“La baja disponibilidad de recursos humanos termina siendo una restricción para muchas empresas extranjeras”

ENTREVISTA

Ramón Pampín, economista y gerente de PwC Uruguay

Según lo entiende el economista Ramón Pampín, es una “muy buena noticia” que la actual administración del Banco Central siga en busca del objetivo de tener una inflación “baja, estable y predecible”. Así lo explicó en una entrevista con CRÓNICAS, en la que también subrayó que Uruguay se fortalece mediante el cumplimiento de las reglas y el respeto hacia ellas, y no “desde la improvisación». Por otro lado, dijo que la baja disponibilidad de recursos humanos termina siendo una restricción para muchas empresas extranjeras al momento de pensar en atraer inversiones al país.

-¿Cómo evalúa los primeros meses de gobierno de Yamandú Orsi en materia económica?

-Lo evalúo bien. A veces los gobiernos se montan sobre políticas que vienen de atrás, las mantienen y las mejoran. Puntualmente, con el tema de la inflación podía caber alguna duda y se aclaró rápidamente. Estamos con una cifra de inflación al día de hoy que está en el margen del 4,5%, lo que es una muy buena noticia y con un Banco Central del Uruguay (BCU) que sigue con un solo objetivo, que es combatir la inflación, además de mejorar el uso de los instrumentos. Esto es algo muy bueno y que hay que destacar en cuanto a la política monetaria. Que este tipo de cosas se sostengan cinco años más es una muy buena señal, que no era algo trivial en la lectura que se hacía en el período post elecciones y es algo que se resolvió muy rápido. Es bueno seguir insistiendo en algo que Uruguay no había resuelto hasta hace unos años, en cuanto a tener una inflación baja, estable y predecible, que son tres características claves y muy importantes.

-El atraso cambiario sigue siendo un reclamo desde distintos sectores de la sociedad, principalmente del agroexportador. ¿Qué postura tiene al respecto?

-Lo que ocurre es que al BCU no le podemos pedir más que lo que el BCU puede manejar, que es el compromiso con un instrumento. Si le pedimos que se involucre con más de un objetivo y tiene un solo instrumento, estamos en problemas. Por lo tanto, cuando a veces se le pide al BCU que resuelva todos los problemas del país, es algo complejo. Quizá lo que debemos pedirle es que resuelva el mandato de bajar la inflación, que ya se logró. Teniendo una inflación que era históricamente alta, nos faltaba el paso fundamental de inflación baja, estable y predecible. Es algo que el BCU hoy en día está redoblando el esfuerzo que se hizo en la administración pasada, con Diego Labat al frente del ente y, por lo tanto, creo que es algo que hay que reconocer. Mejorar las intervenciones y no exacerbar los desequilibrios, pero al BCU no podemos pedirle que resuelva todos los problemas de la economía.

-¿Cómo impacta la coyuntura internacional en las decisiones que se puedan tomar de acá en más?

-El contexto externo es ideal para que el BCU continúe en este proceso de desinflación. Lo que ocurre es que tenemos un contexto externo muy favorable en algunos sentidos, que deben ser tenidos en cuenta porque estamos en bajada, por así llamarle, para poder intentar profundizar en este camino. Y esto me parece que es un punto muy positivo. En cuanto al dólar, Uruguay tiene factores idiosincráticos muy particulares como país emergente y siempre hay que estar atento a este tipo de movimientos en el plano internacional, porque, en definitiva, no nos despegamos de lo que ocurre y acontece a lo largo del mundo.

-En este contexto de incertidumbre, donde se impone una guerra arancelaria, como la denominan los especialistas en el tema, con Brasil enfrentado a Trump y Argentina avanzando con Estados Unidos de forma bilateral, ¿cómo entiende que debería pararse Uruguay?

-Uruguay, con las restricciones que tiene una economía pequeña, siempre deberá hacer los deberes mejor que nadie, y esto es algo muy importante. Hay circunstancias que son un dato para el país, como el acercamiento de Milei a Trump y el enfrentamiento entre Estados Unidos y Brasil. Y Uruguay debe tener muy claro desde dónde se fortalece. Nuestro país se fortalece mediante el cumplimiento de las reglas y el respeto hacia ellas, y no desde la improvisación. Entonces, eso vuelve a Uruguay un país muy aburrido al cumplir las reglas, pero brinda previsibilidad al apostar siempre al camino del medio. En el promedio, a Uruguay siempre lo van a encontrar en una trayectoria predecible.

-El ministro Gabriel Oddone, meses atrás, marcó la cancha y dejó claro que se requerirán US$ 12.000 millones de inversiones o no se podrá cumplir con las demandas sociales que tiene la población. ¿Dónde están las claves a la hora de promover esos niveles de inversión?

-En este tema hay dos puntos muy sensibles: los impuestos y los recursos humanos. En general, cuando los inversionistas miran hacia Uruguay, anotan en la libreta cuánto se paga de impuestos y todo lo relacionado a las relaciones laborales. Obviamente, después está todo el ecosistema y el contexto que el país les puede asegurar desde el punto de vista institucional y desde las reglas de juego claras, que se suele destacar de Uruguay. Más allá de eso, el país tiene la tarea de construir muchas oportunidades en cuanto a determinados sectores, aunque hay que tener en cuenta que es muy difícil generarlas. Si bien hay oportunidades de negocios concretas en algunos rubros y sectores, digamos que no es un trabajo sencillo de llevar adelante para todas las partes. Porque, como se ve, aunque influye el tema de las restricciones históricas de Uruguay en cuanto a que es un país pequeño, se pueden dar exoneraciones tributarias a los inversores, pero a veces la baja disponibilidad de recursos humanos termina siendo una restricción para muchas empresas extranjeras. Ocurre lo mismo con la determinada calificación de los recursos humanos en algunas áreas que las empresas necesitan y demandan. Entonces, eso hace que termine siendo más un arte este tema de atraer inversiones. Por eso, Uruguay debe fortalecerse mucho en las cosas que hace bien, para después poder redoblar los esfuerzos en mejorar las cosas que no están tan bien, junto a todos los desafíos demográficos y al hecho de cómo el país distribuye las oportunidades que brinda para aquellas empresas que se puedan radicar en lugares del país. Y para poder explotar eso, se debería asegurar que se va a brindar determinadas garantías. No es fácil atraer inversión extranjera directa en determinados sectores.

-¿Cree necesario que se reformule el actual régimen de atracción y promoción de inversiones?

-Si, siempre hay que ver este tipo de cosas. A toda esa matriz de incentivos tributarios debemos entender que, si queremos que esto se desparrame hacia los uruguayos, existen importantes desafíos a nivel de la educación, para que pueda permear en todos los quintiles, incluso regional y geográficamente. Creo que estamos en la instancia de ser un país de renta media, en promedio, como para poder plantearnos este tipo de desafíos. De decir que vamos a atraer inversión extranjera directa, que es una de las formas de crecer, pero también saber que eso se debe alimentar con insumos más allá de toda la parte de los estímulos tributarios y demás. A las empresas que vengan a radicarse, cuando digan que necesitan 400 jóvenes de entre 18 y 23 años que hablen inglés nativo, debemos poder brindarle el personal que necesitan. Creo que deberíamos empezar a pensar en este tipo de cuestiones, más allá de decir que se van a captar tales y cuales inversiones. Esto que menciono hace referencia también a la calidad de las inversiones que podemos llegar a atraer. 


“La Ley de Presupuesto requiere ser traducida en el sistema de preferencias de la sociedad”

-Uno de los hitos que tendrá este primer año de gobierno es la Ley de Presupuesto, que será la ley madre del quinquenio, como se la suele llamar. ¿Dónde entiende que debe estar la prioridad a la hora de elaborarla y de pensar en la reasignación de gastos?

-Por cualquier definición, la política fiscal debe traducir las preferencias de la fuerza política que ganó el gobierno y las elecciones, que representará, en parte, los acuerdos parlamentarios que van a aprobar la ley. De hecho, la política fiscal se traduce mediante una ley que requiere mayorías parlamentarias, pero la política monetaria no se vuelca a un debate parlamentario, sino que simplemente se ejecuta de otra forma. Por lo tanto, la Ley de Presupuesto requiere ser traducida en el sistema de preferencias de la sociedad y, en definitiva, las mayorías que logren y representen a quienes ganaron, van a darle las prioridades que tengan en cuanto a la estructura de gasto que emerja. A mí me da la sensación que, en ese camino aburrido en el que viene Uruguay, veremos en la Ley de Presupuesto algo moderado, que representa a una tendencia de priorizar algún tipo de gasto que estaba planteado como prioritario en la campaña electoral y que, en definitiva, hay variables que no se van a manejar. Lo que evolucionen los ingresos fiscales va a depender mucho de cuánto crezcamos, porque si más crecemos más recaudamos, estas son cuestiones que van de la mano. Por otro lado, en el contexto de una política monetaria que se mantiene con una inflación persistente, estable y duradera, creo que vamos a ver una Ley de Presupuesto que va a tener una regla fiscal 2.0, que va a mantener dos de los tres anteriores pilares y va a incorporar el pilar de deuda prudente. 


“Dentro de los países emergentes, somos los que usamos traje y corbata”

-¿Cómo analiza la trayectoria del dólar en la actualidad?

-Está estable. Uruguay es un país emergente muy sofisticado. Nos volvimos a alinear con el mundo, pero dentro de los países emergentes, somos los que usamos traje y corbata. Por lo tanto, damos buenos rendimientos, aseguramos mucha tranquilidad y tenemos canales muy interesantes. Si bien somos un mercado financiero muy poco profundo y con ventanas chicas para entrar y salir, da la sensación de que no dejamos de ser muy atractivos. Entonces, en la medida en que no haya ninguna noticia rimbombante, está muy calmo todo en Uruguay.