flexible. 

Después, es darnos cuenta de que si no hay factores de consenso se puede jugar un poco a la lógica post crisis. No hay dudas que un país como el nuestro luego de la pandemia va a necesitar una expansión comercial, económica y de inversiones. Si mañana pedimos flexibilidades más micro, post crisis, para un puñado de sectores, le pido al Mercosur para salir a buscar mercados y no le pido que me abra todo y flexibilicemos. Esta lógica podemos usarla también como argumento, pero el elemento de máxima que presentó el gobierno creo que sería un “second best” de poder empezar a negociar; “ya que ustedes no quieren, déjennos por lo menos usar la integración para poder salir de esta crisis».

– Se refiere a la propuesta hecha por Uruguay a Argentina para flexibilizar el bloque. ¿Cuál cree que será la respuesta? ¿Qué camino debería tomar nuestro país?

Primero, esperar. Si realmente es muy magra la aceptación que exista -o nula- a la propuesta, yo creo que Uruguay no debería quedarse con las manos vacías en esta conversación y tendría que reverdecer el diálogo. Me parece que la lógica de concentrarnos en un escenario post crisis y ver en el bloque una plataforma para salir de esto y poner una propuesta concreta sería un segundo escenario para ver.

No es menor que las empresas (uruguayas) siguen dependiendo mucho del bloque. Esto no es un cambio de domingo a lunes. En 2020 exportaron aproximadamente 1.600 empresas en Uruguay. Unas 800 de ellas (el 50%) exportaron algo al Mercosur; 500 (el 31%) exportaron más del 75% de sus productos al Mercosur; 400 (es decir, el 25%) exportaron entre 90% y 100% al Mercosur. O sea que el 25% de las empresas que exportan están atadas al Mercosur.

Por eso esto no es un debate de blanco o negro. Acá hay cuestiones de márgenes y de política pública a zurcir. No hay que dar portazos, porque hay un tema estructural de nuestras exportaciones que no es menor y nos puede costar muy caro si queremos hacer -como habían dicho por ahí- un «Uruexit». Es más, yo creo que este escenario es casi imposible; es más bien de diálogo, diplomacia y quizás la espera, pero para lograr consensos intermedios.

No hay que dar portazos, un ‘Uruexit’ nos puede costar muy caro. El escenario de ‘Uruexit’ es casi imposible”.

– ¿Qué país debería tomar Uruguay como ejemplo de comercio exterior? ¿Cuánto falta para llegar a eso?

– Nuestro horizonte deben ser nuestros competidores. Uruguay ha perdido en esta década demasiado tiempo. Entonces, el horizonte son nuestros competidores y además ser proactivos, tener una agenda bastante armada.

– ¿Cuáles serían nuestros competidores? ¿Qué países o mercados los constituyen?

– Nueva Zelanda y Australia, países con una agenda, con una estructura productiva muy similar y hasta una cierta lógica climática comparable.

Yo me focalizaría en Oceanía. De hecho, hay un número concreto por del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), dónde venimos trabajando en el IVC (Índice de Vulnerabilidad Comercial). Los datos de 2020 mostraban que el 63% de nuestras exportaciones pagan aranceles al entrar. Mientras tanto, en Nueva Zelanda esto es el 30% y en Australia el 25%. Entonces, en términos deportivos, estamos saliendo a la cancha varios goles abajo.

– Durante varios años se ha hablado de la posibilidad de un TLC entre Uruguay y China. Además, el Mercosur tiene en agenda a países como Corea del Sur, Líbano, Canadá y Singapur. ¿Con qué otros países cree que Uruguay podría, o debería, profundizar sus relaciones comerciales?

– Si queremos una lógica más bilateral (si se habilita), yo creo que los países de mayor complementariedad y de escalas negociables con Uruguay serían una buena estrategia. Con esto me refiero concretamente a Singapur, Corea, países de complementariedad y escalas similares o cercanas.

Yo no sé si la lógica bilateral es empezar con grandes. Países como Estados Unidos (EEUU), China, o un bloque como la Unión Europea (UE) cuestan. Si mañana surge una lógica de flexibilización, no me inclinaría hacia economías grandes, sino más bien hacia economías complementarias y después sí, ir a un segundo nivel, mientras el Mercosur se termina de discernir cómo va a lidiar con las economías grandes y las flexibilizaciones.

– ¿Cómo ve el acuerdo con la UE? ¿En qué momento está, cómo estamos parados?

– En un momento de enorme incertidumbre. Cuando se ponen temas sobre la mesa tan abstractos como tener políticas medioambientales buenas es muy complejo continuar; y lo digo desde el aprecio a la UE. Yo creo que es uno de los bloques con quien deberíamos seguir profundizando mucho más porque tiene valores muy similares y cercanos a los nuestros.

Pero yo creo que hoy el momento es de enorme incertidumbre porque el escollo es un tema muy difícil de cuantificar, de enorme importancia para los dos, pero de enorme dificultad para medir.

– Uruguay proyecta grandes avances en materia de impacto ambiental. ¿Puede ser un punto a favor para construir nuevas alianzas?

– Hay una agenda en términos de servicios, economía digital, en aspectos medioambientales en las que Uruguay cuando quiera puede salir a la cancha. Nadie lo puede limitar. Entonces, yo creo que nuestro país hasta podría ser un actor protagónico en el mundo, y así como se generó un TISA para servicios, tener un papel  destacado en el mundo del comercio y las reglas medioambientales, y nos puede poner en agenda. Un acuerdo plurilateral de consensos intermedios en temas ambientales en donde Uruguay sea un actor protagónico creo que sería una buena idea.

“La presidencia de Brasil del Mercosur en el segundo semestre es la última bocanada de oxígeno que tenemos para una posible modernización en corto plazo del Mercosur”.

– A partir de julio, Brasil tomará la presidencia pro témpore del bloque. ¿Qué puede esperarse del mandato? ¿Brasil puede ser un gran aliado para Uruguay en sus objetivos?

– Si hay un poco de oxígeno a todo lo que estamos hablando en cuanto a modernización del bloque, va a ser en el segundo semestre. No diría que vamos a encontrar más oxígeno posterior a eso; empezamos con una bola electoral en América Latina que va a llevar su tiempo.

Efectivamente, la ventana de oportunidad que tenemos para la modernización es esa; para la modernización o para el second best que hablábamos también, que es reducirlo a una estrategia de contingencia post crisis. Sí, yo creo que puede haber oxígeno, que no quiere decir que se va a resolver nada, pero es la última bocanada de aire que tenemos para una posible modernización en el corto plazo del Mercosur.

– ¿Cuáles son los desafíos y oportunidades para Uruguay hoy? Entre la región, Latinoamérica en general, EEUU, Europa y China.

– El tema de la agenda número uno debe ser tener un concepto claro de dónde estamos parados en el Mercosur. Uruguay tiene que ver cuál va a ser la estrategia ahí.

Después depende, porque se abren como dos escenarios. ¿Qué pasa si el Mercosur se moderniza, o si no pasa? Imaginemos un escenario intermedio, un Mercosur que va a mostrar alguna posibilidad de flexibilización… Yo creo que ahí tendríamos que reverdecer la lógica con Asia. Hay países de Asia con mucha complementariedad -aparece Vietnam, Corea, Singapur-, y yo creo que hay lógicas muy similares para sentarnos a la mesa con una agenda muy complementaria.

En tercer lugar, claramente, pienso que deberíamos poner el oído en lo que está pasando en Oceanía y empezar a acercarnos un poquito más.

– Pertenece al sector Acción País dentro del Partido Colorado. ¿Le gustaría integrar un equipo, por ejemplo, en Cancillería?

Hoy mi visión de la política no pasa por candidaturas. Lo que me desvela es la búsqueda de acuerdos que nos permitan avanzar hacia el desarrollo. En esa batalla siempre me van a encontrar.


Bien reconocido

– El pasado 13 de mayo se enteró que fue condecorado por su trabajo y servicio a la University of South California. ¿Qué significa este logro?

– A veces los logros son esas cosas lindas para coronar procesos y saber que uno va en los caminos de contribución. Yo lo tomo así.

El premio concretamente, el reconocimiento se lo da al 1% de los graduados, o sea que de 27.000 se lo dieron a poco más de 200. De todas las áreas, había química, física, y a mí concretamente -con otra colega americana- nos reconocieron por la contribución de nuestros trabajos a los temas de relaciones internacionales a nivel global.

Eso fue de hecho en base a la tesis doctoral que acabo hace poco de terminar, entregar y defender; un trabajo de cinco años que lo que trata es poner en agenda estos temas. De hecho, lo miraba del lado del proteccionismo. Los países están protegiendo con medidas mucho más no arancelarias que arancelarias, y poco se está haciendo en términos de regulación para limitar las medidas no arancelarias.