Benavente: “La meta de inflación está costando más de lo que debería porque el BCU no tiene un solo objetivo”

María Dolores Benavente, presidenta de la Academia Nacional de Economía

La economista, en una entrevista que brindó a CRÓNICAS, explicó sus puntos de vista al respecto de los temas de coyuntura que se envuelven dentro del debate económico. Benavente mostró su preocupación al respecto de la falta de concreción de acuerdos internacionales, un apartado que considera una “materia pendiente” para el país, al igual que la reforma del Estado, y recalcó que la inflación, a pesar de haber tenido una “pequeña” corrección a la baja, “sigue estando por fuera del rango meta”.

-¿Cómo evalúa la marcha de la economía en términos generales?

-En términos generales, teniendo en cuenta todas las restricciones internacionales y regionales que se han dado, la economía está funcionando bien. El producto empezó a crecer, creció fuerte el año pasado y algo más débil este año, aunque se espera que siga creciendo. El empleo se está recuperando y en este segmento vemos más logros. Donde no se observan tantos logros es en la inserción internacional. Otra cosa que tiene un resultado positivo es la reputación del país y cómo es visto por los organismos internacionales, las calificadoras de créditos y los inversores, eso es algo bueno porque hay más inversiones, más empleo y más calidad de vida.

-¿Qué perspectivas tiene con respecto a las metas del gobierno en cuanto al déficit fiscal y la inflación?

-La inflación si bien tuvo una pequeña corrección a la baja, sigue estando por fuera del rango meta. El asunto es bastante más profundo, hay que ver si dentro de las metas del Banco Central de Uruguay (BCU) tiene que haber solo un objetivo de inflación y de defender la moneda nacional o si también debe tener un objetivo de actividad y empleo. Como en Uruguay se tienen ambos objetivos, siempre se debe estar haciendo sintonía fina entre las perspectivas de inflación y de actividad. La meta es difícil, se está cumpliendo, se mostró que se podía bajar el déficit sin aumentar los impuestos, pero la meta de inflación está costando más de lo que debería porque el BCU no tiene un solo objetivo, tiene uno doble que en muchos casos pueden aparecer contrapuestos. Aunque hay quienes piensan que no hay mejor política de empleo y de actividad que tener una inflación baja. Entonces, en ese espectro de pensamiento económico, el BCU actúa con un mandato que debe tener en cuenta la inflación y la actividad. Creo que en cuanto a las metas de déficit se están cumpliendo, pero las de inflación van a costar más.

-Diego Labat, presidente del BCU, ha hecho énfasis en que las políticas de la entidad van más allá de solo fijar la tasa de interés y que la intención es “convencer” a los agentes económicos. ¿Qué opina al respecto?

-Labat tiene razón, pero el problema es que Uruguay es un país acostumbrado a la inflación, que la padece desde 1940. Y en ese acostumbramiento, la gente no se horroriza porque las marcas estén en 7% y 8%. En otros países sería horrible y acá estamos tan acostumbrados a que mientras no pase el 10% no existe una sensación de peligro. Dar vuelta esto es muy complicado, son décadas de acostumbramiento a la inflación y de mecanismos de defensa, como las indexaciones que tan dañinas son para la economía, porque es defenderse de la inflación. Entiendo lo que dice Labat, pero es muy difícil dar vuelta las expectativas cuando sistemáticamente no se ha cumplido con bajar la inflación.

-¿Fue suficiente el recorte del gasto que se hizo y que permitió consolidar el grado inversor?

-Es difícil decir si es suficiente. Siempre cuando uno va a organismos públicos ve lugares donde se podrían hacer más recortes, el problema es que nosotros somos una sociedad muy conservadora, tenemos muchos más funcionarios públicos de los que deberíamos tener, el tema es quién hace un ajuste así. Se está haciendo el ajuste ahora puntualmente de que algunos retiros no se reponen, pero lo cierto es que siempre se puede hacer un ajuste para ser un poco más eficiente. Creo que se hizo el ajuste posible para poder cumplir con las metas sin resentir los servicios.

-¿Qué se puede esperar de la Rendición de Cuentas considerando que estamos próximos al año electoral? ¿Es esperable un nuevo aumento del déficit?

-Sería una señal muy importante que en la Rendición de Cuentas el único gasto que se aprobara fueran esos US$ 20 millones para adicciones y salud mental. Esto sería ideal, una señal fantástica para todo el mercado. En cuanto al déficit, yo creo que se va a mantener la disciplina fiscal, la ministra Arbeleche es muy firme en las convicciones que tiene respecto a este tema y pienso que va a mantenerse.

-¿La reforma del Estado sigue siendo una de las cuestiones pendientes?

-La reforma del Estado sigue siendo una cuenta pendiente. Las dos asignaturas pendientes son la inserción internacional y la reforma del Estado. En este último apartado, lo único que se hizo, creo que más por temas fiscales que por otra cosa, fue la reforma de la seguridad social. El gasto público bajó lo posible y necesario como para poder bajar el déficit sin aumentar impuestos, pero siempre es posible hacer una reingeniería, reducir la plantilla de funcionarios públicos, porque no nos olvidemos de que esto es una plantilla y un gasto público crecido, cuyo peso cae sobre los hombros del sector privado, que es el verdadero generador de empleo de la economía y el verdadero generador de bienestar. El Estado crea políticas sociales con recursos que vienen del sector privado. No nos podemos olvidar de estas cosas que parecen tan obvias, pero que cada tanto hay que repetirlas.

-¿Qué lectura hace del contexto regional y qué impacto tiene en la economía local?

-Tenemos un contexto complejo. Argentina es un susto atrás de otro. Cuando parece que no puede estar peor, pasa otra cosa. Nosotros estamos bastante blindados, solo nos incide en el turismo. Pero en cuanto al sector financiero o las exportaciones, en aquellos canales en los que antes teníamos mucha vulnerabilidad, ahora no la tenemos. Pero es complicado tener un vecino tan inestable. En cuanto a Brasil, fueron sorprendentes las declaraciones del presidente en el reciente retiro, porque hubo un viraje en cuanto a la política en relación a Venezuela. Pero es más grave aún que cuando se miran las declaraciones del presidente Lula diciendo que quiere un acercamiento con la Unión Europea (UE), luego hay voces del gobierno de Brasil que dicen que no, y realmente esas dos caras no se sabe cómo conciliarlas. Creo que el Mercosur tiene una oportunidad importante de ingresar a este acuerdo con la UE y sería una pena que se perdiera nuevamente la oportunidad.

-¿Qué evaluación hace de la política internacional de este gobierno? ¿Preocupan las escasas concreciones en materia de acuerdos?

-En ese apartado hay otra asignatura pendiente para Uruguay que se arrastra desde hace muchos años y que cambiaría la pisada teniendo en cuenta la oportunidad para adherirnos al Acuerdo Transpacífico (Cptpp). Ante esto, lo único que podemos esperar como observadores es que se apresuren los plazos para llenar los formularios correspondientes y que se hagan los sanos cabildeos necesarios ante el resto de países, para que Uruguay sea admitido en este tratado, que no olvidemos que es un Tratado de Libre Comercio (TLC) donde no hay regiones, sino países, por lo tanto, no deberíamos tener ningún problema a nivel del Mercosur por entrar ahí.

Lo segundo a tener en cuenta es que es un tratado de última generación, los países que lo integran tienen una evaluación positiva solamente por el hecho de integrarlo, y ni hablar de las oportunidades que implica para Uruguay ingresar a un acuerdo de este tipo. Tenemos que apretar un poco más el acelerador en cuanto al ingreso de Uruguay al Cptpp y apartados en los que no dependemos del Mercosur. Debemos tener en cuenta que esto no es solo vender más productos y servicios, es también recibir más inversión para lograr un mercado más grande, lo que implica más empleo. Cuando hablamos de estos TLC, no estamos pensando solamente en vender más carne y leche, estamos pensando en toda la inversión que hay aparejada para aprovechar este tratado, una inversión que implica puestos de trabajo de calidad, que lleven a Uruguay a donde se necesita.

-¿Han ido en el camino correcto los anuncios de eventuales TLC como el de China por parte del gobierno, o se apuró?

-No considero que se haya apurado. Al contrario, creo que, desde un punto de vista económico, cuanto más se apuren y más se firmen, mejor va a ser para nuestra economía. Mostrar una vocación de que se quieren firmar los acuerdos es muy saludable. En cuanto a cómo lo comunicó y a las expectativas que se generaron, hay que tener en cuenta que los contrarios juegan, pero no comunicarlo y transmitirlo no hubiera sido correcto. Desde un punto de vista económico es un aspecto sumamente necesario, ya que es un apartado en el que estábamos bastante pasivos. Decir y comunicar las intenciones es una forma de marcar la cancha. Pero dependemos mucho de que los gigantes, sobre todo Brasil, no pongan cara fea, porque, ¿quién va a querer firmar con Uruguay si Brasil pone cara fea?